Pues hay muchas religiones en la  Tierra, muchas de ellas monoteístas, que establecen unos mandamientos bastante  estrictos, y según dicen sus autoridades, son voluntad de Dios. ¿Qué opinión te  merecen? 
Todas aquellas doctrinas o  religiones que se basan en la imposición de unos dogmas por un criterio de  autoridad y no respetan la ley espiritual del libre albedrío no pueden ser verdaderas,  ni consideradas dichas por Dios o por la espiritualidad superior. 
Tampoco, por tanto, pueden  considerarse las autoridades de estas religiones verdaderos guías espirituales,  ya que un guía espiritual nunca utiliza la fuerza o la manipulación ni pretende  imponer determinados preceptos. 
¿Entonces quieres decir que las  religiones de la Tierra no son verdaderas respecto a que no representan la  voluntad de Dios? 
En todas hay una parte de verdad,  que suele ser la inspiración de algunos seres evolutivamente más avanzados, y  un mucho de falsedad, que suele ser el producto de los añadidos que otros  autores hacen en función de intereses terrenales. 
¿Me puedes poner un ejemplo? 
Sí. Por ejemplo, en el antiguo  testamento los diez mandamientos son unas normas bastante correctas, y obedecen  a mensajes de seres espiritualmente avanzados. Uno de los mandamientos es “no  matarás”. Sin embargo también hay en el mismo texto del antiguo testamento  pasajes en los que supuestamente Dios envía al pueblo de Israel a atacar otros  pueblos para conquistar una supuesta “tierra prometida”, y por supuesto, en  esos ataques se lucha y se mata a otros seres humanos. Con lo cual, si esto  fuera así, uno deduce que Dios le está diciendo a su pueblo que mate. Ocurre  entonces que el segundo mensaje (“matarás”) contradice al primero “no matarás”.  ¿Y cómo se resuelve esta aparente paradoja? O bien Dios se contradice a sí  mismo, lo cual resultaría inaceptable para un ser de tanta evolución, o bien  deberemos admitir que cada instrucción proviene de autores diferentes, que  tienen motivaciones diferentes Y entre esos dos mensajes, no matarás y matarás, ¿cuál es el que el sentido común nos dice que  es más avanzado espiritualmente? 
Para  mí, el de no matarás. 
Si  admitimos que este mensaje viene de la espiritualidad superior, entonces el  contrario no puede venir de la misma fuente. 
¿Y  de dónde vendría entonces? 
De  aquellos que estaban interesados en la invasión. 
Bueno,  pero esto es un ejemplo del pasado. 
Que  se sigue repitiendo en el presente. ¿Acaso no hay muchos líderes actuales de la  Tierra que supuestamente son fervorosos creyentes en Dios, que siempre acaban  sus discursos con un “que Dios os bendiga”, pero que no tienen ningún reparo en  enviar a sus conciudadanos a invadir otros países, causando millones de muertes  y destruyendo millones de hogares por varias generaciones? ¿Acaso no utilizan  salmos de la Biblia o expresiones como “Confiamos en Dios”, o “Dios está con  nosotros” como reclamo para justificar sus acciones? Tened por segura una cosa:  Dios, o la espiritualidad superior, jamás estará de parte de ningún bando de  una contienda, ni apoyará ninguna invasión ni conquista, porque de hacerlo  estaría violando él mismo una de las leyes que estableció para el Universo, que  es la ley del amor. Esta es la gente que viola el mandamiento de “no utilizarás  el nombre de Dios en vano”, un mandamiento que supuestamente deben cumplir los  creyentes del judaísmo y el cristianismo; y sin embargo, intentan justificar  sus atrocidades utilizando el nombre de Dios, como si Dios estuviera de acuerdo  en cometer tales atropellos contra sus criaturas. Esto es utilizar el nombre de  Dios en vano, y no utilizar la palabra “Dios” en expresiones vulgares, como  cree alguna gente. 
Entonces,  ¿qué hay del pueblo elegido por Dios? 
No  hay pueblos ni personas privilegiadas para Dios. Dios, o la espiritualidad  superior, no se liga específicamente a unos pueblos o razas determinadas en  detrimento de las demás, sino que hace un llamamiento a todos los seres a  participar en el desarrollo del plan evolutivo, y es cada espíritu el que  decide si quiere o no colaborar. Por supuesto, no obliga a nadie a seguir sus  leyes. Cada uno, de acuerdo a su voluntad y su capacidad, adquirirá, si así lo  desea, un compromiso para desarrollar una tarea concreta dentro del plan de  evolución espiritual, tanto a nivel individual como colectivo, de la humanidad  en la que encarna. Esa es la elección, la del espíritu. Por tanto, un “elegido”  no es más que aquel que abre su interior a la espiritualidad superior y se  compromete a seguir la ley del amor en su vida para que, además de evolucionar  él mismo, sirva de ejemplo a otros seres que todavía no se han abierto  interiormente a esta llamada. 
¿Y estas  personas que se abren a esa llamada del mundo espiritual, tienen algo que ver  con los místicos o los profetas? 
Mira,  el contacto directo con el mundo espiritual no está reservado sólo a unos  pocos. Ya he dicho que todo el mundo tiene una conexión directa, su propia  conexión personal, con Dios, con la espiritualidad superior, con sus propios  guías, y cada uno lo va a experimentar de una manera. Lo importante es buscar  esa conexión sinceramente, con humildad, y que el motivo de esa búsqueda sea  avanzar espiritualmente, y a cada cual se le dará lo que necesite. Lo  importante no es la espectacularidad de las experiencias, sino que esas  experiencias le sirvan a uno para avanzar en el amor, no para justificarse en  sus defectos. Desafortunadamente, hay mucha gente que, motivada por el deseo de  ser o de aparecer como alguien importante ante los demás, una especie de  “maestro ascendido” o algo por el estilo, se autosugestiona experiencias que no  son reales, y que pueden llevar a engaño a otra gente. O los hay que, tras  haber tenido experiencias reales de contacto espiritual, en vez de utilizarlas  para su propio avance espiritual o para ayudar a los demás, las han utilizado  para engrandecerse y creerse superiores y exigen que los demás les traten como  si fueran dioses. Es el defecto de la vanidad lo que le hace a uno buscar la  admiración de los demás en vez de buscar cómo mejorarse a sí mismo.  Desgraciadamente esto es muy frecuente en vuestro mundo. 
¿Y  qué es un profeta? 
Un  profeta es un enviado de la espiritualidad superior para enseñar la verdad  sobre el mundo espiritual y para advertir a la gente de cada época de las  consecuencias de los actos en contra de la ley del amor. Generalmente, son  espíritus más avanzados que la media del planeta en el que encarnan, ya que de  otro modo no podrían desempeñar la misión que se les ha encomendado. Al mismo  tiempo que están ayudando, se ayudan a sí mismos a evolucionar, poniendo a  prueba su capacidad de amar, ya que generalmente son repudiados, rechazados,  torturados, vilipendiados o ridiculizados por las sociedades en las que se han  encarnado. No son seres con privilegios divinos especiales, como comúnmente se  cree, puesto que su capacidad espiritual ha sido conseguida por propio mérito  en la rueda de encarnaciones, aunque éstas pudieran haberse dado en otros  mundos. Se trata, pues, de alumnos mayores que se ponen en contacto con alumnos  de menor edad para ayudarles en su educación. La diferencia es que no podemos  reconocerles por su aspecto físico ni por su edad, ya que encarnan en las  mismas condiciones que el resto. Algún día cualquiera de los seres que habitan  vuestro planeta, cuando haya evolucionado lo suficiente, podrá desempeñar la  función de profeta en un mundo habitado por una humanidad de menor evolución. 
¿Pero no  ocurre a menudo que hay personas a las que se cree grandes maestros y luego se  descubre que son unos aprovechados, que amasan grandes fortunas a costa de la  ingenuidad de la gente? 
Así es. Hay  muchos farsantes. Pero también hay muchos que empiezan bien y al principio van  por buen camino, y por eso se les da la ayuda espiritual que necesitan. El  problema viene cuando se dejan deslumbrar por el efecto que causan en la gente,  que está muy necesitada de respuestas, y cuando encuentran a alguien que les  despierta el interior se sienten muy agradecidos con él y buscan hacérselo  notar. Creen que son ellos los que deslumbran, cuando en realidad es la luz del  conocimiento espiritual del cual debían ser portadores lo que les hace llegar a  la gente. Erróneamente, la gente empieza a venerarles como si fueran dioses. Si  se trata de personas que todavía no conocen bien el egoísmo y sus  manifestaciones y no luchan para vencerlo en sí mismos, su ego se engrandece  hasta el punto de creerse por encima de todo y de todos. Y, en vez de servir a  los demás, ocurre lo contrario. Buscan que los demás les sirvan a ellos, que  sean como súbditos o esclavos morales, que les obedezcan ciegamente, sin  cuestionar jamás ninguna de sus decisiones y deseos. Y entonces, poco a poco,  la luz se va apagando, los sentimientos desaparecen y la inspiración se pierde.  En ausencia de la inspiración espiritual, el egoísmo toma el control de la  mente y, a partir de entonces, los mensajes que dan son confusos y  contradictorios. Y lo que pudiera haber de verdad es sólo un recuerdo confuso  de lo que una vez tuvieron y no supieron cuidar, cubierto por un montón de  falsedades destinadas a justificar la exaltación de su ego.
Continuará... 
  
Título: Las  Leyes Espirituales   
Autor: Vicent Guillem 
Está permitida la reproducción total o  parcial de esta obra por todos los medios actualmente disponibles, con la  condición de que no se haga con fines lucrativos ni se modifique su  contenido. Página web oficial del libro:  
  
Correo electrónico:  lasleyes.espirituales@gmail.com
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