¿Tienes Miedo? parte 1/2

¿Tienes Miedo? parte 1/2


"Y así, después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...Decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo ir a buscarlas”.Walt Disney.


Aprender a atreverse

Todos aspiramos a grandes cosas en nuestros sueños, pero la mayoría de nosotros no crea los resultados deseados. No tenemos sufi­ciente dinero, amor, éxito ni alegría en la vida. ¿Por qué? ¿Qué nos lo impide?

Cualquier persona podría citar al menos tres buenos motivos que expliquen por qué no puede hacer lo que realmente desea. De se seguro muy validas,  pero en lo más profundo del corazón todos sabemos que sería­mos capaces de hacer grandes cosas con sólo proponérnoslo.

¿Es posible que lo único que nos lo impide sea el miedo? ¡Pues sí! Es el miedo lo que nos frustra, nos paraliza, nos erosiona la autoestima y nos pone obstáculos imaginarios en el camino. El miedo nos impide pasar a la acción y, si no actuamos, nunca llegaremos más allá de donde nos encontramos. Pero los miedos desaparecen cuando uno se enfrenta a ellos. Y, una vez que tomamos en nuestras manos nuestro propio destino, podemos tener, hacer y llegar a ser todo aquello que hayamos soñado.

No se cuáles son esos mie­dos y dudas que en la actualidad te tienen para­lizado, pero, por la experiencia se que puede vencer esos mie­dos y conseguir cuanto desea. Así que empece­mos ahora mismo, hoy. Juntos, todos podemos atrevernos a triunfar.

¡Resultados asombrosos! Eso es lo que todos queremos en nuestra vida.
Es posible que deseemos más dinero, o qui­zás un trabajo más estimulante, o tal vez un amor verdadero o una relación sexual más gratificante. Acaso secretamente soñemos con trabajar en el cine o con ser presidente de una im­portante empresa o, iniciar un negocio exitoso, incluso, con intervenir en política.

Todos soñamos con ser o hacer grandes cosas, pero la mayoría no obtenemos los resulta­dos que deseamos. No tenemos suficiente dine­ro, amor, éxito ni alegría en la vida. No nos sentimos realizados ni satisfechos. En un senti­do muy profundo y personal, percibimos que no vivimos conforme a todas nuestras capacida­des, que no somos triunfadores. ¿Por qué? ¿Por qué no somos todos lo que queremos ser? ¿Por qué no tenemos todo lo que deseamos? ¿Por qué no gozamos de prosperidad y de los abundantes bienes de este mundo? ¿Qué nos lo impide?

Si se lo preguntamos a cualquier persona co­rriente, estoy seguro de que nos dará numerosas «buenas» razones por las que no ha triun­fado, muchas de ellas muy convincentes:


  • Soy demasiado feo.
  • Soy demasiado gordo (o delgado).
  • Soy demasiado alto (o bajo).
  • Soy demasiado viejo (o joven).
  • No soy lo bastante listo.
  • Soy demasiado débil.
  • Estoy enfermo.
  • No tengo estudios.
  • No tengo el dinero suficiente.
  • No hablo un segundo idioma.
  • No se me ha dado la oportunidad.
  • No tengo suerte.
  • Pertenezco a un grupo minoritario.
  • Soy calvo.
  • Sólo soy una mujer.
  • Sólo soy una esposa.
  • Soy padre (o madre) divorciado.
  • Soy un perdedor (doble, triple).
  • Vengo de una familia pobre.
  • Es que trabajo todo el día.
  • Porque vivimos épocas de crisis.
  • Vivo solo.
  • No tengo quién me apoye.
  • Nadie me oriento.
  • Etc….

Éstas son solo una pequeña lista las razones que dan muchas personas para explicar por qué no logran obtener lo que dicen desear. Repase usted su propia lista y vea si no encuentra enseguida por lo menos tres razones para demostrar que no puede hacer lo que realmente desea.

¿Son meras excusas?

No pienso que Ud. sea un mentiroso, ni que este inventando sus razones por las cuáles no ha conseguido el éxito, pero: ¿Son éstas «buenas» razones de veras, o son simples excusas? ¿De verdad esta convencido en lo más profundo del corazón, que no podría ha­cer cualquier cosa? ¿Son verdaderamente imposibles de superar?, ¿y si sólo se atreviera una vez a intentarlo? ¿No cree que podría conseguir cualquier cosa, con sólo no tener miedo a intentarlo?

¿Son de veras esos motivos los que nos estor­ban? ¿O se trata, simplemente, de que no nos atrevemos?, ¿son situaciones que piensas te justifican a ti ante los demás de tu condición actual?

Piénselo. Las excusas siempre están ahí. Pe­ro el atreverse está dentro, en nuestro propio pecho, donde una mano minúscula nos aferra el corazón y nos dice: «¡Tienes miedo!».
¿Miedo? ¿Es posible que el verdadero ene­migo sea el miedo? «¿Miedo yo?»

En nuestra cultura no nos gusta admitir que tenemos miedo a algo que no sea la violencia física directa. ¿Cómo es posible tener miedo?. Estoy seguro que en este instante de lectura tu mente ya esta armando la defensa de porqué no es miedo, habiendo razones de por medio convincentes… sólo para ti. La vida se mide por resultados, entonces de verdad piensa ¿a quién le interesa saber porqué no eres exitoso? 

Respuesta: A NADIE. Ni al Universo, ni a ninguna persona que te rodea, tus razones (excusas) son simplemente una caricia emocional de uso totalmente personal.

Continuará...

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 67 - Volumén 2