Síguenos en nuestro canal de WhatsAppLa respuesta está dentro de ti. Un hombre que estaba recién casado, su esposa no hacía más que quejarse de él. El Hombre decidió soportar sus insultos en silencio. Cuando vio que ella trataba a sus empleados de la misma manera, acudió a un sabio en busca de consejo. El sabio le escuchó y le dijo:
“¿Por qué me preguntas a mí? ¡Pregúntate a ti mismo!”.
El hombre quedó confundido por la respuesta de su maestro. Sabía que éste intentaba enseñarle algo, pero no estaba seguro de lo que era.
Entonces se acordó de una enseñanza: “Si tus empleados te dan quebraderos de cabeza, es porque has obrado de una forma incorrecta.
Si tu esposa te maldice, es porque no has dominado tu lengua.
Si tus hijos te preocupan, es por obsesionarte en pensar cosas absurdas. Si alineas estas tres cosas con piedad – si tus pensamientos, palabras y obras son correctas y derechas toda esa aflicción se transformará en alegría”.
De repente, el hombre entendió lo que su maestro le estaba diciendo. Si quería mejorar la situación de los demás, debía empezar por él mismo.
“¿Por qué me preguntas a mí? ¡Pregúntate a ti mismo!”.
El hombre quedó confundido por la respuesta de su maestro. Sabía que éste intentaba enseñarle algo, pero no estaba seguro de lo que era.
Entonces se acordó de una enseñanza: “Si tus empleados te dan quebraderos de cabeza, es porque has obrado de una forma incorrecta.
Si tu esposa te maldice, es porque no has dominado tu lengua.
Si tus hijos te preocupan, es por obsesionarte en pensar cosas absurdas. Si alineas estas tres cosas con piedad – si tus pensamientos, palabras y obras son correctas y derechas toda esa aflicción se transformará en alegría”.
De repente, el hombre entendió lo que su maestro le estaba diciendo. Si quería mejorar la situación de los demás, debía empezar por él mismo.
El Camino
Un hombre sabio que ayudaba a su comunidad hizo un viaje para ver a su maestro. Al llegar a la morada de su maestro, dijo éste: “Muéstrame un camino en el que todos podamos servir a Dios”. “¿Un camino?” – preguntó el maestro-; ¿y qué te hace pensar que hay un camino? ¿Son todas las personas lo mismo, de modo que una sola manera de proceder convenga a todas ellas?”. “Entonces, ¿cómo la gente sabe el camino?
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Autor desconocido
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