Compras nerviosas por coronavirus ¿qué nos dice la psicología?

Compras nerviosas por coronavirus ¿qué nos dice la psicología?


Es evidente que estamos viviendo una situación extraordinaria con el COVID-19 y que, como tal, hay que estar prevenidos. No obstante, las compras por pánico generan consecuencias negativas: desabastecimiento de ciertos productos y aumento de los precios.

Estantes vacíos. Largas colas con carritos llenos hasta arriba. Nerviosismo, prisas, miradas cómplices donde se comparte una misma inquietud: el miedo a quedarnos sin suministros, sin alimentos, sin papel higiénico… Las compras nerviosas por coronavirus conforman un fenómeno cada vez más frecuente que nos sorprende y al mismo tiempo intensifica la sensación de pánico.
Ahora bien ¿tiene algún sentido acudir en masa al supermercado para almacenar alimentos y otros productos en casa? ¿O estamos quizá siendo testigos de un comportamiento claramente irracional? En primer lugar, hay un hecho evidente. El avance del brote del COVID-19 nos está obligando a tomar medidas extraordinarias; una de ella es la cuarentena.

Hay además, áreas poblacionales muy concretas que están obligadas a permanecer en sus casas durante al menos 15 días. Algo así obliga evidentemente a disponer de recursos suficientes durante este tiempo. No obstante, las cadenas de supermercado avisan: no hay problemas de abastecimiento, los productos se reponen con total normalidad y no hay atisbo de que esto pueda cambiar.

Sin embargo, lo estamos viendo: hay miedo. Las compras por pánico se suceden desde Washington hasta Nueva Zelanda pasando por España, Francia o Malasia. Ahora bien, este comportamiento no es nuevo y encierra tras de sí, una serie de explicaciones muy concretas. Las analizamos.

Compras nerviosas por coronavirus ¿a qué se deben?

Abraham Maslow nos indicaba en su famosa pirámide de las necesidades básicas que, en la base de nuestro bienestar, en el primer escalón, se asienta el poder disponer de alimentos para nuestra subsistencia. Es así. En medio de un contexto de incertidumbre y miedo, disponer en casa de recursos básicos para subsistir genera tranquilidad en nuestro cerebro. Es algo comprensible.

Ahora bien, un hecho que hemos podido comprobar es que se necesita de muy poco para que de pronto respondamos con pánico. Debemos ser previsores, está claro.

No obstante, una misma reacción en masa provoca situaciones que todos queremos evitar: desabastecimiento de ciertos productos, largas colas e incluso situaciones de estrés y confrontación entre nosotros. Es necesario por tanto tener en cuenta algunos aspectos sobre las compras nerviosas por coronavirus.

Ser previsores, sí, comprar por pánico, no

David Savage es profesor de ciencia del comportamiento y microeconomía en la Universidad de Newcastle en Australia. Algo que nos señala este experto es que debemos ser previsores. La posibilidad de mantener una cuarentena de 15 días es real y como tal hay que prepararse. Ahora bien, debemos abastecernos de manera racional y equilibrada.

¿Qué queremos decir con «racional y equilibrada»? Significa, por ejemplo, no comprar 15 paquetes de papel higiénico. Significa, no poner en nuestro carrito 20 botes de gel hidroalcohólico. Esto mismo es lo que está pasando en muchas ciudades y países, dando forma a una conducta de almacenamiento irracional que traerá consecuencias. La primera, la falta de estos productos. La, segunda, el aumento de precios.

La compra por pánico genera más pánico: la retroalimentación del miedo

Los medios también son, de algún modo, incentivadores del propio pánico. Las compras nerviosas por coronavirus no solo se producen por una reacción instintiva de las personas ante una situación de miedo e incertidumbre.

Ver en la televisión o en los vídeos que compartimos por redes sociales imágenes de personas comprando tiene un efecto contagio.

Recordemos que más allá del virus del COVID-19, no hay nada que se contagie tanto como la angustia, como la sensación de que nos vamos a quedar sin suministros si no actuamos.

La mente desconfiada y el deseo de tener el control

Steven Taylor, es psicólogo clínico y profesor de la Universidad de Columbia Británica. Uno de sus trabajos más relevantes es The Psychology of Pandemics (La psicología de las pandemias). En este trabajo nos explica un aspecto interesante que debemos tener en cuenta.

La mente humana suele reaccionar con cierta desconfianza ante la información que recibe. Siempre se tiene la sensación de que «no nos lo están diciendo todo». A veces, leemos datos falsos a los que damos veracidad, otras veces, recibimos información contradictoria… Estas situaciones alimentan el miedo y lo que necesitamos es tener cierta sensación de control.

Un modo de lograrlo es a través de las compras. Sabemos que lavarnos las manos y mantener unas adecuadas medidas de protección e higiene ayuda. Ahora bien, llegar a casa y tener las alacenas llenas de alimentos y de productos de primera necesidad alivia, reconforta y nos da esa necesitada sensación de control.

Alternativa: la compra racional en un contexto de crisis

Las compras nerviosas por coronavirus alimentan el pánico y debemos evitar caer en este comportamiento. Es evidente que estamos viviendo una situación extraordinaria con el COVID-19.

Este contexto nos obliga, evidentemente, a adaptarnos a esta situación, pero la posibilidad de afrontar con éxito dicha realidad, pasa primero por actuar con calma, equilibrio e inteligencia. Es así como sacamos lo mejor de nosotros mismos.

Por tanto, ante la pregunta de sí hay que ser previsores, la respuesta es sí; pero de manera racional. ¿Es recomendable aumentar nuestro volumen de compras de un día para otro?

Todo dependerá de las indicaciones que hayamos recibido de los expertos. Si vamos a estar más tiempo en casa a causa de una cuarentena o si nuestros hijos no van a ir al colegio, evidentemente, necesitamos equiparnos más.
  • Debemos evitar que nos controle el pánico. Las conductas empujadas por la ansiedad y el miedo agravan la situación: los precios aumentan y escasean productos.
  • Hay que comprar lo que necesitemos en función de las necesidades cotidianas, ni más ni menos.
  • Si las instituciones sanitarias recomiendan alguna medida, actuaremos en consecuencia.
  • No debemos anticipar futuribles irracionales: las tiendas no se van a dejar de recibir abastecimiento. Podremos seguir comprando con normalidad cuando así lo necesitemos.
Para concluir, si en algún momento percibimos que está situación nos desborda de algún modo, no dudemos en contactar con profesionales especializados.

Las crisis se afrontan desde la calma, el consenso, el comportamiento cívico y aunando esfuerzos y motivaciones entre todos. A día de hoy, tenemos buenas noticias: China está ganando la batalla.}

Por Psicóloga Valeria Sabater

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Fuente: Lamenteesmaravillosa.com