“Nuestra  capacidad para disfrutar de la  vida  proviene de nuestra capacidad para dar y compartir, y ésta, a su vez, depende de nuestra  identidad formada por la generosidad o el egoísmo.” - Alejandro  Ariza Z.
¿Te ha pasado que al final del año sientes la necesidad imperiosa  de hacer regalos? 
Muchos sentimos el terrible impulso de obsequiar  algo a nuestros seres queridos y a los no tan queridos; sin embargo, lo que más  llama la atención es que varias personas sienten ese impulso aun contra su más  auténtico deseo. Así surge un conflicto, por eso lo califiqué como  "terrible impulso". Sé que no siempre es así, pero en muchas personas  así se demuestra. 
Estoy plenamente convencido de que todo conflicto en  nuestra vida tiene lugar porque no existe congruencia entre lo que hacemos y  nuestra jerarquía de valores, ésa es la verdadera esencia de un conflicto. De  hecho, tal época es muy difícil para quienes en su jerarquía de valores habita  el egoísmo. Son personas a las que por un lado -muy íntimo  no les gusta compartir ni dar, son presas de  la corriente y piensan que "tienen que dar algo". 
Esta reflexión no es  para que simplemente observemos este fenómeno sociocultural, sino para que te  hagas más consciente y analices y renueves tu propia jerarquía de valores. Un  valor primordial que oponer al egoísmo que se va forjando en esta época del  año, es la generosidad. 
Sin duda es una época  difícil y nada emocionante para los egoístas, quienes viven ensimismados y no  les interesa el bien común. Son personas que "hacen relaciones" sólo  para encontrar socios en la utilidad, sin darse la oportunidad de generar  auténticos amigos en la virtud. De hecho, no creen en el verdadero valor de la  amistad. Si alguien "les sirve" están con él, pero lo abandonan si  aparece otra persona que ofrezca mayores ventajas; sólo negocian con los  aparentes amigos. Todo funciona con base en su propia conveniencia. ¡Qué tristeza  siento por ese tipo de personas en esta época del año -y siempre-! Son personas  que no han conocido el placer de ser para servir y ayudar. 
“Desconozco  el destino de todos ustedes, pero hay algo que sí sé: los únicos que llegarán a  conocer la verdadera felicidad son quienes han buscado y hallado el modo de  servir a los demás”. - Albert Schweitzer 
Es curioso que en la  vida, gran parte de los sucesos sean fenómenos cíclicos. ¿Habías pensado en  esto? Yo creo que sí. Imagínate, en cada diciembre se repite la oportunidad  para que el ser humano renazca, renueve su jerarquía de valores y encuentre la  paz que se experimenta al poder dar y compartir cuando se tiene un corazón  generoso. Ahora bien, no quiero que tomes esto como un analgésico moral y  digas: "si no quiero cambiar ahora, pues ya tendré otra oportunidad el año  que entra". No, nada de eso. Una postura tan pasiva y cómoda sería como  aceptar la falsa idea de que nunca vamos a morir. Y debo recordarte que no eres  inmortal. De eso nunca tengas la más mínima duda. Sin embargo, no tomes esta  advertencia como una reflexión de matiz depresivo. Tú bien sabes que mi  filosofía de vida es fundamentalmente optimista y entusiasta. Y me encantaría  que así tomaras este recordatorio de nuestra limitada existencia física. 
Cada fin de año se nos  ofrece una vez más la posibilidad de cambiar, de renacer en plena vida, para  ser más humanos a través de nuestra actuación congruente con valores como el  bien, la verdad, la generosidad y el perdón. Una vez que así lo pienses, ¡actúa  de inmediato!, no esperes hasta el otro año. Hoy es la oportunidad para dar.  Como dijera Miguel de Cervantes: "Más vale un toma que dos te daré". 
No sé si creas en Dios,  pero te confieso que yo sí. Y parla mismo me emociona poder compartir contigo  este momento para crecer. ¿Sabes? Imagino a Dios como esa magnánima fuerza y  energía que se llama amor. Para mí, no es una persona ni un padre ni  alguien que está "allá arriba"; es una energía vital de amor. Y está  aquí y ahora, en ti y en mí, en esta lectura. ¡Sí, en esta lectura y en ti! Y  así, no me queda la menor duda de que Dios, a través de la mayor manifestación  del amor que es "el perdón", nos ofrece la oportunidad de reflexionar  y optar por crecer como personas. Me encanta imaginar que su amor llega a tal  magnitud, que hayamos hecho lo que hayamos hecho en el curso del año, al  finalizar nos brinda su perdón. -¡Y sin que se lo hayamos pedido!-por todas  nuestras actitudes egoístas, ególatras y soberbias, dándonos la oportunidad de  elegir ser más humanos a través de nuestra capacidad de dar y compartir con  otras personas, dándonos la opción de ser más generosos y vivir creyendo  firmemente en la bondad del hombre. Así podemos empezar renovadamente otro año  más. 
Ésta es la idea que  tengo de por qué la gente regala más en esa época del año. Aunque claro, sé que  deben existir otras razones para generar esta costumbre, como lo pueden ser la  publicidad, la mercadotecnia, el consumismo, el orgullo propio, el miedo a la  crítica social, etc. Sin embargo, yo quiero creer en la idea que tengo. De  hecho, te invito a que tú también creas en ella. 
Ojalá que en esta  ocasión te des el tiempo necesario para valorarte como persona generosa. Aunque  claro, si eres egoísta, esto es lo único que no te gusta darte a ti mismo:  tiempo para reflexionar en tu calidad humana y confrontarte contigo mismo. ¿Qué  tanto has ayudado a crecer a otras personas? ¿Qué tanto has aportado y  contribuido para la felicidad de los demás? ¿Qué tanto has experimentado el  placer de ayudar al ser humano a ser mejor? ¿Qué tanto te has podido desprender  de lo tuyo para brindado a otra persona? ¿Ya te diste cuenta de que Dios se  manifiesta a través de ti cuando ayudas a otra persona? ¿Ya te diste cuenta de  esta divina verdad? 
Ojalá que esta reflexión  te ayude en ello. De hecho, ¿Quién crees que escribió en verdad este capítulo?  ¿Yo? Pues yo mismo tengo mis dudas; a lo más que llegué es a  "tecleado", pero la inspiración y el motivo de este escrito sé que  viene del amor, de esa energía que te he comentado, la misma que fluye a través  de ti, por ti y para los demás. No importa el grado de generosidad al que  llegues al final de tu reflexión, lo que importa es saber que siempre podemos  dar más. 
De hecho, ése es el  secreto de la abundancia: dar sin pedir nada a cambio. Aunque te parezca  ilógico o no lo entiendas, te puedo afirmar que así es; yo lo vivo diariamente.  Y quiero compartir contigo esta verdad lejos de toda postura heroica, arrogante  o soberbia. Por favor, tómala con la humildad y sencillez con la que lo he escrito,  y como mi regalo para ti.
“Da a otros aquello que de ti les gusta; lo  demás, guárdalo.” - Noel Clarasó 
Deseo  que, a tu vez, en su oportunidad brindes lo mejor de ti a las personas que te  son significativas, especialmente a tu familia, tanto la genética como la  espiritual, a quienes amas y con quienes convives. Vivir el placer de dar lo  que la otra persona necesita de ti es un poderosísimo motivo para mantener  tú... 
¡Emoción  por existir!
Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández
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