Síguenos en nuestro canal de WhatsApp Si pudiera regresar el tiempo...
Me hubiera quedado en la cama cuando estaba enferma en vez de pensar que el mundo se derrumbaría si no iba a trabajar ese día.
Me habría encendido la vela rosa tallada en forma de flor antes de que se derritiera por haberla guardado.
Hubiera opinado menos y escuchado más. Habría invitado a amigos a cenar, aunque mi alfombra se hubiera manchado o el sofá estuviera desteñido.
Y habría comido palomitas en el salón “bueno′” y me habría preocupado mucho menos por la suciedad cuando alguien quería encender la chimenea.
Habría escuchado con más detenimiento las historias que mi padre contaba sobre su mocedad.
Habría compartido más responsabilidades con mi marido. Nunca me empeñaría en que las ventanillas del automóvil estuvieran cerradas en un día de verano porque mi pelo estuviera bien peinado.
Me habría encendido la vela rosa tallada en forma de flor antes de que se derritiera por haberla guardado.
Hubiera opinado menos y escuchado más. Habría invitado a amigos a cenar, aunque mi alfombra se hubiera manchado o el sofá estuviera desteñido.
Y habría comido palomitas en el salón “bueno′” y me habría preocupado mucho menos por la suciedad cuando alguien quería encender la chimenea.
Habría escuchado con más detenimiento las historias que mi padre contaba sobre su mocedad.
Habría compartido más responsabilidades con mi marido. Nunca me empeñaría en que las ventanillas del automóvil estuvieran cerradas en un día de verano porque mi pelo estuviera bien peinado.
Habría reído y llorado menos delante del televisor y más observando la vida.
Me habría sentado en el pasto aunque mi ropa estuviera manchada.
Me habría gustado detenerme a oler las flores....
Nunca habría comprado algo sólo por ser práctico, disimular la suciedad o tener la garantía de que va a durar toda la vida.
En lugar de desear que los nueve meses de embarazo pasaran pronto, habría valorado cada momento y me habría dado cuenta de que la maravilla que crecía en mi interior era mi única oportunidad en la vida de ayudar a Dios a obrar un milagro.
Cuando mis hijos me dieran un beso fuerte, nunca les habría dicho: “Más tarde. Ahora ve lavar las manos para cenar”. Habría dicho más “te quiero” y más “lo siento”.
Pero más que nada, si tuviera otra oportunidad, aprovecharía cada minuto, prestaría atención, viviría intensamente.
Dejaría de preocuparme por cosas insignificantes. No le daría importancia a quién no me quiere, quién tiene más o quién hace qué. En lugar de eso, apreciaría y valoraría las relaciones que tengo con quienes te me quieren bien.
Me habría sentado en el pasto aunque mi ropa estuviera manchada.
Me habría gustado detenerme a oler las flores....
Nunca habría comprado algo sólo por ser práctico, disimular la suciedad o tener la garantía de que va a durar toda la vida.
En lugar de desear que los nueve meses de embarazo pasaran pronto, habría valorado cada momento y me habría dado cuenta de que la maravilla que crecía en mi interior era mi única oportunidad en la vida de ayudar a Dios a obrar un milagro.
Cuando mis hijos me dieran un beso fuerte, nunca les habría dicho: “Más tarde. Ahora ve lavar las manos para cenar”. Habría dicho más “te quiero” y más “lo siento”.
Pero más que nada, si tuviera otra oportunidad, aprovecharía cada minuto, prestaría atención, viviría intensamente.
Dejaría de preocuparme por cosas insignificantes. No le daría importancia a quién no me quiere, quién tiene más o quién hace qué. En lugar de eso, apreciaría y valoraría las relaciones que tengo con quienes te me quieren bien.
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