Jamás subestimes el inmenso poder de la humildad y la gratitud

Jamás subestimes el inmenso poder de la humildad y la gratitud


La humildad y la gratitud son dos virtudes que nos ayudan a:

Vivir mejor y a relacionarnos con los demás de forma positiva.

La humildad es la capacidad de reconocer nuestras limitaciones y errores.

Sin caer en la soberbia ni en la falsa modestia.

La gratitud es el sentimiento de aprecio y reconocimiento.

Por lo que tenemos y por lo que recibimos de los demás, sin dar nada por sentado ni exigir más de lo que merecemos.

Ambas actitudes nos permiten valorar lo que somos y lo que tenemos.

Sin compararnos ni envidiar a nadie, y nos impulsan a mejorar y a crecer como personas.

Jamás subestimes el inmenso poder de la humildad y la gratitud

Creo que hay dos cosas que nos cuesta mucho hacer sin vacilar:

Demostrar nuestra humildad y agradecimiento.

Aunque no son iguales, son las cualidades de un aprendiz eterno.

Pero ambas necesitan ciertas virtudes que son compartidas.

Hay que tener la mente abierta para entender el punto de vista del otro.  Ser agradecido y enfrentar cada problema con el corazón dispuesto.

Las dos características tienen que ver con ser realista.

Y el coraje de afrontar situaciones difíciles, aunque eso implique explorar lo desconocido. También hay que estar dispuesto a aceptar el cambio.


Podrías hacer una lista de tus derrotas y victorias y utilizarla como punto de referencia para ser más humilde y agradecido en cada situación que se te presente.

A medida que avanzamos en la vida, vamos adquiriendo nuevas experiencias que nos ayudan a convertirnos en lo que somos. Es un viaje que dura toda la vida y nuestras experiencias se van acumulando hasta nuestro último aliento.

Estas nuevas experiencias acaban provocando emociones más fuertes en forma de esperanza y angustia, flexibilidad e insatisfacción, amor y desesperación.

Cada persona tiene sus motivos para estar agradecida y mostrar su humildad. Tenemos nuestros valores arraigados y nuestras debilidades y fortalezas. Los contrastes en nuestro carácter no importan tanto como la forma en que afrontamos cada obstáculo y en el proceso damos forma a nuestro carácter distintivo.

Mi gratitud a todo lo que se me ha dado iría en esta línea:

Doy las gracias a todos los que me han recordado que nuestra vida consiste en tener presente que hay que vivirla en el presente. También se trata de tener el coraje de asumir riesgos a pesar de nuestras nociones arraigadas de lo que la gente piensa de ti.

También estoy inmensamente agradecida por recordarme a cada paso que la vida es mucho más que tener que soportar relaciones desagradables. Sigo agradecida por todo lo que ha ocurrido y también por demostrar que la vida puede estar muy por encima de todo eso.

Gracias por recordarme que soy mucho más que insinuaciones o una simple segunda opción. Nuestra vida es demasiado corta para que permanezcamos en silencio, por lo que es vital que hable y haga oír la voz.

Pido perdón por todas las personas a las que he herido intencionadamente o no. También siento haberme callado cuando debería haber hablado.

Lamento también no haber asumido los errores que cometí. Tal vez podamos solucionar esto juntos.

Si la vida no nos da esa oportunidad, espero que te des cuenta de que tus lecciones me han sido de inmensa ayuda. Tus palabras y tus acciones han sido mis principios rectores a lo largo de la vida y siguen siéndolo.

Como humanos, tenemos nuestros momentos brillantes y oscuros. Pero nuestra vida se define en última instancia por cómo afrontamos cada momento de ella. Esto es lo que nos da la fuerza tanto para disculparnos como para dar las gracias.

Por Sandra V.

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