El suicidio, la eutanasia, el aborto, la prostitución en la Ley del Amor

El suicidio, la eutanasia, el aborto, la prostitución en la Ley del Amor


¿Y qué me tienes que decir del suicido? 
Un suicido es equivalente al asesinato de uno mismo y desde el punto de vista espiritual es algo negativo, pues estás desperdiciando una oportunidad de progreso espiritual. Equivale a un examen no presentado. Lo que interrumpes en ese momento tendrás que volver a afrontarlo en la siguiente vida. 

¿Cuál es el destino de los suicidas en el plano espiritual? 
Suelen entrar en un estado de turbación en el que rememoran una y otra vez el momento en el que cortaron su vida y perciben el dolor que sintieron sus allegados como si fuera propio. En este proceso llegan a tomar conciencia de la inutilidad del acto que cometieron. Cuando muestran signos de toma de conciencia y arrepentimiento se les prepara para una nueva encarnación, que suele ser bastante inmediata, donde tendrán que afrontar las mismas pruebas que vinieron a superar en la vida que interrumpieron súbitamente. 

¿Qué opinión te merece la eutanasia? ¿Está justificada en algunos casos, por ejemplo en el caso de enfermos incurables o enfermos terminales? 
Ya hemos dicho que la vida es sagrada y no debe ser cortada antes de que llegue el tiempo de que la muerte ocurra por sí misma. Interrumpir la vida, aunque sea con la buena intención de evitar el sufrimiento, es algo negativo desde el punto de vista espiritual. Tened en cuenta que si a cada persona que vive una situación de sufrimiento se le quitara la vida no quedaría nadie vivo en el mundo. Todas las circunstancias que vive el ser humano, enfermedades congénitas, paraplejías, todo tiene un significado que es ayudar al espíritu a evolucionar. Son pruebas elegidas por ese espíritu antes de encarnar. Interrumpirlas antes de tiempo les obliga a venir en otra ocasión a terminar la prueba inconclusa, con lo cual no se les ayuda en absoluto. A veces el espíritu que vive esa situación de sufrimiento, se acobarda y quiere escapar de ella cortando la vida, pero no es de esta manera como lo conseguirá. 

¿Y en los casos de enfermos terminales está justificada la eutanasia? 
Si se están muriendo, ¿qué sentido tiene adelantarles la muerte? Dejad que se mueran por sí mismos. 

Supongo que el sentido es acortar su sufrimiento, porque muchos de ellos experimentan dolores insoportables. 
Aliviad su dolor entonces, pero sin cortarles la vida. 

¿Y en los casos de coma prolongados? ¿Está justificada la eutanasia? 
Tampoco está justificada. Cuando alguien ha finalizado su tiempo de encarnación y debe dejar el mundo terrenal, desde el mundo espiritual se le ayuda para que se desprenda del cuerpo físico lo antes posible. Si el cuerpo permanece con vida, es que esa vida tiene un significado, porque si hubiera llegado el momento de desencarnar para ese espíritu nada de lo que hicierais podría evitar su partida. 

¿Qué opinión te merece el aborto? 
Ya hemos hablado anteriormente de este tema en profundidad y no lo vamos a repetir. El asesinato de un neonato no deja de ser un asesinato sólo porque no veáis la cara de la víctima y percibáis como sufre. Tampoco ven las caras de sus víctimas los que ordenan un bombardeo y no por ello deja de ser menos grave el delito que comenten. El espíritu ligado a ese ser en gestación lo pasa tan mal como las personas que son torturadas hasta la muerte. Evitadles ese sufrimiento y evitaros a vosotros el sufrimiento que conlleva el haber sido los verdugos de vuestros propios hijos. Respetad la vida, que es un don espiritual muy valioso para evolucionar, y no la interrumpáis de ninguna forma ni bajo ningún concepto, ni con asesinatos, guerras, penas de muerte, suicidios, eutanasias ni abortos, y con ello evitaréis muchos sufrimientos en vosotros y en los demás. 

El sexto es "No cometerás actos impuros". 
Este es otro mandamiento que ha ido variándose a lo largo del tiempo pues, en las traducciones católicas o cristianas del Deuteronomio aparece como "No cometerás adulterio". 

¿Y cuál es la versión correcta? 
Ninguna de las dos. Tomad la versión hebrea de los diez mandamientos que aparece en el Deuteronomio y caeréis en la cuenta de que la traducción original del mandamiento no es "no cometerás adulterio", sino "no prostituirás" que equivale a decir, "no fuerces a nadie a mantener relaciones sexuales no deseadas". Este mandamiento abarcaría también a los matrimonios concertados, pues se obliga a uno o a los dos cónyuges, generalmente a la mujer, a mantener relaciones no deseadas. Esto quiere decir que nadie puede ser obligado a mantener relaciones sexuales no deseadas, ni dentro ni fuera del matrimonio. 

Tened en cuenta que en esa época los derechos de la mujer y los niños (especialmente las niñas) prácticamente no existían. Eran tratados apenas un poco mejor que el ganado. Desde la más tierna infancia se comerciaba con ellas, sobre todo con aquellas que pertenecían a las clases más desfavorecidas. Eran compradas y vendidas como esclavas y prostitutas, para satisfacer los bajos instintos de aquellos que pudieran pagarlos. Los secuestros de mujeres y violaciones estaban a la orden del día. En las guerras eran frecuentemente consideradas botín de guerra, violadas por los soldados y luego dedicadas a la prostitución y a la esclavitud. 

También los matrimonios concertados estaban a la orden del día. Las propias familias consideraban un buen negocio si conseguían casar a alguna de sus hijas con alguien con dinero y poder. Los matrimonios de niñas con hombres adultos o ancianos 
o entre niños y niñas por intereses de los padres eran muy frecuentes. Prácticamente podríamos decir que más del 90% de las uniones estaba decidida sin que el cónyuge más débil participara en esta decisión, puesto que eran decisiones tomadas por los padres cuando los hijos todavía eran niños o ni siquiera había nacido. La gente poderosa y ambiciosa utilizaba el casamiento como una manera de acumular mayor riqueza o poder, de anexionarse dominios vecinos o simplemente para satisfacer el capricho de poseer sexualmente a quien les viniera en gana. La poligamia para el hombre era normal y signo de poder y riqueza, y estaba bien considerada. Imaginad el sufrimiento de todas aquellas mujeres y niñas sometidas a todos esos abusos y humillaciones tan extremas. La intención de este mandamiento era poner freno a todos aquellos abusos. Pero el egoísmo del ser humano se encargó de pervertir también este mandamiento e hizo de la víctima el verdugo y del verdugo, la víctima, pues desde bien pronto se castigó a la mujer forzada a prostituirse, y no al proxeneta, al violador o al "esposo" forzoso, o a los padres que negocian con las vidas de las hijas, que son los que prostituyen e incumplen el mandamiento. 

¿Cuál sería el motivo por el cual habría un interés en modificar este mandamiento? Quiero decir ¿cuándo y por qué pasa de ser "no prostituirás" a "no cometerás adulterio"? 
Si el poderoso violaba y prostituía abiertamente era evidente que incumplía el mandamiento "no prostituirás". El matrimonio concertado y la poligamia eran en realidad formas de prostitución y violación encubiertas que podían permitirse los más poderosos, pues como contrapartida tenían que hacerse cargo de la manutención de las esposas o concubinas y su prole. En realidad, todo esto ocurría mucho antes de que Moisés naciera y estaba muy generalizado. Él era sabedor de todos estos abusos, que le generaban una gran indignación, e intentó legislar para evitar que se siguieran cometiendo, apoyándose en un Consejo Divino. Mientras él estuvo con vida pudo refrenar los casos de abusos más flagrantes. Pero cuando él ya no estaba, los poderosos interpretaron el mandamiento a su conveniencia. No se atrevieron a cambiar el mandamiento. Lo que hicieron fue añadir leyes nuevas de su propia invención que iban oscureciendo el significado del mandamiento original. Lo primero fue dar la imagen de que el matrimonio concertado, la poligamia y el poseer concubinas era "agradable a Dios" y que el matrimonio por sí mismo era una institución sagrada. Luego, para evitar cargar con la manutención de las esposas que no les interesaban inventaron el repudio y cargaron sobre la mujer las culpas del repudio, malinterpretando la propia ley de forma interesada, bajo la acusación de que ejercían la prostitución. En algunos casos era cierto que estas mujeres tenían relaciones sexuales con otro hombre, justamente del que estaban enamoradas, ya que al estar forzadas a ser esposas del poderoso no podían establecer una relación abierta con él, por lo que vivían sus amores en la clandestinidad. Otras mujeres, al ser repudiadas, no tenían más remedio que recurrir a la prostitución para subsistir, pues eran totalmente excluidas de la sociedad, con lo cual acababan confirmando la falsa acusación que se les había hecho. El catolicismo fue más atrevido y finalmente modificó el mandamiento para dar toda la importancia a la institución del matrimonio y ninguna a la libertad de elección de pareja, pues los poderosos de las épocas posteriores seguían utilizando el matrimonio concertado como arma de satisfacción de su egoísmo y no estaban dispuestos a renunciar a ella. Por eso introdujeron el concepto del adulterio y lo utilizaron en la redefinición del mandamiento, que pasó a ser "no cometerás adulterio", para castigar al cónyuge que tenía relaciones sexuales fuera del matrimonio. En la práctica sólo la mujer era condenada por adulterio, puesto que al ser la sociedad católica profundamente machista, como lo era la hebrea, el hombre seguía llevando la doble vida que quería sin que nada le ocurriera. 

Pues a pesar de lo que dices, las sociedades que se consideran más religiosas todavía consideran que el matrimonio concertado es algo normal y agradable a Dios y es una práctica habitual. ¿Qué tienes que decir al respecto? 
Sabed que el matrimonio concertado es una forma de violación institucionalizada a la que se le ha dado apariencia de "honestidad". Para que no quede ninguna duda al respecto, añadiré que desde el punto de vista espiritual se trata de una flagrante violación del libre albedrío, una manipulación horrenda que se hace del sentimiento de una persona, pues se la obliga a convivir y mantener relación sexual con alguien que ella no ha elegido. Además, se le impide liberarse de esa esclavitud bajo multitud de amenazas y chantajes, entre los cuales está el hacerle creer que, si no se somete, es una persona sucia, impura y que desobedece los designios de Dios, con lo cual se viola también el mandamiento de "no utilizaras el nombre de Dios con propósitos egoístas". 

¿Pero entonces el adulterio es algo negativo desde el punto de vista espiritual o no? 
Ya hemos hablado de este tema ampliamente cuando tocamos el tema de las relaciones de pareja y dijimos que la fidelidad a los sentimientos es lo único que importa a nivel espiritual, pues es la clave de la felicidad. La fidelidad surge espontáneamente cuando hay un sentimiento de amor de pareja mutuo entre los cónyuges, y éste no se puede forzar. Poco importan aquí vuestros convencionalismos. Si una unión matrimonial es forzosa, ten por seguro que habrá un rechazo completo, una aversión hacia la relación sexual con el cónyuge forzoso y un deseo de tener una relación elegida por voluntad propia, incluyendo la relación sexual. Si es una relación voluntaria pero no hay sentimientos se produce insatisfacción, inapetencia e incluso un rechazo a la relación sexual y un deseo insatisfecho que busca satisfacerse en otra relación. En estos casos la infidelidad, el adulterio o como le queráis llamar, es un reflejo de la ausencia de sentimiento de pareja entre los cónyuges, que se obligan ellos mismos o son obligados a mantener una relación sin amor y que buscan fueran de esa relación lo que no encuentran dentro de ella. El problema está entonces en querer forzar o prolongar uniones no deseadas. 

Etimológicamente, la palabra adulterio viene de adulterar, alterar la calidad o pureza de algo por la adición de una sustancia extraña, o también falsificar o manipular la verdad. Estos significados nos acercan mejor a la definición espiritual que debería tener la palabra adulterio. Una relación adulterada se da cuando dos personas se unen como pareja bajo la apariencia de que existe un sentimiento y no lo hay realmente. Es decir, se manipula o falsifica la unión de pareja, se altera la pureza de la unión cuando ésta no se da por amor. Cuando las relaciones de pareja se basen en un sentimiento de amor y afinidad mutuos no existirá ni el adulterio en su definición espiritual ni en la terrenal, porque al estar unido al ser amado, la relación sexual con la pareja será verdaderamente plena y no se buscarán otras relaciones para satisfacer la sexualidad. 

Pero para que esto sea posible es necesario que exista la libertad de sentimiento. Por eso yo os digo que este mandamiento, el de "no prostituirás", ya que el ser humano ha avanzado lo suficiente para asimilarlo, se puede reformular en la actualidad de esta manera: "Respetarás la libertad de sentimiento". Dicho de otro modo, todo ser humano tiene derecho a elegir libremente con quién quiere y no quiere tener relación de pareja, incluyendo la relación sexual, y nadie puede quebrantar ese derecho. Por ello nadie está obligado a unirse a otra persona si no lo desea, ni está obligado a perpetuar una relación si no lo desea. 

Según lo que has expuesto, ¿en qué situación quedaría la indisolubilidad del matrimonio, tan ensalzada por la Iglesia?

Ya lo dijimos anteriormente. La prolongación de una relación de pareja, si hay unos sentimientos firmes dentro de la pareja, se dará de manera espontánea, haya o no un contrato de matrimonio firmado. Pero no puede ser forzosa, pues esto sería atentar contra el libre albedrío. Por tanto, la indisolubilidad del matrimonio no es una ley divina, sino humana y no proviene ni de Moisés ni de Jesús. De hecho, es una norma que se introdujo más de mil años después del paso de Jesús por la Tierra. Si repasáis vuestra historia veréis que el divorcio estuvo vigente durante el reinado de todos los emperadores romanos cristianos. La ley civil en la época de los emperadores cristianos permitía un nuevo matrimonio después del divorcio. También lo estuvo en todos los Estados que se originaron tras la fragmentación del Imperio romano. Fue el Papa Gregorio IX (1227­1241) quien, por enemistad con los emperadores y reyes de la época, al ver que éstos acostumbraban a cambiar de mujer frecuentemente, impuso por decreto el matrimonio indisoluble en los reinos cristianos.


Continuará...


Extracto del libro  "La ley del amor" - Las Leyes Espirituales II de  Vicent Guillem