3 sencillos hábitos para cultivar la gratitud a diario

3 sencillos hábitos para cultivar la gratitud a diario


Muchos de nosotros hemos sido condicionados a vivir una vida de insatisfacción constante. Vivimos en una sociedad competitiva, materialista y demasiado centrada en el consumo. Parece que estemos en una lucha constante, incapaces de alcanzar la plenitud interior.

Si queremos cambiar nuestro estilo de vida, primero debemos cambiar nuestra conciencia. Tenemos que darnos cuenta de que vivimos en un mundo lleno de abundancia y de que somos una parte importante e inseparable de él. El primer paso para lograrlo es cultivar la gratitud, y obtendremos grandes beneficios de ello. Por ejemplo:
  • Mejor salud física
  • Mejor salud psicológica
  • Mayor empatía
  • Mejores relaciones
  • Mejora de la autoestima
  • Mejor toma de decisiones

3 sencillos hábitos para cultivar la gratitud a diario

Estos son algunos consejos para cultivar la gratitud que pueden ser útiles a lo largo de tu proceso:

Reconocer el precioso don de la vida

La vida es un regalo maravilloso, pero pocas personas parecen apreciarlo. Normalmente sólo nos damos cuenta de que la vida es preciosa cuando nos enfrentamos a la desgracia.

Sin embargo, incluso en nuestras desgracias, la vida sigue teniendo mucho que ofrecernos, sólo tenemos que estar más atentos y apreciar lo que tenemos. A continuación, presentamos una historia de la India que ilustra esto a la perfección, mostrándonos que tenemos más de lo que solemos creer, incluso cuando pasamos por momentos más difíciles:

Un hombre se quejaba a otro: "Soy muy pobre, no tengo nada".

Entonces el segundo hombre le dijo: "Si eres tan pobre, puedes hacer una cosa: quiero tu ojo derecho. Te daré cinco mil rupias por él. Toma estas cinco mil rupias y dame tu ojo derecho".

Y el primer hombre le dijo: "Eso es muy difícil. No puedo darte mi ojo derecho". Entonces el otro hombre le hizo otra propuesta: "Te daré diez mil rupias por tus dos ojos.

Una vez más, el primer hombre respondió: "¡Diez mil rupias! Pero, de nuevo, no puedo darte mis ojos.

El otro hombre le ofreció: "Te daré cincuenta mil rupias si me das tu vida".

A esto, el primer hombre respondió: "¡Pero eso es imposible! No puedo darte mi vida.

El primer hombre le dijo: "Eso demuestra que tienes muchas cosas preciosas. Tienes dos ojos que no venderías ni por diez mil rupias, y tienes tu vida... ¡y dices que no tienes nada!".

Detente un momento y mira a tu alrededor con ojos nuevos. Mira el cielo relajante, las estrellas titilantes, los árboles de colores... Aprecia toda la belleza de la existencia que tienes la suerte de vivir y tu corazón se llenará de gratitud.

Aprende a prestar atención al presente

Tendemos a estar tan centrados en el futuro que no disfrutamos del momento presente y de los regalos de la vida. Pensamos demasiado, y el incesante parloteo en nuestra cabeza no nos permite centrarnos en el aquí y ahora.

La mejor manera de liberarse del flujo constante de pensamientos es practicar la atención plena. La práctica más común es sentarse con los ojos semicerrados, con las piernas cruzadas sobre un cojín o una silla, la espalda recta y prestar atención a los movimientos del abdomen al inhalar y exhalar o respirar por la nariz.

Esta sencilla práctica hará maravillas para ayudarte a anclarte en el momento presente.

Si aprendes a estar más atento al momento presente, podrás disfrutar mejor de lo que la vida te ofrece. Por supuesto, esto no significa que no debas pensar en el futuro. Haz planes, fíjate nuevas metas, pero no olvides apreciar la vida que ya tienes.

Acepta tus imperfecciones

Para cultivar la gratitud, tenemos que aprender a aceptarnos a nosotros mismos, porque si no nos gustamos, ¿cómo vamos a estar agradecidos por la vida que llevamos?

Muchas personas han sido condicionadas a creer que no son lo suficientemente buenas y que tienen que ser diferentes para ser aceptadas por la sociedad.

Pero lo cierto es que nadie es perfecto. Nadie puede ser bueno en todo ni tomar siempre las decisiones correctas en la vida. Nunca podremos alcanzar la perfección, porque es inalcanzable.

Pero eso no significa que no seamos importantes. Somos únicos e importantes con nuestros defectos e imperfecciones. Todo el mundo tiene una belleza única.

Cuando aceptes tu singularidad y empieces a apreciarte y quererte, empezarás a expresar gratitud por la vida que vives, porque la forma en que percibimos el mundo es en gran medida un reflejo de la forma en que nos percibimos a nosotros mismos.

Por Sandra V.

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