El COVID-19  está alterando por completo nuestro estilo de vida. En un escenario de  incertidumbre, experimentar ansiedad es normal. Sin embargo, es necesario  manejarla para poder dar lo mejor de nosotros mismos y vencer entre todos esta  situación de emergencia.
En psicología  conocemos muy bien un fenómeno llamado contagio social. Son situaciones en las  que las emociones se propagan hasta desencadenarse situaciones de elevado  estrés, preocupación y hasta pánico.  La ansiedad por coronavirus está impregnándose en nosotros y es necesario contener su efecto para  manejar entre todos, y de manera acertada, la actual situación.
    Esa sensación  de pánico no solo altera nuestro estilo de vida. Las ondas de su impacto afectan a la economía y  lo que es peor nos aboca hacia comportamiento poco útiles e incluso irracionales. Solo como ejemplo, ahora mismo, una parte de la  población tiene en su casa abastecimiento de papel higiénico para cerca de tres  meses. ¿Tiene sentido esto último? En  apariencia, no. 
Debemos tenerlo claro. La ansiedad forma parte de nosotros y como tal tiene una finalidad y una importancia. Gracias a ella reaccionamos ante los peligros y favorecemos nuestra supervivencia.
Debemos tenerlo claro. La ansiedad forma parte de nosotros y como tal tiene una finalidad y una importancia. Gracias a ella reaccionamos ante los peligros y favorecemos nuestra supervivencia.
 
Ahora  bien, en contextos de  incertidumbre e inquietud como el momento actual es más importante que nunca  tenerla bajo control. Debe ser  nuestra aliada y no esa mecha que intensifica la preocupación y nos aboca hacia  conductas poco ajustadas y hasta ilógicas.
El miedo puede ser en el escenario actual un segundo virus tan peligroso como el COVID-19. ¿La razón? Dejarnos llevar por él intensificará nuestro malestar psicológico y dejará entrever lo peor de nosotros mismos. No es el momento. En estos días necesitamos superarnos, despertar nuestras fortalezas mentales.
El miedo puede ser en el escenario actual un segundo virus tan peligroso como el COVID-19. ¿La razón? Dejarnos llevar por él intensificará nuestro malestar psicológico y dejará entrever lo peor de nosotros mismos. No es el momento. En estos días necesitamos superarnos, despertar nuestras fortalezas mentales.
Ansiedad por coronavirus ¿qué podemos hacer?
A todos nos  suena el clásico mensaje británico de «Keep Calm and Carry On» (Mantén  la calma y sigue adelante). Esta frase apareció por primera vez en Reino Unido en 1939 en forma de  panfleto para subir la moral de la población. Más tarde, como bien sabemos, se  convirtió en icono. Sin embargo… ¿sirvió de algo en aquel momento?
    Seguramente, la gente agradeció la idea del gobierno, pero en realidad,  no sirve de mucho que nos digan aquello de que mantengamos la calma.
En este caso, para aliviar la ansiedad por coronavirus se necesita algo más: debemos entrenar nuestro enfoque mental. Se trata en realidad de reducir la hiperactividad de la amígdala cerebral y de nuestras emociones, para activar la corteza prefrontal. Esa región que nos permite actuar y pensar de manera más centrada y reflexiva.
En este caso, para aliviar la ansiedad por coronavirus se necesita algo más: debemos entrenar nuestro enfoque mental. Se trata en realidad de reducir la hiperactividad de la amígdala cerebral y de nuestras emociones, para activar la corteza prefrontal. Esa región que nos permite actuar y pensar de manera más centrada y reflexiva.
1. Evita la infoxicación
Llamamos  infoxicación a la sobrecarga informativa. La Organización Mundial de la Salud  ha reconocido que la crisis actual está generando estrés a la población y un modo de reducir el impacto es evitar  estar expuestos las 24 horas del día a las noticias y datos que van saliendo a cada segundo.
Debemos estar informados, sí. Pero no nos obsesionemos. Estar pendientes de las cifras, las tasas de infección y las especulaciones eleva la ansiedad por coronavirus.
Debemos estar informados, sí. Pero no nos obsesionemos. Estar pendientes de las cifras, las tasas de infección y las especulaciones eleva la ansiedad por coronavirus.
2. Ante los pensamientos negativos, racionaliza
Tener miedo es  lógico y esperable. No obstante,  ese miedo debe ser  racional, por ejemplo –> «Temo infectarme. ¿Qué debo hacer  entonces?» tomar medidas de prevención». «Me da miedo que mi padre o mi abuelo  enferme»  -> «¿Qué puedo hacer? protegerlos». 
El miedo debe ser un mecanismo que nos permita tomar medidas útiles para la acción. Sin embargo, debemos por encima de todo, controlar esos pensamientos negativos que movilizan y aumentan el pánico.
De este modo, si nos asaltan ideas como «vamos a morir o esto no va a tener solución», lo que debemos hacer es racionalizar. ¿De qué manera? Buscando información fiable.
Basta con consultar los datos estadísticos de China: la tasa de letalidad es del 2.3 %.
El miedo debe ser un mecanismo que nos permita tomar medidas útiles para la acción. Sin embargo, debemos por encima de todo, controlar esos pensamientos negativos que movilizan y aumentan el pánico.
De este modo, si nos asaltan ideas como «vamos a morir o esto no va a tener solución», lo que debemos hacer es racionalizar. ¿De qué manera? Buscando información fiable.
Basta con consultar los datos estadísticos de China: la tasa de letalidad es del 2.3 %.
3. Ante la incertidumbre, rutinas
La ansiedad por  coronavirus se alimenta de la incertidumbre. La realidad es esta: estamos ante algo a lo que  nunca nos habíamos enfrentado. Es un virus nuevo y de momento no hay vacuna.
No sabemos tampoco cuánto durará la cuarentena y estas medidas tan restrictivas. Todo ello nos aboca a un estado de incerteza que no todo el mundo puede gestionar.
¿Qué podemos hacer ante esto? Lo mejor es centrarnos en el momento presente, en el aquí y ahora. Lo ideal en estos casos es establecer una rutina que cumplir y que nos obligue a focalizarnos en el momento actual.
No sabemos tampoco cuánto durará la cuarentena y estas medidas tan restrictivas. Todo ello nos aboca a un estado de incerteza que no todo el mundo puede gestionar.
¿Qué podemos hacer ante esto? Lo mejor es centrarnos en el momento presente, en el aquí y ahora. Lo ideal en estos casos es establecer una rutina que cumplir y que nos obligue a focalizarnos en el momento actual.
4. Compartir emociones para vivir mejor
La angustia es  un sentimiento común, sentirla no nos hace débiles. Es momento de aceptar todas nuestras  emociones y de compartirlas con los demás para hallar el equilibrio.
No se trata de intensificar el miedo, sino de manejarlo entre todos, de crear espacios donde nutrirnos de esperanza, energías y confort emocional.
No se trata de intensificar el miedo, sino de manejarlo entre todos, de crear espacios donde nutrirnos de esperanza, energías y confort emocional.
5. Ser realistas: el riesgo ni se minimiza ni se maximiza
Un modo de  gestionar la ansiedad por coronavirus es ser realistas en todo momento. No  hay que caer en mecanismos de defensa psicológicos en los que minimizar el  riesgo, decirnos que por ser jóvenes o por estar en una zona con bajo índice de  afectados, corramos menos peligro.
Por otro lado, tampoco hay que maximizarlo hasta el extremo de sufrir insomnio y dejar que el COVID-19 sea nuestra único pensamiento.
Hay un riesgo real y debe aceptarse. Se trata básicamente de adaptarnos a esta realidad siendo responsables de nosotros mismos y de los demás. Si me dejo llevar por el pánico no ayudo. Si lo infravaloro me pongo en riesgo y pongo a los demás. Por tanto, actuemos con equilibrio y sentido común.
Por otro lado, tampoco hay que maximizarlo hasta el extremo de sufrir insomnio y dejar que el COVID-19 sea nuestra único pensamiento.
Hay un riesgo real y debe aceptarse. Se trata básicamente de adaptarnos a esta realidad siendo responsables de nosotros mismos y de los demás. Si me dejo llevar por el pánico no ayudo. Si lo infravaloro me pongo en riesgo y pongo a los demás. Por tanto, actuemos con equilibrio y sentido común.
6. No tengo el control de lo que ocurre pero sí puedo controlar mis reacciones y actuaciones
Para manejar la  ansiedad por coronavirus hay que asumir otra realidad: no tengo control sobre nada de lo que  haga el COVID-19. No  obstante, sí puedo controlar mis reacciones y comportamientos. Es momento de  preguntarme cómo quiero recordarme el día de mañana cuando pase esta crisis.
     
    Lo ideal es verme a mí mismo como alguien que mantuvo la calma, alguien  que fue responsable, que se cuidó a sí mismo y fue capaz de atender a los  demás.
7. Objetivos cotidianos y conexión
Nadie podía  prever la situación actual, pero la estamos viendo y sin lugar a dudas la  afrontaremos. No obstante,  hasta que llegue ese día y logremos reducir la curva de infección como lo ha  conseguido China, pueden pasar semanas.
Hasta ese día, hay dos elementos que nos ayudarán a reducir el peso de la ansiedad por coronavirus: marcarnos objetivos y mantener el contacto con las personas que queremos.
Los objetivos deben ser a corto y largo plazo. Cada día cuando nos levantemos es recomendable marcarnos una meta (leer un libro, hacer algo nuevo con la pareja o con los hijos, hacer limpieza en casa, escribir, pintar, etc). Los objetivos a largo plazo deben recordarnos que los propósitos vitales siguen estando ahí, guiándonos y ofreciendo esperanza.
Por otro lado, es esencial mantener el contacto con los nuestros. Ahora más que nunca, Whatsapp y las videollamadas son nuestro sustento cotidiano. Hagamos uso de ellas y mantengamos la esperanza.
Hasta ese día, hay dos elementos que nos ayudarán a reducir el peso de la ansiedad por coronavirus: marcarnos objetivos y mantener el contacto con las personas que queremos.
Los objetivos deben ser a corto y largo plazo. Cada día cuando nos levantemos es recomendable marcarnos una meta (leer un libro, hacer algo nuevo con la pareja o con los hijos, hacer limpieza en casa, escribir, pintar, etc). Los objetivos a largo plazo deben recordarnos que los propósitos vitales siguen estando ahí, guiándonos y ofreciendo esperanza.
Por otro lado, es esencial mantener el contacto con los nuestros. Ahora más que nunca, Whatsapp y las videollamadas son nuestro sustento cotidiano. Hagamos uso de ellas y mantengamos la esperanza.
Nuestra actitud en el contexto actual, lo es todo.
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Por Psicóloga  Valeria Sabater
Fuente: Lamenteesmaravillosa.com
Fuente: Lamenteesmaravillosa.com
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