La inspiradora historia de la yoguini de 100 años

La inspiradora historia de la yoguini de 100 años


El 13 de agosto, Tao Porchon-Lynch cumplió 100 años. Quizá su nombre te resulte desconocido, pero es casi seguro que has visto sus inspiradoras imágenes. 
Se trata de la maestra de yoga más longeva del mundo. Y sí, a 1 siglo de su nacimiento, todavía da clases: hace apenas un par de meses, guió una práctica para más de 13 mil personas en Dubái.

Su historia de vida parece salida de una novela.
Nació en 1918 en la India y fue modelo en Europa y actriz en Hollywood (de hecho, compartió escena con Elizabeth Taylor y Elvis Presley).
Ostenta el récord Guiness como la maestra de yoga más vieja del mundo y fue una de las primeras mujeres que acercó la práctica a Occidente. Empezó en esta disciplina a los 8 años, aunque en ese tiempo no era común que las niñas practicaran.

También tiene un lado activista. Marchó junto a Gandhi para exigir la independencia pacífica de su país natal y con Martin Luther King en contra del racismo en Estados Unidos. Desde Francia, ayudó a escapar a víctimas de los nazis, y actualmente forma parte del Panel de la Paz que preside el Dalái Lama.
Por si todo esto fuera poco, a los 80 años decidió que necesitaba aprender algo nuevo y eligió el baile de salón. Compite regularmente -¡tiene más de 300 trofeos!- y es reconocida por Guiness como la persona más vieja en esta categoría.

Hay dos cosas que le encantan: el vino y los tacones. Si la buscas en Google por su nombre encontrarás decenas de fotografías en las que realiza diversas asanas –posturas de yoga– con sus zapatos altos, otras en las que posa con elegancia, ataviada con sus vestidos de baile, o mientras se encuentra al frente de numerosos grupos de estudiantes.

¿Cuál es su secreto para tener tal vitalidad? Ella ha dicho en repetidas entrevistas que no cree en la edad, sino en la energía: “Cuando sientes el poder dentro de ti, todo es posible”.
No hay mejor forma de predicar que con el ejemplo y el de Tao es un maravilloso recordatorio de que los límites los pones tú y solamente tú, porque la actitud hace la diferencia.

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Recuerda: ¡Sonríe, agradece y abraza tu vida!
Fuente: Harmonia.la