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Los siete principios de la felicidad: Principio Del Ritmo (3ra. Parte)
EL EFECTO "SUBIBAJA"
El Principio del Ritmo también afecta a las relaciones humanas. De  acuerdo con el movimiento de nuestro péndulo personal, atraemos personas más  positivas o negativas en determinados momentos. Existe un fenómeno, conocido  en psicología como el efecto "subibaja", que afecta a las relaciones  más cercanas alterando el equilibrio emocional. Para entenderlo mejor, vamos a  estudiarlo a través de un ejemplo concreto: un matrimonio.
Debes visualizar a cada uno de ellos como tanques de agua conectados en  su base por una válvula o un caño De esta manera, vemos cómo los dos  recipientes están conectados entre sí e intercambian su contenido. Cuando el  contenido de uno de ellos desciende, aumenta al otro y viceversa. Este fenómeno  de vasos comunicantes ocurre también entre dos personas que están enlazadas  emocionalmente. Por lo tanto, todas las emociones que reprimen uno de ellos,  las expresa el otro.
Continuando con nuestro ejemplo, imagínate que un día la esposa quiere  hablar con su marido de algo importante y él está leyendo el diario cómodamente  en la cocina. Ella habla pero él sólo murmura algo; en el fondo, se molesta con  la interrupción. En vez de expresar su verdadera emoción, la reprime. Súbitamente,  ella se siente incómoda y se enoja. Su marido continúa leyendo el diario y  reprimiendo su energía. Todo lo que él reprime, surge del otro lado haciendo  que la mujer se enoje aún más. La represión continúa y pronto llega a su  límite. Pero en apariencia, por un lado, el hombre sigue completamente en  silencio y, por el otro, su mujer está totalmente fuera de sí. Entonces el  hombre dice excusándose: "Pero si yo no dije nada".
De esta manera se explica ¿por qué a veces sentimos emociones ajenas a  nosotros mismos o por qué llegamos a límites indeseables?. A veces, al conocer  a una persona nueva, uno empieza a sentir emociones que ya no son propias. Es  probable que se sienta el gran deseo de complacer al otro, de brindarse  desmedidamente, de estar todo el tiempo sólo con aquella persona. Todo esto se  debe a la gran necesidad que tiene el otro de recibir; lo está pidiendo con  toda intensidad pero sin palabras.
En estos casos, surgen preguntas como: "¿Por qué estoy sintiendo  esto?". La persona puede llegar a imaginarse que está viviendo un gran  amor y sólo está recibiendo toda la neurosis de la otra persona En esos casos,  nos encontramos canalizando la furia, la tristeza, la desolación o la angustia  de las personas con las que nos relacionamos. Esto es más cierto que cuando  estas emociones no son lógicas o coherentes con lo que nos está ocurriendo en  ese momento. Podemos comparar el fenómeno con la contaminación de los tanques;  al estar conectados entre sí, uno recibe la parte tóxica el otro.
El efecto "subibaja" se continúa en los distintos miembros de  una familia. Del padre pasa a la madre, de la madre al hijo o hija mayor y así  sucesivamente. Este efecto suele incluir también a los animales domésticos.
En conclusión, "todo lo que reprimen los mayores, lo manifiestan los menores". Esta  es la razón por la cual suelen enfermarse los niños en una casa, o algunas  mascotas se comportan tan neuróticamente. La represión nunca es buena y termina  por explotar.
El problema se detecta cuando uno comienza a perder su propio eje. Uno  comienza a darse cuenta de que está haciendo o sintiendo emociones que lo  incomodan. Se da una especie de aceleramiento y agotamiento. Debemos recordar  que el cuerpo físico siempre nos envía dos mensajes básicos: comodidad o  incomodidad. De acuerdo con su mensaje, podemos darnos cuenta de si nos estamos  envolviendo en un intercambio de energía favorable o no. Muchas personas tapan  este mensaje con un pensamiento inocente como "El o ella ya va a  cambiar" o "El tiempo mejorará la relación". En síntesis, desde  un primer momento sabemos si una persona será favorable o no para nosotros.
La solución a esto es, en principio, ser consciente del efecto  "subibaja" y luego buscar neutralizarlo. Para lograrlo, lo más  efectivo es la comunicación verbal y la expresión abierta de las emociones.  Volviendo al ejemplo anterior de los tanques contenedores, la válvula de escape  sería la boca. Cuando uno expresa lo que piensa y siente, libera la energía y  se corta el efecto "subibaja". En casos de enojo, siempre es más  saludable discutir y terminar el tema en ese momento, en lugar de reprimirlo.
El Principio del Ritmo se manifiesta en todas nuestras relaciones y  cuanto mayor es el grado de intimidad, más grande es el intercambio de energía  que se produce.
Para poder corregir  el movimiento pendular también podemos recurrir al uso de las afirmaciones, los  decretos y los tratamientos espirituales.
Afirmación
Es una oración positiva escrita en tiempo presente. Las afirmaciones se  repiten muchas veces al día, con el fin de sembrar una "nueva idea"  en nuestra Conciencia; generalmente se las utiliza para crear algo que todavía  no se ha adquirido y para detectar ¿cuáles son las resistencias que se alojan  en el interior?.
Decretos
Se pronuncian una sola vez y en forma rotunda. Son más imperativos y se  pronuncian con la seguridad de que lo que se afirma ya es una realidad. No se  da lugar a ningún tipo de dudas. Con este instrumento se hace uso de la  voluntad y el poder personal.
TRATAMIENTOS ESPIRITUALES
Son semejantes a los decretos pero tienen una mayor elaboración. Para  que un tratamiento espiritual sea completo debe contener cinco elementos:
1) Reconocimiento: Se deben reconocer una o más características de Dios  en lo que se desea manifestar. Por ejemplo, si se va a hacer un tratamiento  para encontrar amor, se debe comenzar afirmando "Dios es Amor". Si  quiero superar problemas económicos, afirmo: "Vivo en un Universo de  Abundancia".
2) Unificación: En este paso se debe reconocer que Uno es parte de Dios  o del Universo. Siguiendo los ejemplos anteriores, debo reconocer mi capacidad  de amar o mi aceptación de la abundancia. Por lo general, se utiliza una  afirmación que comienza con "Yo Soy..."
3) Realización: Aquí se incluye el decreto de lo que se quiere manifestar.  "Encuentro la amorosa y perfecta pareja para mi" o "Mis ingresos  aumentan día a día".
4) Agradecimiento: Este paso es muy importante en el proceso. Es un acto  de Fe por el cual se agradece por adelantado aquello que se está pidiendo, como  si ya estuviera concedido.
5) Liberación: Etapa en la cual se entregan todos los pensamientos a la Ley del Universo para su manifestación. A partir de entonces no se habla ni se  piensa más en el asunto. Se confía plenamente en la Ley que todo lo manifiesta  en el momento justo y necesario. De acuerdo con este paso, uno no debe quedarse  esperando ver el resultado sino continuar la vida cotidiana normalmente. En  este último paso se demuestra nuestro grado de Fe y Confianza en el proceso de  la vida.
De una manera sintética y divertida podemos recordar estos cinco pasos  así:
1) Reconocimiento: "Hola Dios"
2) Unificación: "Yo Soy (nombre)"
3) Realización: "Yo ya tengo..."
4) Agradecimiento: "Gracias"
5) Liberación: "Hasta luego"
Estos cinco ingredientes que componen el Tratamiento Espiritual pueden  ir ubicados en diferente orden. Lo importante no es la secuencia sino que estén  presentes.
Ejemplo de Tratamiento Espiritual para la "Prosperidad"
1) La abundancia del Universo se manifiesta en forma constante,  permanente e inagotable.
2) Yo Soy parte de este gran Universo y estoy receptivo a todo lo bueno  para mi.
3) Por eso, hoy acepto mi prosperidad económica y la veo manifestarse en  armonía con mi vida.
4) Doy gracias por todo lo que se me concede ahora... y por todo lo  bueno que viene a mi vida, que sé que es mucho y abundante.
5) Entrego todos mis pensamientos y palabras a la Ley que todo lo  manifiesta en el momento justo y necesario. Hecho está. Y así es. Amén, Amén,  Amén.
El Tratamiento Espiritual no elimina el trabajo que se hace con  afirmaciones, sino que lo complementa. Se pueden hacer tratamientos para ayudar  a otras personas, reconociendo y afirmando el bien que se merecen. En este  caso, se debe estar seguro de que la otra persona lo desea y tener su consentimiento,  ya que no podemos ir en contra de su voluntad o libre albedrío.
El gran enemigo de estos instrumentos metafísicos se escribe con cuatro  letras: DUDA. La duda provoca la disolución de la fuerza puesta en los  tratamientos, afirmaciones o decretos La duda tiene su raíz en la ideas de no  merecimiento, en el miedo y en la baja autoestima.
Todos tenemos cierto nivel de dudas y miedos; por lo tanto, todos  tenemos nuestro trabajo personal por hacer. En este proceso se debe ser muy  amable con uno mismo, darse tiempo para implementar los cambios y ser paciente  hasta incorporarlos.
La duda es una servidora del ego y te recuerda que tienes que optar  entre ideas que se contradicen entre sí, creando un caos y conflictos internos  que no te llevan a ninguna parte.
Es normal sentir dudas cuando empezamos a elegir nuevos pensamientos;  pero una vez que elegimos ¿cuál seguir?, tenemos que trabajar hasta hacer  desaparecer todo vestigio de duda en nuestro interior.
 Los siete principios de la felicidad - Horacio M. Valsecia  
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