Ley de atracción: ENAMÓRATE

Ley de atracción: ENAMÓRATE



Enamórate ¡Ah!, "el único" ha llegado finalmente a tu vida. Flotas por el aire, con la cabeza en las nubes, consumido por un sentimiento eufórico que desafía cualquier descripción. ¡Estás enamorado!

Nada te molesta. El mundo es dulce, el día es glorioso, es primavera a la mitad del invierno. Incluso los desconocidos son hermosos. Flotas en el aire, ¡estás enamorado!

¿Sabías que puedes provocar ese sentimiento a voluntad? no me refiero a las intensas sensaciones sexuales, sino al estremecimiento emocional, a la sensación de mareo. Puedo asegurarte que si estás enamorado, nada, absolutamente nada, te hará sentir tan bien como eso, ni nada elevará tus vibraciones tan rápidamente como eso.

De ese modo puedes permanecer en esa vibración todo el día, con la convicción de que estás atrayendo tus "quiero", o de que puedes Colocar un "quiero" específico exactamente en el centro de ese sentimiento que te hace estar en las nubes. En este caso tu energía renovada hará que se realicen tus deseos.

¿Recuerdas tu primer amor, y cómo hacía que te pareciera que todo estaba en su lugar? Los problemas resultaban triviales, comparados con el mundo lleno de novedad en el que sentías que tocabas el cielo.

Ve ahí de nuevo. Enamórate, y te sentirás intensamente vivo. Lo único que te faltará será el aspecto sexual; fuera de eso, todo lo demás será una réplica de las cosas reales, porque se trata de una cosa real. Eso es lo que tú eres, todo lo que estás haciendo es conectarte de nuevo. Además de eso, es muy divertido soñar. Y mientras estás metido en ello, disfruta del estremecimiento que sacude todo tu cuerpo y de ese suave aletear en la boca de tu estómago.

Siempre la dulzura

Cuando todo falla, cuando has intentado todo, sin éxito, para sentirte aunque sea un poco mejor, he aquí algo que debes recordar.

Seas hombre o mujer, dentro de ti existe una dosis de ternura, una gentileza, una dulzura tan sublime, que si pudieras tocarla llorarías conmovido. Agresivos o tiernos, mendigos o millonarios, todos la tenemos porque eso es lo que somos. Esa dulzura no tiene nada que ver con la personalidad. No se trata de ser débil, o fuerte; de ser un inútil cualquiera en lugar de un poderoso líder. Tiene que ver contigo, se trata de lo que tú eres.

Para despertar esa presencia (generalmente oculta), sólo necesitas pedirla. Conviértela en un "quiero", o en un intento, y después espera, escucha, percibe y permítete tener la experiencia. Una vez que hayas sentido esa dulzura, ese precioso don dentro de ti, podrás evocar esa misma sensación en cualquier momento, donde quiera que lo desees. Sin embargo, se necesita mucho valor para que tú mismo te permitas vivirla, porque en ese agradable lugar se encuentra la vibración más elevada de todo lo que tú eres. Una vez que hayas encontrado ese estado natural, habrás llegado a casa, a ti mismo. Tu mundo nunca volverá a ser el mismo, porque tú nunca volverás a ser el mismo. Y tampoco tus vibraciones.

En los días más bajos

Mientras vivamos en estos cuerpos, vamos a tener días bajos. En esos días en que todo marcha bien (y que eso podría importarte menos) sólo recuerda que un día malo no es nada más que una válvula cerrada. Tu energía negativa está aumentando. No es gran cosa, así que, adelante. Permítete experimentar esa endemoniada carga de baja de energía, de tal modo que te hartes de tener sentimientos negativos.

Pero si realmente pretendes salir de esas sombrías vibraciones, una buena forma de hacerlo es dejar que tus ojos se detengan en la cosa más pequeña e insignificante que puedas encontrar. Impúlsate con tu sonrisa física, alcanza la "gentil sonrisa interna" y ofrece tu amor a esa cosa insignificante de la forma en la que desees.

Tal vez sea sólo una brizna de polvo, una revista, o un pedazo de cable. Trata de apreciar esa pequeña cosa, envuélvela en amor como si fuera el tesoro más preciado de tu vida, algo que hubieras perdido durante mucho tiempo y que ahora recuperas. Te asombrará ver con qué facilidad cambiarán tus vibraciones.

Ese enfoque que no requiere de gran esfuerzo, generalmente funciona para mí; pero si no lo hace, recurro a una técnica que nunca me falla en la que. Empiezo bailando por toda la casa y cantando alguna cancioncita tonta, como Los días felices han vuelto (cuando de lo que tengo ganas es de gritarle a mi pobre perro), o ¡Qué hermosa mañana! (cuando de lo que rengo ganas es de dejarme caer en una silla y ponerme a llorar), o alguna otra pequeña tontería que invento, que me obliga a ponerme en movimiento.

Utilizo ese recurso cuando estoy completamente deprimida, pero decidida a no quedarme así. Sin embargo, cuando me siento tan decaída, generalmente 'necesito varias horas para que algo me funcione, de tal forma que esa danza alocada se convierte en el principio de algo real. Literalmente libera la energía que se había estancado, hasta que logro conectarme ron "sentirme mucho mejor". Entonces, en cuestión de horas, el teléfono empieza a sonar, surgen negocios, recibo invitaciones de mis amigos y se me ocurren ideas para volver a ganar dinero. Siempre me ha funcionado. La clave es: haz cualquier cosa que creas que puede ayudar a sentirte mejor.

Asimismo, cuando estás completamente deprimido, hablarte a ti mismo por tu nombre, en forma tierna y tranquilizante, logra maravillas. "Todo va a salir bien, Paco, lo prometo, todo va a estar bien. Vas a salir de ésta". Limítate a hablar..., sobre cualquier cosa que te tranquilice..., hasta que te sientas mejor.

Un paso pequeño y ligero a la vez, cuando se está con el ánimo por los suelos; un poco de aquí, un poco de allá, sirve de mucho. Puede llevarte un par de horas, o un par de días, pero finalmente sentirás que tu resistencia disminuye, y que se produce ese maravilloso click, que indica que te has conectado y que has abierto tu válvula.

¡Conéctate, conéctate, conéctate!

Sin importar dónde estés, siempre podrás conectarte con algún tipo de sentimiento positivo si en verdad lo deseas.

Conéctate mientras miras hacia afuera por la ventana de tu cocina. Conéctate al salir de la puerta de tu casa por la mañana. Conéctate mientras te deslizas hacia tu silla de ruedas (si la precisas). Conéctate cuando abordes el metro. Conéctate mientras estás barriendo el patio. Conéctate al sacar fotocopias. Conéctate mientras caminas por la calle. Conéctate mientras das de comer a tus mascotas.


Hasta que puedas sentir ese estremecimiento de alegría, ese estremecimiento de sensibilidad, de estar enamorado o de sentir gratitud, incluso cuando el sentido común te diga que no tienes nada que agradecer, que no estás fluyendo energía para llegar a algún lado en especial. Si tu deseo es lanzarte a una nueva vida, aprende a conectarte y a dirigirte hacia donde quieras, sin importar lo que esté sucediendo a tu alrededor. ¡NO IMPORTA QUÉ!

Si quieres cambiar algo, si quieres mejorar la situación en la que estás, si quieres gozar de ese magnífico sentimiento de realización, o de una profunda felicidad que no hayas experimentado antes, si quieres tener cualquier cosa que no tengas ahora, entonces aprende a encender tu motor, ¡y conéctate!

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 97 Volumén 2