Taller de Autoestima: Nadie va a venir

Taller de Autoestima: Nadie va a venir


“Aquel que espera un milagro para seguir vivo y nada hace porque éste suceda, corre el riesgo, mientras aguarda, de morir” - Alejandro Ariza.
Es posible que este capítulo desmoralice a algún lector muy sensible.
Sin embargo, me interesa dejar muy claro que ésa no es la intención de la reflexión de este capítulo. No, en absoluto. Lo que sucede es que nos confrontaremos con una gran verdad, nos toparemos con una clásica dinámica psicológica que nos limita el progreso, y es la siguiente: La inmensa mayoría de nosotros vivimos "esperando" que alguien venga a salvamos cuando pasamos por momentos de dificultad. Muchos vivimos aguardando "la llegada del salvador", y en esa espera nos posicionamos en una cómoda circunstancia, pasiva, sedentaria, inactiva y aguardando un milagro, haciendo nada por nosotros mismos. 
Ésta ha sido una de las lecciones más duras en mi vida. Vivir con la continua esperanza de que alguien o algo nos salvará, vivir con la ilusión de que en el momento menos esperado de alguna dificultad que afrontemos llegará nuestro salvador, nos impide desarrollar nuestro potencial de éxito en su plena totalidad.
Cuando digo "salvador" me refiero a figuras tales como: el papá, la mamá, el hermano mayor, el amigo generoso y de gran bondad, la lotería nacional, el novio, el suegro, su jefe en el trabajo, el Espíritu Santo, un billete de alta denominación que nos encontramos tirado, algún error del cajero del banco donde no se nos cobró el excedente de nuestra tarjeta de crédito, el sacerdote, el abogado, el ángel de la guarda, el gobierno, Dios o como usted lo conozca, el líder sindical, el esposo, la abuelita millonaria, el maestro corrupto que con un dinero nos ayuda, el hijo pródigo, el jefe que reconozca cuánto trabajo, etcétera. Como ve, abundan las figuras de "el salvador", y es por ello que nos hemos creído que por lo menos alguno de ellos venga en nuestro auxilio. 

¡Caray!, si son tantos, por lo menos uno debería estar al pendiente de nuestros problemas y venir a salvamos. ¿Cuántas personas pensarán así? Pues le puedo garantizar que muchas, muchísimas por lo menos a nivel inconsciente así vivimos la inmensa mayoría de las personas. Hablo de México porque es el país que más me importa, es donde vivo y en donde he podido crecer y desarrollarme. Por ello quiero aportar esta reflexión, para que despertemos y nos demos cuenta de que nadie va a venir a ayudamos, pero lejos de ser ésta una actitud pesimista, creo firmemente que es una postura que fortalece nuestra responsabilidad y nos hace auténticos dueños de nuestra propia vida, con todos los resultados que en ella generemos nosotros, nadie más. 
Le haré una pregunta y le suplico que por favor sea sincero. ¿Qué es lo primero (lo primerísimo) que piensa cuando tiene algún problema? Insisto, sea sincero, al fin que nadie está viendo lo que piensa. ¿Acaso piensa en "alguien"? Si su respuesta es afirmativa, lo felicito por sincero, usted pertenece a la inmensa mayoría de personas que está esperando a un salvador (novio, padre, amigo, etcétera). No se sienta mal si piensa así. Le puedo garantizar que ya es parte de un inconsciente colectivo. 

De hecho, de paso esté decir que una de las razones por la que muchas mujeres buscan a una pareja es para que sea su salvador y "salgan de pobres". ¿Ha conocido gente así? Yo sí. Es una forma de actuar de la que ya no nos damos cuenta, simplemente así reaccionamos la mayoría. Pero es en ese momento en donde le conferimos a otro la habilidad de nuestro triunfo para salir airosos de algún problema. Creo que eso nos ha dañado enormemente: darle a otro lo que nos corresponde a nosotros por ser nuestro.
He ahí el grave error: endosar la responsabilidad necesitando entonces de esa otra persona. Hemos generado creencias erróneas alrededor de todo esto valorando más la gran empresa para la que trabajamos, el nivel social superior, una amplia red de contactos personales que a nosotros mismos y nuestra capacidad de ser crear y valernos por nosotros mismos, no quiero que piensen que estoy invitando a que vivan en una isla desierta y vivan como Robinson Crusoe, para nada, ni tampoco que un entorno favorable está mal. La idea principal es que esto no substituye su verdadero valor: Usted. 

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Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández