Sanar el Pasado

Sanar el Pasado


"Cada día la vida te da una nueva oportunidad para recomenzar, cambiar y crear un destino diferente. Y no es culpa de la vida si tu decides llenar este nuevo instante con las penas, rencores y temores del pasado." - William James

¿Cómo se esquematizan las experiencias en nuestro cerebro?. ¿Cómo podemos liberarnos de condicionamientos del pasado?. ¿Qué hace posible la sanación?

Redes Neurales

Uno de los aspectos más notables del funcionamiento del cerebro humano consiste en que seamos capaces de funcionar con altos niveles de complejidad, reaccionando simultáneamente a numerosos estímulos y de tomar decisiones al vuelo respecto a qué significan las cosas y qué hacer con ellas. No tenemos que tomar una nueva decisión en cada circunstancia ya que, al repetirse la experiencia, formamos asociaciones. En otras palabras, aprendemos de nuestra experiencia, y esto que aprendemos lo volvemos a utilizar como respuesta a nuevas situaciones.


Sanar el Pasado

La base mental para este tipo de aprendizaje se explica como un proceso que llamamos "potenciación de largo-plazo." Esto significa que las conexiones entre las células nerviosas se fortalecen con la estimulación repetida. El ejemplo más común de éste condicionamiento es el experimento del perro de Pavlov ¿lo recuerdan? Pavlov sonaba una campana cada vez que le daba comida a un perro, este aprendió a asociar el sonido de campana con alimentos salivando con solo oír el sonido de la campana aún sin alimento presente. Se establece así una vía nerviosa que conecta campana y comida, la cuál se fortalece con la repetición. Esto es condicionamiento clásico. Pero existen muchas otras formas de aprendizaje asociativo.

Los problemas surgen cuando este sistema, beneficioso y capaz de adaptación, es secuestrado por las respuestas negativas a estímulos por lo demás inocuos. Según parece, nuestro cerebro puede ser programado no sólo por las experiencias repetidas (así aprendemos) sino también por las circunstancias extremas. Por ejemplo, una situación de vivencia traumática como haber estado a punto de ahogarse puede poner a la persona en tensión con el simple hecho de estar cerca nuevamente de un lugar con agua. Los cambios en el cerebro y el aprendizaje asociativo pueden también ser resultado de una experiencia traumática. La tecnología por imagen hace posible observar al cerebro en acción, revelando cómo con el trauma cambian, por cierto, la estructura y función del mismo.

La teoría del apego, sugiere que en la infancia, las personas, aprenden con la interacción de la familia, y gente que los rodea, modelo y patrones de "funcionamiento internos" que utilizarán el resto de sus vidas en todas sus relaciones y en la visión e interpretación del mundo. Las experiencias tempranas en la vida desarrollan además de escalas de valores, el concepto de auto valor y autoestima. Con el tiempo, estos modelos aprendidos se utilizan para interpretar las nuevas experiencias, reaccionado en modos coherentes con lo aprendido y vivido en experiencias pasadas. Aún después del fallecimiento de las personas que impactaron nuestra vida siguen siendo vigentes en nuestra mente conciente e inconciente.

Estas, entonces, crean reglas implícitas para relacionarse con los demás. La teoría predice que los niños con historia de apegos seguros o inseguros responderán a los demás según estas expectativas de calidez e intimidad. Tales expectativas pueden evocar en los demás, para bien o para mal, la clase de respuesta que concuerde con sus expectativas iniciales. Lamentablemente, si estamos listos y a la defensiva contra un posible rechazo, mayor es la posibilidad de que ocurra. Una forma de verlo, es que uno encuentra aquello que busca.

Las moléculas de la emoción

Pero hay aún mas en al respuesta emocional que sólo este esquema. Cada emoción que sentimos circula por nuestro cuerpo en forma de elementos químicos llamados "neuropéptidos", que son aminoácidos de cadena corta o proteínas que le transmiten información a cada célula de nuestro cuerpo. La investigación sugiere que estas moléculas de emoción tienen un significativo rol de guía en lo que vivenciamos como percepción y elección consciente. Según esto, 'nuestras emociones deciden a qué vale la pena prestar atención… Los receptores (de nuestra red de información corporal, bioquímica) median en la decisión respecto a qué se torna en pensamiento que surge a la consciencia y qué permanece en el cuerpo como patrón de pensamiento enterrado a nivel más profundo.'

¿Por qué siempre emprendemos la misma clase de relaciones, tenemos las mismas discusiones, nos topamos con el mismo tipo de jefe? Según investigaciones realizadas, cuando los sitios receptores sufren constante bombardeo de neuropéptidos, pierden sensibilidad y se requieren más neuropéptidos para estimularlos. De hecho, los receptores diseñados para recibir neuropéptidos, empiezan a reclamarlos. En este sentido, nuestros cuerpos son adictos a los estados emocionales. Cuando pasamos por experiencias repetidas que generan la misma respuesta emocional, nuestros cuerpos desarrollan un apetito por este tipo de experiencias. Como el adicto, atraemos experiencias que nos aportan la ansiada dosis.

¿Estamos programados de por vida?

Al parecer estamos neurológicamente condicionados por nuestras experiencias para ver el mundo y relacionarnos con los demás en formas preprogramadas. ¿Podemos trascender esta pre-programación? ¿Podemos hacer un cambio en nuestros modelos internos y deponer nuestra tendencia a ver el mundo y relacionarnos con los demás de manera que no medie esta adaptación? ¿Podemos en realidad reprogramar al cerebro, 'meta-programándonos' con eficacia?

Consideremos la forma en que los patrones emocionales se fijan en nuestro cerebro, es notable que cambiemos con la frecuencia en que lo hacemos. Una experiencia cercana a la muerte, el nacimiento de un niño, una epifanía, una nueva relación íntima o una conversión religiosa pueden catalizar profundos cambios de percepción y de identidad. Es posible transformar radicalmente las vidas de las personas por medio de la meditación, la dieta, el ejercicio o por repetidas experiencias correctoras de la relación con los seres amados o en psicoterapia. Algunos cambian por la medicación, otros dejando de utilizar drogas. Algunos cambian para mejor, y otros cambian para peor.

Si bien se pensaba que el cerebro deja de desarrollarse en la niñez, apasionantes nuevas investigaciones muestran que continuamos reordenando las conexiones entre células del cerebro (la neuroplasticidad) durante toda la vida.

Diversos tipos de entrenamiento de la intención como, por ejemplo, la visualización pueden hacer posible llevar información al nivel de consciencia que se percata de sí-misma. Pero la sabiduría del cuerpo tiene maneras misteriosas de trabajar:

"La mente inconsciente del cuerpo parece saber y poderlo todo y en algunas terapias puede ser utilizada para sanar o cambiar sin que la mente consciente sospeche siquiera lo que está pasando."

La bioquímica de la sanación

La bioquímica de nuestro cuerpo confirma nuestra capacidad de elección y nuestro potencial de sanar. Si bien se puede sanar sin esfuerzo consciente, al parecer es posible acelerar el proceso por medio de prácticas conscientes. Nuevas investigaciones sugieren que varias modalidades de psicoterapia no sólo cambian nuestro estado mental sino también el de nuestro cerebro, aumentando el flujo cerebral hasta normalizar el metabolismo en las partes del cerebro que regulan la emoción, tales como la amígdala y la corteza prefrontal. Nuevas investigaciones interesantes muestran también que la terapia hablada cambia al cerebro de manera similar en que lo hace la medicación antidepresiva.

De modo que al parecer las condiciones iniciales de nuestra existencia representan nuestro destino en menor medida que nuestra programación. Dentro del fluir bioquímico del cuerpo, existe un mar de nuevos patrones y posibilidades a la espera de reaprender a apoyar nuestras mentas. Es posible entrar en acción para reducir las respuestas preprogramadas - respuestas mecánicas ante el mundo – abriendo una mayor posibilidad de que pararnos frente al mundo sea una experiencia fresca a cada momento.

¿Cómo sanamos?

"Los milagros no dependen tanto de caras, voces o poderes sanadores que nos llegan de lejos sino de que afinemos nuestras propias percepciones a fin de que, por un momento, nuestros ojos puedan ver y nuestros oídos escuchar lo que siempre está a nuestro alrededor."

Si sanar significa estar ante el mundo, libres de reacciones condicionadas y preprogramadas pues entonces sanar aparentemente es la capacidad de elegir respuestas frescas y creativas ante cada situación tal como se presenta. Puede que la libertad no sea cosa nueva pero para tener la capacidad de tomar una respuesta diferente a las experiencias de la vida, hace falta un cambio.

¿Cómo sanamos?

Hay una plétora de tradiciones espirituales, psicologías y filosofías abordan esta cuestión.
Los filósofos de las tradiciones no dualistas nos dicen que la esencia de la transformación está en el paso de verse a sí mismo como separado de Dios o del Ser- la fuerza creativa que anima la manifestación – a la identificación con esta fuerza. Este sanar así comprende tanto a el cuerpo, mente y espíritu todos en su plena integración con sí mismo y con lo divino. A. H. Almaas describe este proceso de la siguiente manera:

En cuanto se percate del círculo vicioso de la actividad defensiva, verá con claridad que lo que ha estado rechazando es a sí mismo y que tal rechazo es inútil e innecesario. Ahí se relajará y se detendrá. La percepción completa de este ciclo es lo que para las ruedas. Luego la personalidad se disuelve ante la claridad. Hay claridad porque no hay movimiento en la personalidad que la separe del Ser. Como puede ver, esta nueva percepción (insight) se alcanza sólo con mucho trabajo. Lleva mucho tiempo llegar al punto en que se ve la actividad del ego en su totalidad. Vivenciarla directamente y no verla desde una perspectiva no-identificada o trascendente se hace posible mediante una profunda exploración del territorio de la personalidad desde adentro. Cuando se la ve plenamente, es posible que el movimiento en uno que lo conecta con el resto de la sociedad se detenga. Al detenerse, uno se vuelve puro, personalidad clarificada, alma sin estructura de ego… Por primera vez, uno puede percibir la sustancia real de la personalidad sin el pasado.

La sanación ocurre cuando desbloqueamos este proceso natural. Se acelera con nuestra participación consciente en el proceso, es hacer consciente lo inconsciente. Es útil para recordar y aceptar con humildad que nuestros patrones habituales de pensamiento no nos sirven para librarnos de ellos. Como lo expresara Einstein: "no se puede solucionar un problema desde el mismo nivel en que se lo creó." La clave está en estar dispuesto a iniciar el proceso.

Es más fácil decirlo que hacerlo. La disposición no se abre con facilidad al cabo de una vida reforzando nuestra visión de la realidad. A veces tenemos que tocar fondo, para apreciar plenamente en qué medida somos prisioneros. O podemos tener un duro despertar, por ejemplo, al encontrar que nuestro comportamiento es muy similar al de nuestros padres, como sucede con frecuencia cuando llegamos a ser padres. Rara vez cambiamos si no nos sentimos incómodos. Ni siquiera cambiamos de posición en la silla si no estamos incómodos. Hacemos un cambio mental ante la incomodidad de la disonancia cognitiva (una falta de coherencia entre nuestras creencias y nuestras acciones). Cambiamos nuestro comportamiento cuando vivimos la incomodidad de ver nuestros deseos frustrados. Abrimos nuestro corazón cuando nos demuele la pena o la alegría. Puede que no sea necesario el sufrimiento pero ciertamente es un incentivo muy común. También es posible ver un atisbo de nuestro potencial por una experiencia cumbre; un libro, film, obra de arte o persona inspiradoras. Miles de posibilidades pueden abrir nuestra imaginación en la forma más inesperada.

Etapas de la sanación

Mientras que la sanación y la transformación pueden tomar muchas formas, parece pasar por etapas consistentes con el desarrollo, durante el proceso, de algunas capacidades humanas esenciales. La primera etapa en sanar el pasado y trascender el condicionamiento consiste simplemente en percatarse de que, en realidad, nos comportamos de forma consistente con viejas heridas. Como dijo Deepak Chopra: "Parte de volverse consciente en la vida es percatarse de las respuestas antes utilizadas al ser inconsciente. Este reconocimiento es el primer paso hacia el dominio de nuestras reacciones y hacia la transformación de viejos condicionamientos. A medida que se percata de sus procesos internos, llegará a reconocer cómo sus hábitos lo empujan a favorecer viejos patrones y verá cómo, al no seguir las profundas rutinas desgastadas de su consciencia es posible, en cambio, elegir repuestas frescas y crear resultados diferentes." Por lo que permanecer abierto a esta percepción es parte esencial de sanar. De hecho, la evidencia científica sugiere que el ejercicio de la práctica contemplativa puede cambiar su cerebro. Los meditadores de larga data han demostrado tener la capacidad de auto-inducir estados apacibles en el cerebro. Aquellos que tomaron un curso de sólo ocho semanas de meditación por control mental, mostraron cambios en el cerebro asociados con mayores emociones positivas que persistían después de seis meses –incluso presentaban evidencia de una mejor respuesta inmune a la vacunación contra la gripe.

¡Qué liberación!

La sanación comienza en cuanto llegamos a la raíz de nuestra herida. Los estudiosos del tema, creen que nuestro esquema de respuestas preprogramadas ante el mundo son defensas del dolor real del trauma original, provenga éste de un solo evento, como un accidente o el nacimiento mismo, o de formas sutiles de abuso y de privación que pernearon nuestra infancia. Según el experto en traumas Peter Levine, revivimos el pasado porque los procesos naturales de liberación de energía del trauma fracasaron. Levine postula que nuestras respuestas rígidas ante el mundo derivan de "el remanente de energía congelada que no tenido resolución o descarga; este residuo permanece atrapado en el sistema nervioso, dónde puede hacer desastres con nuestro cuerpo y espíritu." Obvio que es muy importante la liberación de esta energía atorada para sanar.

Como señala Stanislav Grof, "la plena expresión de un sentimiento es su pira funeraria." Esto sugiere que cuando la energía se libera, el trauma se libera también. Millares de modalidades terapéuticas ayudan a excavar y liberar la energía central encerrada en nuestros cuerpos-mentes. Algunos ejemplos lo constituyen el trabajo de respiración holotrópica, sesiones de consejo de reevaluación (Re-evaluation Counseling), Proceso Hoffman de la Cuadrinidad, Vivencia Somática, y trabajo con el niño interno. Todos tienen en común la presunción básica de que la sanación implica llevar amor a los aspectos de la experiencia que han sido privados de él. Por amor aquí se entiende nuestra plena atención y aceptación incondicional.

El poder sanador del amor

La ciencia contemporánea se dirige hacia una percepción que nunca fue cuestionada por aquellos que son padres: el amor sana. Todos sabemos que cuando mamá o papá nos besaban la rodilla raspada, dejaba de doler tanto. Cuando éramos niños, un abrazo amoroso podía mejorar casi cualquier cosa. El amor es parte tan integral de la sanación y de la transformación, que es imposible separarlo de cualquier aspecto del proceso.

En su libro, A General Theory of Love, (Random House, 2001), Tom Lewis, Fari Amini y Richard Lannon entretejen evidencia de que campos tan variados como la neurociencia cognitiva y la biología evolucionista sugieren que un área primordial del cerebro, más antigua que la razón o el pensamiento, crea tanto la capacidad y la necesidad de intimidad emocional común a todos los seres humanos. A General Theory of Love describe cómo trabaja este lazo esencial y revela que nuestros sistemas nerviosos no son auto-contenidos. Por el contrario, nuestro cerebro establece lazos con aquellos a nuestro alrededor, en un ritmo que conforma la mismísima fuerza de vida del cuerpo. Estos poderosos vínculos no-hablados determinan nuestros estados de ánimo, estabilizan y mantienen nuestra salud y bienestar, y cambian la estructura de nuestro cerebro. Por consiguiente, quienes somos y quién llegamos a ser depende en gran parte de aquellos que amamos.

El perdón

Muchos patrones dolorosos del pasado quedan fijos en nuestro sistema detrás de las rejas de culpa y vergüenza. Podríamos suponer que si sentimos dolor, alguien, ya sea nosotros mismos u otro, debe haber hecho algo malo. El perdón es la llave esencial de la sanación del pasado. El perdón es el proceso de dejar ir los juicios negativos acerca de otras personas y los juicios negativos y condenatorios de uno mismo…EL perdón es la voluntad de dar toda su angustia e ira a un poder superior y confiar que será trasformado en amor."

La investigación demuestra que el perdón puede tener efecto beneficioso para la salud. Fred Luskin, del Proyecto del Perdón de la Universidad de Stanford, señala. "la investigación basada en estudios controlados demostró recientemente que la práctica del perdón puede ser efectiva en la reducción del dolor y del estrés." Luskin se concentra en la práctica del perdón como manera de aliviar la ira y la angustia que implica el sentirse herido.

Esto podría tener importantes implicancias para la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades crónicas. La necesidad de perdonar emerge de un conjunto de trabajos que demuestran que la ira y la hostilidad no manejadas pueden ser dañinas para la salud. La investigación sugiere que los pacientes con infarto con actitudes más afines al perdón, demostraron tener menos ira y hostilidad y así menor estrés. También registraron tener una mejor calidad de vida en general.

Gratitud

Hace pocos años los científicos empezaron a examinar la conexión entre espiritualidad y buena salud, tanto física como mental. Dos psicólogos, cuyo trabajo aborda el rompecabezas de cómo la fe puede promover la felicidad, afirman que su estudio científico inicial indica que a la gratitud le cabe un rol significativo en la sensación de bienestar de las personas.

Práctica, práctica, y más práctica

Muchas experiencias crean cambios instantáneos tanto en nuestro estado de ánimo como en nuestra bioquímica. Los estadounidenses tienen debilidad por las soluciones rápidas- la dieta rápida, los diez pasos fáciles hacia el bienestar, la salud o la iluminación. También amamos las grandes emociones desde el deporte extremo pasando por las drogas psicotrópicas hasta las cumbres espirituales. Pero estos estados temporalmente exaltados no transforman necesariamente nuestro nivel de consciencia. Una vez que cae el entusiasmo nos deja en el mismo nivel de consciencia en que empezáramos. Peor aún, ir en busca de atajos y la persecución implacable de momentos de clímax puede no sólo llevar a comportamiento autodestructivo y a conductas adictivas sino también a la desilusión con la idea misma de un cambio humano positivo.

Es difícil para la mayoría enfrentarse al hecho de que el cambio a largo plazo requiere ejercicio diligente por largo tiempo. La buena noticia es que tales prácticas pueden producir resultados que parecen casi mágicos.

La investigación del campo de la psico-neuro-inmunología revela, en parte qué pensamientos y patrones emocionales producen impacto fisiológico. Está claro que nuestra sanación física y emocional están interconectadas. Aunque podemos hacer cambios en nuestros cuerpos cambiando la mentalidad, no siempre es un proceso fácil.

Asentar nuevos patrones requiere que desmantelemos antiguas estructuras y la construcción de nuevas. Puede ser doloroso, pero también estar lleno de gracia y de la sensación de estar íntimamente comprometido en un proceso milagroso. Cualquiera sea nuestro proceso, al final podemos sanar por completo el pasado, cambiar nuestras redes neurales, recuperándonos así de adicciones emocionales y vivir vidas sanas y felices. Más que en cualquier otro tiempo de la historia, tenemos abundancia de recursos que nos apoyan.

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