Síguenos en nuestro canal de WhatsAppEntiende una cosa simple...
En la lucha, quien no ha traicionado ganará...
Dicen que el enemigo más fiero y peligroso es nuestro antiguo amigo.
Después de todo, los enemigos no saben realmente nada sobre nosotros, incluso si nos vigilan. Y siempre nos están vigilando.
No conocen nuestros secretos más profundos, nuestras preocupaciones y tristezas.
No saben dónde estamos heridos y golpean al azar. Como en el juego infantil "batalla naval". Y la mayoría de las veces, sus tiros fallan.
Los enemigos no saben sobre nuestros seres queridos. No saben cuánto dinero tenemos en la billetera. No saben por qué lloramos por la noche ni de qué tenemos miedo. No conocen nuestros errores y sombras del pasado. No somos tan tontos como para contarles a nuestros enemigos todo eso.
Pero a un amigo cercano, a un verdadero amigo, se lo contamos todo. El lo sabe todo. Y después, puede golpear donde más duele. Puede revelar todos nuestros secretos para que otros también puedan herirnos. Un amigo lo sabe todo, si era un amigo cercano. Y por eso, un amigo puede convertirse en el enemigo más temido.
Pero entiende esto, ese individuo nunca fue realmente un amigo. Fue una persona con emociones que erróneamente interpretamos como amistad. Pero en realidad, era envidia, una envidia que escondía incluso de sí mismo.
Y en tiempos de dolor, cuando no había nada que envidiar, ese supuesto "amigo" estaba ahí. Consolaba, apoyaba y ayudaba. Se sentía bien haciéndolo. Su corazón estaba ligero. Porque no había nada que envidiar en esos tiempos.
Pero cuando teníamos éxito, evitaba mirarnos. Pretendía estar encantado y feliz. Celebraba nuestro triunfo, pero desviaba la mirada. Su mano era pegajosa y fría como el hielo; simplemente no nos dimos cuenta cuando la estrechábamos. Y sus exclamaciones de deleite sonaban demasiado teatrales.
Luego se cansó de su acto; nuestro triunfo duró demasiado. Y encontró una razón para volverse enemigo. Es fácil encontrar uno si se busca.
Nos miramos mal, dijimos algo que no debíamos, actuábamos de cierta manera, teníamos opiniones incorrectas, estábamos en campos políticos opuestos, se puede inventar cualquier excusa para iniciar un conflicto.
Es fácil encontrar una razón. Pero la verdadera causa siempre estuvo allí: la envidia. Y en lugar de un amigo, ahora hay un enemigo feroz, armado con nuestras confidencias.
Conoce todos nuestros planes y sabe dónde están nuestras debilidades. Y golpeará justo allí.
Pero no hay que desesperarse. Simplemente porque esta persona nunca fue un amigo. Nunca lo fue. Sólo fingía serlo. Incluso se engañaba a sí mismo. Si se ha convertido en enemigo, es que nunca hubo amistad. Y ahora sus verdaderos sentimientos y motivaciones han salido a la luz.
Así que no hay que preocuparse demasiado. Aunque duele y el peligro es real. Pero en la lucha, el que no traiciona, el que fue un amigo verdadero, el que creyó, es el que ganará. Por lo general, así es como sucede...
Autora: Anna Kiryanova
Fuente: Kiryanova.com
Fuente: Kiryanova.com
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