Volvamos al tema de las almas gemelas. Si me estás diciendo que la felicidad de pareja viene de la unión de las almas gemelas, ¿No es una contradicción elegir circunstancias en las que no van a poder estar juntos como pareja en esa vida, como por ejemplo, el tener un lazo de consanguinidad?
A veces se eligen los lazos de consanguinidad porque es una manera de asegurarse de que tu ser más afín siempre va estar cerca de ti. Cuando no hay un vínculo de sangre suele haber más dificultades materiales para que dos seres afines lleguen a estar juntos, con lo cual, aunque es deseable la unión, en la mayoría de casos ésta no se produce. En este caso se apuesta por lo seguro, aunque no sea la situación más deseable.
¿Quieres decir que la mayoría de personas que tienen pareja, no están emparejadas con su alma gemela?
Sí, ya lo hemos dicho. Con las yemas de los dedos se pueden contar las parejas terrenales que son la unión de almas afines. Aunque, por supuesto, casi nadie admitirá que éste sea su caso, es decir, que su unión no sea la de almas afines.
Ya, pero habrá personas que tengan dudas de quién es su alma gemela. Es decir ¿cómo puedes reconocer a tu alma gemela? Entiendo que no debe ser fácil.
Sería más fácil si actuarais de acuerdo con vuestros sentimientos y hubiera más libertad en vuestro mundo a la hora de amar. Pero como esto no ocurre, lo que era posible se convierte en complicado.
¿Cuáles son esas dificultades que impiden que dos almas gemelas se unan como pareja cuando están encarnadas?
Ya lo hemos dicho. Debido a que el ser humano en vuestro planeta todavía está muy impregnado del egoísmo y poco desarrollada la capacidad de amar, a la hora de elegir pareja tiene más en cuenta otros factores que los sentimientos de amor. Aunque antes de encarnar las almas afines hicieron propósito de unirse como pareja, una vez encarnan lo común es que se acaben uniendo a otras personas.
¿Y cuáles son esos factores? Es decir ¿por qué se puede producir una unión sin amor?
Hay diferentes motivos. Puede ser porque exista una atracción física, por conveniencia material o emocional, por afinidad mental, por necesidad de ser amado o por necesidad de amar.
¿Me puedes hablar en mayor profundidad de cada una de estas razones, para que me quede claro en qué consisten?
Claro. Empecemos si quieres por la razón número uno en vuestro mundo: la atracción física o instinto sexual. Cuando el espíritu está todavía poco desarrollado en su capacidad de amar, su voluntad está enormemente influenciada por los instintos, y en el caso concreto de la elección de pareja predomina el instinto sexual sobre los sentimientos. Por ello suele elegir en función de lo que activa su instinto sexual, que mira el exterior y no el interior. Por ello, las personas que son físicamente atractivas tienen facilidad para encontrar pareja, mientras que el que es poco atractivo parece estar condenado a no encontrarla. Este comportamiento es mayoritario en vuestro mundo debido a que, en general, la mayoría de seres tienen poco desarrollada la capacidad de amar, y está más acentuado en la adolescencia, pues es una etapa donde aflora el instinto sexual coincidiendo con la inmadurez propia de la juventud, que hace que hasta en los espíritus más avanzados predomine el deseo de satisfacer su instinto sexual por encima del despertar de los sentimientos.
Creo que en la relación de pareja necesariamente ha de existir una atracción sexual mutua. ¿Si no surge el deseo sexual entre ellos, qué sentido tendría que se unieran como pareja?
Por supuesto, es una condición necesaria, pero no suficiente. Pero no confundáis el instinto sexual con el deseo sexual. Y es que hay un matiz que los diferencia. Es cierto que el deseo sexual se puede activar por el instinto sexual biológico, pero no sólo por el instinto. También se puede activar por los sentimientos. El instinto sexual biológico se activa fundamentalmente por el atractivo físico y la novedad. Es una programación biológica, que impulsa al individuo hacia la promiscuidad, porque desde el punto de vista biológico esto favorece el intercambio genético y la proliferación de la especie. Cuando dos personas se unen por atracción física, sin que haya un sentimiento de por medio, una vez se han satisfecho sexualmente, suele producirse una disminución del deseo sexual entre ellos, puesto que para el instinto sexual esa relación ya no es novedosa y no se activa como al principio. La consecuencia es que, si esa relación se prolonga, suele haber una pérdida del apetito sexual, pues entre ellos el deseo sexual dependía completamente del instinto. Las relaciones sexuales se vuelven escasas y tediosas. Se pierde el interés por esta pareja, pues ya no es novedosa, y se activa el interés por otros candidatos, por el hecho de ser novedosos. Si estas relaciones se prolongan son fuente constante de infelicidad, pues entonces sale a relucir la falta afinidad y de sentimiento, que al inicio quedaban eclipsadas porque el instinto sexual las cubría. Y esto se refleja en un incremento de las desavenencias y los reproches. Se suele hablar entonces de que se ha acabado el amor en la pareja, de que no hay pasión, cuando en realidad nunca hubo amor, solo atracción por instinto. Cuando hay una afinidad de sentimiento, el deseo sexual se despierta y no se apaga nunca, porque no se alimenta del instinto, sino del sentimiento.
Hablemos ahora de la unión por conveniencia material.
De esta no hay mucho que aclarar. Es la unión por intereses materiales. Se da cuando uno de los dos, o los dos cónyuges, considera que va a sacar algún tipo de ventaja material en la vida que antes no tenía, como la comodidad material, la posición social, el éxito, la fama, la riqueza o el poder. Este motivo de unión es todavía más pobre que el anterior, porque ni siquiera hay atracción sexual, y es más evidente que no existe ningún tipo de sentimiento, aunque suele haber un fingimiento de sentimiento, es decir, se hace creer al otro cónyuge que el motivo de la unión es el sentimiento de amor.
Esto quiere decir que el motivo que une a dos personas puede ser diferente, porque si en los dos fuera un interés material no habría necesidad de fingimiento.
Efectivamente. Suele ocurrir que en cada uno de los cónyuges el motivo de la unión es distinto. En un caso puede ser el interés material y en el otro el atractivo físico. Por ejemplo, las uniones que se producen entre un millonario que no es atractivo, pero que se siente atraído por las mujeres bellas, y una mujer atractiva pero sin dinero que aspira a tenerlo. En ninguno de los dos casos hay sentimientos, sólo una expectativa de satisfacer un deseo, pero seguramente ambos fingirán que existe un sentimiento para ocultar sus intenciones. Será una relación donde ninguno de los dos será feliz, aunque inicialmente pueda haber una satisfacción relativa al ver cumplidas sus expectativas.
¿Y en qué consiste la unión por conveniencia emocional?
Se produce cuando una de las dos personas considera que el perfil psicológico de la otra le puede favorecer a la hora de manifestar ciertas características de su personalidad que sabe que son egoístas pero que no desea cambiar. Por ejemplo, a una persona dominante y autoritaria le puede convenir como pareja alguien sumiso y dócil, a una persona caprichosa le puede convenir alguien complaciente, a una persona miedosa alguien decidido o a una persona perezosa alguien activo.
Pero entiendo yo que no tiene que ser negativo el tener rasgos psicológicos aparentemente opuestos, sino que más bien puede ser una oportunidad para ayudar. Por ejemplo, la persona decidida puede ayudar a superar el temor a la pareja miedosa.
Comprende que el problema no está en que haya diferencias de personalidad, sino que a la pareja se la elija por conveniencia emocional, y no porque haya un sentimiento por ella. Si una persona necesita superar el miedo puede buscar ayuda psicológica para superarlo, incluso en la pareja, pero no debe elegir a su pareja por esa razón. En estos casos lo que suele ocurrir es que la relación que se da entre los miembros de la pareja es de dominio o de dependencia psicológica. El uno se sentirá esclavizado en la relación, pues sólo recibe del otro órdenes y no sentimientos, mientras que el otro, llamémosle el dominador o dependiente psicológico también sufre, pues aunque su egoísmo está complacido, la ausencia de sentimientos por su parte le hace sentirse vacío e insatisfecho en la relación.
Háblame ahora de la unión por afinidad mental.
Es la unión que se produce entre dos personas que comparten los mismos gustos, mismas aficiones o los mismos intereses. Por ejemplo, personas que tienen el mismo nivel social, el mismo tipo de trabajo, nivel intelectual semejante, las mismas expectativas profesionales o materiales, o que se divierten con las mismas aficiones, por ejemplo hacer deporte o acudir a fiestas.
¿Pero es que hay algo malo en compartir gustos o aficiones? Yo creo que es algo natural y deseable en una pareja.
No hay nada de malo en compartir aficiones o intereses. Lo que aquí exponemos es que la decisión de elegir una pareja no puede ser tomada en base a la afinidad mental, pues esto les une sólo a nivel mental, pero a no nivel de sentimientos.
Pues muchas personas están convencidas de que el hecho de tener gustos e intereses semejantes tiene mucho que ver con la compatibilidad como pareja y que, como motivo de esa compatibilidad, pueden surgir los sentimientos. Por ejemplo, las agencias matrimoniales preparan tests de compatibilidad para intentar encontrar la pareja ideal de sus clientes en función de sus gustos, intereses y aspiraciones, con la idea de que esto aumenta la probabilidad de que haya una afinidad entre ellos.
Será sólo una afinidad mental, nunca sentimental. Los sentimientos ni entienden de probabilidades ni se pueden planificar. Han de surgir espontáneamente, aún cuando no encajen en los esquemas mentales que uno tiene de "la pareja ideal", que suelen ser estereotipos, como el chico alto, guapo, y romántico para las mujeres, o la chica sexy, rubia y ardiente para los hombres. Esto sólo son fantasías mentales que alimentan la imaginación y que poco tienen que ver con los sentimientos. Si los sentimientos funcionaran por probabilidad nunca se podrían unir las almas afines entre ellas, puesto que la probabilidad de que esta unión se produzca por azar es muy baja. Estas uniones por afinidad mental suelen tener una época de aparente buena marcha, pero generan una sensación de vacío en el interior cuyo origen resulta difícil identificar, pues a los ojos del exterior, que funciona mucho con la mente, parece que se tiene todo lo que hace falta en la vida para ser feliz. Sin embargo se carece de lo único que hace falta para ser feliz, que son los sentimientos.
Continuará...
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Extracto del libro "La ley del amor" - Las Leyes Espirituales II de Vicent Guillem