Tu cuerpo indica a quién debes perdonar

Tu cuerpo indica a quién debes perdonar


Nuestro cuerpo nos da pistas todo el tiempo sobre las cuestiones que nos bloquean y sobre la persona que sintoniza con ellas.

Empieza comprobando si padeces más problemas del lado izquierdo o derecho del cuerpo.

El lado izquierdo es el lado receptivo, maternal y femenino del ser.

El derecho es el lado masculino, con empuje, orientado hacia el exterior, hacia el mundo. La tendencia podría indicar un rechazo dentro de ti de los aspectos masculinos o femeninos, y una necesidad de autoperdón/autoaceptación o de identificar la persona que activa esto en ti.

Si acumulas un volumen excesivo en las caderas, quizá estés cargando con sentimientos de culpa o deseos de vergüenza o con un miedo residual a agresiones sexuales que convertiste en peso para protegerte.

Tu cuerpo indica a quién debes perdonar

Síndromes físicos: El presente modelo de relación entre las emociones y los síntomas físicos es muy general pero útil para darnos pistas de lo que puede estar sucediendo en el plano emocional de una persona que desarrolla ciertos síntomas en áreas específicas del cuerpo.

El síndrome del llanto: este importante síndrome afecta el área del cuerpo del plexo solar hacia arriba, el pecho, la cabeza y la nuca. La causa del síndrome del llanto es la incapacidad de tomar una decisión con respecto al acto de otra persona o por un condicionamiento anterior que dificulta la toma de decisiones. Su característica más común es el dolor de cabeza.

A causa de la frustración generada por la indecisión, el cerebro ordena al cuero cabelludo tensarse lo que produce dolor. A veces la tensión es tan severa que comprime las venas y produce migraña.
Otro de los síntomas muy reconocibles de este síndrome son:

La cristalización de los ojos, la relajación de los conductos lacrimales que gotean continuamente en los ojos, la congestión de los senos nasales, la contracción de los músculos de la garganta, la presión gástrica sobre el pecho, la tensión de los músculos de las mandíbulas o apretar los dientes.

Cada una de estas reacciones físicas puede estar asociada con una causa emocional o mental. Por ejemplo, la presión en la cabeza representa la incapacidad de tomar decisiones; los ojos lacrimosos y la congestión de los senos nasales simbolizan negarse a ver la situación que causa la indecisión; la contracción de la garganta, la tensión de los músculos de las mandíbulas o apretar los dientes es un resultado de negarse a hablar del tema de indecisión.

Tu cuerpo indica a quién debes perdonar

La indecisión puede convertirse en frustración y esta en melancolía, depresión y finalmente inercia. La indecisión crónica se puede clasificar como problema mayor en nuestra sociedad actual de movimientos rápidos, en particular en personas de edad comprendida entre los quince y los treinta y cinco años.

El síndrome de la responsabilidad: las áreas afectadas son los hombros, la parte superior de la espalda y de la columna. Los motivos psicológicos son excesiva responsabilidad, temor al peso de la responsabilidad, o negligencia, no aceptación o no asunción de responsabilidad. Los síntomas son tensión en los músculos de la espalda y de los hombros.

Frustración sexual y síndrome de culpa: aquí las áreas afectadas son las ingles, el estómago y la parte baja de la espalda. Las causas psicológicas son: frustración sexual, culpabilidad sexual relacionada con la religión, sentimientos de culpas por infidelidad y promiscuidad, sentimientos de incapacidad sexual, temor a agresión sexual, etc. Los síntomas pueden ser calambres gástricos, estreñimiento, acidez, dolores menstruales excesivos, menstruación demasiado abundante o ausente, infecciones vaginales o cistitis, presión o dolor en la próstata o los testículos y problemas de riñón.

Síndrome de lucha o alcance: las áreas afectadas son los brazos, las manos y los dedos. Las causas psicológicas son la necesidad de expresar, con la correspondiente negación o supresión de esa necesidad, la incapacidad de alcanzar lo que uno desea por falta de autoestima y un importante sentimiento de profundo rechazo por querer alcanzar metas inalcanzables. Los síntomas son verrugas o pequeñas ampollas en las 2 manos o los dedos, tensión en las articulaciones de las manos o los dedos o manos demasiado frías o calientes. Los problemas relacionados son la artritis y los reumatismos.

Síndrome de huída: El área afectada está entre los muslos y los pies. Indica una necesidad de correr o escapar (emocionalmente o físicamente) de una cierta situación o relación. Las causas psicológicas son el miedo a enfrentarse a ciertas situaciones potencialmente dolorosas, el aburrimiento, el miedo al desastre y el miedo al éxito. Los síntomas incluyen quemazón entre los dedos o en la planta de los pies, pies fríos por mala circulación y dolores en las piernas.

Combinaciones: en un momento dado una persona puede verse afectada por uno o varios síndromes. Por ejemplo una combinación de dolor de cabeza y tensión en los músculos de la espalda puede indicar una incapacidad para tomar decisiones con respecto a un tema de responsabilidad. Tensión en los músculos de la espalda y dolor en las piernas pueden indicar que la persona desea escapar de la situación en la que se siente atrapado.

Historias en los chakras Caroline Myss ofrece un planteamiento distinto al señalar que cada uno de los siete chakras almacena energía invertida en un tema o grupos de temas. Myss hace una presentación general de los temas relacionados con cada chakra e indica qué partes del cuerpo influyen. Pregúntate qué persona sintoniza con esos temas para ti.

Tu cuerpo indica a quién debes perdonar

• CORONA: La confianza en la vida misma. Valores, ética y coraje. Altruismo. Generosidad. Capacidad para ver la gran pantalla. Fe e inspiración. Piel, huesos y músculos. Color: violeta.

• TERCER OJO: Confianza, autoconsciencia, intuición, conocimiento, capacidad de aprender de la experiencia. Inteligencia emocional. Cerebro, nervios, ojos, oídos, nariz, glándulas pineal y pituitaria. Color: índigo.

• GARGANTA: Fuerza de voluntad, expresión y comunicación personales. Seguir ideales propios, utilizar el poder personal para crear. Adicción. Juicio y crítica. Capacidad de tomar decisiones. Tiroides, cuello, boca, paratiroides, hipotálamo. Color: azul celeste.

• CORAZÓN: Amor y odio. Resentimiento y amargura. Pena e ira. Egocentrismo, soledad, compromiso, perdón, compasión. Esperanza y confianza. Toda el área del pecho y el timo. Color: verde

• PLEXO SOLAR: Miedo e intimidación. Confianza, autoestima. Poder personal, firmeza y honra. Cuidado de uno mismo y de los demás. Codependencia. Sensibilidad a la crítica. Estómago, hígado, vesícula, páncreas, adrenales, canal medio espinal. Color: amarillo.

• SACRO: Relaciones personales. Dinero y sexo. Creatividad. Condena y culpa. Poder y control. Ética y honor en las relaciones. Genitales, pelvis, parte inferior de la espalda, apéndice, caderas, vejiga. Color: naranja.

• RAÍZ: Energía tribal. Seguridad familiar y grupal. Seguridad básica. Sentirse en casa, capacidad de defenderse y ser autosuficiente. Ley y orden social y familiar. Cóccix, sacro, pies, recto, defensas. Color: rojo

Temo el futuro

1) Insisto en tener la razón – pero solo yo siempre

2) No vivo en el presente

3) Juzgo a los demás – sin concienciarlo

4) Ignoro la noción de un plan divino

5) No escucho a mi voz interior

6) Temo el futuro

7) Dejo que el miedo defina mi itinerario

8) Me tomo vacaciones frecuentes en Victimlandia

9) Me quejo con frecuencia

10) Me tomo todo a pecho y como algo personal
Es en el ahora que lo Divino se entrecruza con nuestra vida. Aplicando asiduamente el Perdón Radical con sus herramientas sencillas y eficaces logramos aclarar temas que tienen sus raíces en el pasado. Temas que nos han perseguido, bloqueado y robado nuestras energías, además de impedirnos crear nuestra vida hoy plenamente.

Las herramientas del Perdón Radical nos capacitan para transformar nuestras historias de víctima en historias de gratitud. Cuando hemos aclarado el pasado y somos capaces de contemplar con mirada más apacible a los pequeños y grandes dramas de nuestra vida puede que aparezca cierto aburrimiento. Para este imprevisto tenemos a mano el pre-ocuparnos por el futuro.

El miedo y el tormento que sufrimos mientras imaginamos lo peor que puede pasarnos es infinitamente mayor que el dolor que vivenciamos cuando el temido hecho ocurre – si es que ocurre.

¿Qué pasa si pierdo mi trabajo? ¿Qué pasa si mi marido, mi esposa me abandonan, mis hijos enferman? ¿Qué pasa si no puedo pagar mis deudas?

El único momento que hay es el ahora. El único instante en el que lo Divino se entrecruza con lo humano – o sea con nuestra vida – es este exacto momento. Jamás estaremos en otro momento que no sea el de ahora.

Hay dos días al año en los que no puedo hacer absolutamente nada. Estos días son ayer y mañana.

¿Quiere decir que deje de pagar mis seguros? ¿Quiere decir que deje de invertir en fondos para asegurar la futura formación de mis hijos? ¿Quiere decir que el medio ambiente me deja sin cuidado ya que da igual porque no hay mañana? La respuesta cada uno la lleva en su corazón y está de más contestarla con un NO claro y rotundo.

Sin embargo si vivo en el presente plenamente puedo estar seguro que siempre actuaré de forma apropiada en cada momento. ¿Y cómo se hace esto de estar presente? Escuchando cuando alguien nos habla. Sea quien sea. Diga lo que diga. Escucharle como si este encuentro fuera lo más fresco, lo más crujiente, lo más inaudito que me haya ocurrido hasta entonces. Mirar a la persona que tengo en frente como si la estuviese viendo y descubriendo por primera vez. Como si este fuera el primer encuentro. Como si lo que me esté diciendo fuera crucial para mi vida.

Estoy en el presente si registro – sin juzgar – cada una de mis sensaciones físicas. Sea el corazón abierto y radiante de energía en la presencia de un ser amado. Sea la quemazón de la vergüenza o decepción en el medio de un intercambio menos placentero.

Vivo en el presente si me detengo a escuchar mi verdad y a decirla de la forma más serena que sea capaz.

Es interesante saber que aunque algunas veces digamos NO a fin de cuentas estamos diciendo SI. SI a nosotros mismos articulando lo que en este momento es nuestra verdad.

Confío en la fuerza e inteligencia que hace que una semilla se transforme en un árbol y un embrión en un ser vivo complejo y completo y se encarga de que la tierra gire fielmente sobre su eje y alrededor del sol.

Confío en que esta misma inteligencia está conduciendo mi vida mientras yo hago lo mejor que pueda con ella en cada momento. Basta con comunicarme con ella y entregarme a ella.

Las pre-ocupaciones (ocuparse de antemano de una situación que ni sabemos con certeza si va a irrumpir en nuestra vida) así se transforman en confianza de que todo se desarrolla de acuerdo a un plan divino. Mi tarea consiste en participar en cada paso de este plan plena y atentamente, en vez de resistirme y encerrarme en el miedo al futuro.

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Publicación Original: Vivesur.com 07/11/2010