Tu comportamiento revela mucho.
Las relaciones humanas suelen basarse en dinámicas complejas en las que las personas interactúan y se influyen mutuamente.
La idea de que "las personas nos dan exactamente lo que aceptamos recibir de ellas" pone de relieve el papel central de nuestro propio comportamiento en la forma en que nos tratan los demás.
En otras palabras, nuestra tolerancia hacia el comportamiento de los demás a menudo marca la pauta de cómo nos tratan.
Imagínate en una relación en la que permites que alguien te hable irrespetuosamente.
Al aceptar este comportamiento, estás comunicando implícitamente que es aceptable para ti. Como resultado, la persona puede seguir actuando así porque sabe que puede hacerlo sin consecuencias. Cada vez que toleras este comportamiento, estás enviando una señal de que estás dispuesto a aceptar este trato.
Sin embargo, también funciona al revés. Si estableces límites claros y te niegas a tolerar comportamientos irrespetuosos o abusivos. Estás enviando el mensaje de que mereces que te traten con respeto.
Al establecer estos límites, muestras a los demás cómo quieres que te traten. Te posicionas para recibir interacciones más positivas y respetuosas.
Así que tener "mucho cuidado con lo que aceptas" significa ser consciente de tus propias exigencias. Tener cuidado de no comprometer tus valores ni tu bienestar para mantener una relación. Cada vez que aceptas algo menos de lo que mereces perpetúas un patrón que puede dañar tu autoestima y tu felicidad a largo plazo.
Cuando toleras la traición, la humillación o que te releguen a un segundo plano en tus relaciones, amistades o dentro de tu familia. Estás diciendo implícitamente que estos comportamientos son aceptables para ti y que estás dispuesto a aguantar más de ellos.
No sirve de nada enfadarse, insultar o causar daños a la propiedad. Ni declarar que no tolerarás más este tipo de comportamiento si, en realidad, nada cambia en tu actitud.
Tu comportamiento revela claramente lo que permites o no que te hagan los demás.
Decir "no" es importante, pero es esencial demostrarlo con tus actos.
Algunas personas ni siquiera necesitan verbalizar sus límites. Su forma de vivir e interactuar con los demás ya lo deja claro.
Ten cuidado con las peticiones que haces, ¡pueden ser riesgosas!
Todo puede empezar con una petición muy sencilla como:
- "Preferiría que no fueras sola a esta fiesta".
- "¿Por qué no te pruebas otra ropa?
- "Creo que es inapropiado que una mujer tenga amigos hombres".
- "Este estilo de maquillaje te sienta mejor, deberías ponértelo".
Una vez aceptadas estas inocentes "sugerencias" iniciales sin cuestionarlas, las cosas pueden irse rápidamente de las manos.
Las peticiones se convierten entonces en mandatos:
- "No asistirás a esta fiesta".
- "Cámbiate de ropa inmediatamente".
- "Me niego a que mi pareja haga amigos hombres".
- "¿Llevas ese maquillaje por otra persona?
Observa cómo aceptar propuestas que inicialmente parecen inofensivas puede empeorar la situación cuando se repiten.
Puedes pensar que transigiendo constantemente estás preservando la armonía en tu relación. Pero en realidad, corres el riesgo de perder tu identidad. Te encuentras midiendo cada una de tus acciones en función de lo que tu pareja pensará de ellas, hasta el punto de borrarte por completo. Si tú no te sientes en paz, tu relación tampoco lo estará.
Simplifica tu vida y tus relaciones negándote a borrarte por completo mientras la otra persona gana terreno.
La clave para atraer lo positivo a tu vida es definir claramente lo que estás dispuesto a aceptar porque te conviene. Adopta comportamientos que muestren inequívocamente tus nuevos límites.
Al principio, puede que encuentres resistencia por parte de la persona que solía dominarte. Pero si realmente quieres que las cosas mejoren, es crucial que le dejes claras tus expectativas.
Adoptar una postura en la que sólo aceptes lo que te beneficia es un paso esencial para cultivar el bienestar y la realización personal. Es importante comprender que cada concesión que haces sobre una base que no te conviene es una invitación. De hecho, conduce a la repetición de situaciones similares o incluso menos deseables.
Acogiendo en tu vida sólo lo que deseas ardientemente. Creas un círculo virtuoso en el que lo positivo atrae a lo positivo. Esto enriquecerá tu vida con experiencias más gratificantes y satisfactorias.
Esta filosofía se aplica con especial resonancia a las relaciones interpersonales. Una relación sana y equilibrada descansa sobre una base de respeto mutuo, en la que ninguno de los miembros de la pareja se siente dominado o borrado por el otro.
La verdadera armonía entre dos individuos sólo puede alcanzarse cuando cada uno está en paz consigo mismo. Permitiéndose expresar libremente sus necesidades, deseos y límites, sin miedo a ser juzgados o reprimidos.
Liberarse de los grilletes de la dominación y la autoanulación requiere valor y determinación.
Implica tomar conciencia de nuestro propio valor, reconocer nuestros derechos a la expresión y a la felicidad, y afirmarnos frente a cualquier forma de presión o coacción destinada a moldearnos según una voluntad ajena.
Este enfoque no está exento de desafíos, ya que puede dar lugar a enfrentamientos y momentos de tensión. Sin embargo, es esencial si queremos establecer relaciones respetuosas, en las que el intercambio y el compartir tengan lugar en un espíritu de alegría y reciprocidad.
Al final, tomar el camino de la autenticidad y el respeto a uno mismo no sólo conduce a mejores relaciones. Sino también a una vida más rica y más alineada con nuestras aspiraciones más profundas. Es adoptando una postura firme sobre lo que estás dispuesto a aceptar o no aceptar en tu vida como puedes abrirte de verdad a las alegrías y riquezas que te ofrece.
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