Reflexiones de Optimismo 2/2

Reflexiones de Optimismo 2/2



Nada se compara a lo que viví ahora. Incluso en esta ocasión me acompañaron amigas y amigos, pero la experiencia fue totalmente personal. Nunca había conversado con alguien sentado en la arena mientras el mar acariciaba nuestros pies hasta las 3 de la madrugada, cubiertos por un cielo totalmente estrellado y acompasando a nuestras palabras el continuo oleaje del mar. Me sentía profundamente unido a todo ello. En instantes todo éramos lo mismo, instantes en que toqué a Dios. No me queda duda. Y lo más bello es que me he atrapado “observando pacíficamente” como nunca antes: la naturaleza, los comportamientos de mis amigos, las palabras que cruzábamos, y lo más impresionante: las opiniones que cada uno daba de un mismo evento o suceso. 

¡Wow! No tan solo impresionante lo diferente de las opiniones, sino que resulta más sorprendente aún darse cuenta de que hay diferentes perspectivas. Vamos, quiero enfatizar el hecho mismo de darse cuenta. Cultivé mucho la actitud del observador y comprendí perfectamente porque se puede disfrutar un viaje –o cualquier cosa— y no es por el viaje en sí, por lo paradisíaco del lugar, ni por la gente que te acompaña o no, nada de eso. La belleza, la armonía, solo está en mente de quien observa, para que así, se pueda identificar esa belleza con la belleza circundante. El círculo se cierra perfecto. Recuerdo que Miguel de Cervantes, en su obra “Don Quijote de la Mancha”, expresa una de sus afamadas reflexiones: “La belleza está en los ojos del que mira”, pero hoy no estoy de acuerdo en esto. 

No estoy de acuerdo en esto si lo tomo como “exclusivamente” ahí, la belleza en los ojos del que mira. ¡No! Me acabo de dar cuenta de que la belleza está en todo, ¡absolutamente en todo! En el que mira y en lo observado, y para colmo en el mismo proceso de observar, también hay belleza ahí. 

Tal vez, una Nueva Conciencia de la reflexión de Cervantes sería la siguiente: “La belleza está en todo, pero solo se dará cuenta, solo la podrá apreciar, aquel que la lleve en su interior y puedan sus ojos observarla desde la misma perspectiva”. Decirte esto, me encanta. Además, si alguien, por sus creencias, por su evolución en etapas primitivas del ser, no lleva belleza en su interior, es lógico y normal que no la alcance a ver afuera en su realidad circundante, en los amaneceres que tiene, en las personas, o en los animales. Pero –este “pero” es importante—, el hecho de que esta persona no se dé cuenta, no alcance a ver la bondad y belleza en su derredor, no quiere decir que su derredor no la tenga. Punto. Tal vez por eso, quiero opinar que el pesimista simplemente es un ciego y el muy realista está dormido. Pero cuando llega un momento en tu vida en que ves y ves despierto, entonces todo es bello y bueno. Todo. Cuando vibras con un amor así, gracias a que vibras con un amor de esa magnitud, es que puedes apreciar cualquier cosa o persona como bella. Y no al revés como mucha gente piensa. He observado a gente que cree que por ver a alguien físicamente atractivo, ahí podrá darse una relación de amor. 

No creo. Quizá. Es solo una posibilidad. En cambio, lo contrario es una certeza. Cuando logras ver a alguien con amor, ahí podrá darse una relación de profunda atracción. Todo consiste en lo que alcanzas a ver primero. Te estoy compartiendo cavilaciones que simplemente están surgiendo en mí luego de lo que se puede observar del comportamiento humano en la playa. Ejemplos de cuerpos atractivos en un ambiente así, pueden haber muchos, y tal vez por esto es que reflexiono contigo de esta manera. Me di cuenta de cosas nuevas. 

Otro ejemplo: hoy me resulta increíble ver cómo en la playa existen diferentes posturas: quien se broncea meramente anhelando regresar a la ciudad y mostrarse con un color estupendo para ser apreciado por “sus amistades” y ser cuestionado de inmediato para saber a dónde fue y este tener la oportunidad de presumir su viaje, todo ello trampas el ego; y quien se broncea meramente como consecuencia de tener un poderosísimo contacto con una fuente tan basta de energía como es el Sol, embebido única y exclusivamente en ese preciso momento en donde te dejas acariciar por sus rayos en cada poro de tu piel y sientes en cada minuto la conexión con el Todo. ¡Es tan impresionante la meditación a la que te puede llevar el tener que cerrar los ojos para recibir el Sol! Cierras los ojos y vez luz. 

Literalmente conectas y percibes que estás en una burbuja donde los mismos pájaros con sus trinos te hablan al corazón mientras vuelan contigo. Son dos diferentes maneras de broncearse. El primero estará hablando todo el día de su color, el segundo nunca se dio cuenta de ello y ni habla al respecto, vive inmerso en la dicha de sentir aquí y ahora. El primero ya quiere regresar para mostrarse, usando sus prendas blancas para establecer más el contraste; el segundo sabe que regresará cuando esté en el plan Maestro y con más energía para compartir con los demás su fuente de paz y armonía. Viajé con los dos tipos de personajes y fue igual de lindo darme cuenta de la belleza que hay en los dos. 

¿Cómo se logra esta Nueva Conciencia en donde se espera lo mejor? Hay muchas formas que a lo largo de todos mis escritos puedes descubrir. Sin embargo hoy, hoy que quiero compartirte tanto de lo vivido, te daré un “Credo del Optimista”. Es un credo que se publicó originalmente en el año de 1912, en un libro llamado: “Your Forces and How to use them”, escrito por Christian D. Larson, prolífico autor y conferenciante que creía que la gente tenía tremendos poderes latentes que podrían ser controlados para su éxito mediante una adecuada actitud. Creo firmemente en lo que este credo reza. Sé perfecto que así es. En los mejores libros de superación personal se hace alusión a él y quiero aprovechar este espacio para compartirlo contigo. Hoy, en esta etapa de mi vida, doy fe de que todo lo expresado en él es totalmente cierto. Es un muy buen resumen de la filosofía Nueva Conciencia y por ello aquí te lo comparto. Me he tomado la libertad de modificarlo un poco con el fin de transformarlo en algo más actual y con mi toque personal de una Nueva Conciencia, aunque siempre respetando la idea y el formato original siendo lo más apegado a lo que su autor nos compartió en su época. Es para ti: 


EL CREDO DEL OPTIMISTA 

(El poder de la Fe con Nueva Conciencia) 
Prométete a ti mismo:

  1. Ser tan fuerte que nada pueda perturbar tu paz interior.
  2. Hablar tan solo de salud, alegría y prosperidad con cada persona que te encuentres.
  3. Hacer sentir a todos tus amigos que tienen algo que vale la pena en ellos.
  4. Ver el lado luminoso y soleado de todo y así hacer que tu optimismo se vuelva realidad.
  5. Pensar sólo en lo mejor, trabajar solo para lo mejor y esperar solo lo mejor.
  6. Ser tan entusiasta por el éxito de otros como lo eres por el tuyo propio.
  7. Olvidar los errores del pasado y seguir adelante con los grandes logros de tu futuro.
  8. Plasmar una alegre expresión en tu rostro en todo momento y dar una sonrisa a cualquier criatura viviente con la que te encuentres.
  9. Invertir tanto tiempo mejorándote a ti mismo que no te quede tiempo para criticar a los demás.
  10. Ser tan grandioso como para no preocuparte, tan noble como para no enojarte, tan fuerte como para no temer, y tan feliz como para no permitir la presencia de problemas.
  11. Pensar siempre bien acerca de ti mismo y proclamarlo al mundo, no en voz alta, sino con tus grandiosas acciones.
  12. Vivir en la certeza de que todo el mundo está de tu lado, tanto, que logres ser verdaderamente lo mejor que hay en ti.


Todo lo que sucede en tu vida, sucede por “algo” y ese “algo” siempre es algo bueno. Siempre. Vivir en esta certeza es divino. Y lo único de necesitas hacer es darte cuenta. No más. Una de mis mayores ilusiones en mi vida es ayudarte a que te des cuenta de esto. ¡La vida es tan bella esperando lo mejor en todo momento, que termina por suceder! Incluso debo confesarte algo aquí: cuando vives esperando lo mejor siempre, llegará un momento en que ya no esperes nada y así suceda lo mejor siempre. ¿Irónico? Quizá, pero en la evolución del ser, así sucede. Cree en esto y te alegrarás. Sabe esto y vivirás una tremenda... 
¡Emoción por Existir!


Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández