La parábola del Maestro sabio. Cuando termines de leerla ¡la recordarás el resto de tu vida!
La historia transmite un mensaje muy importante sobre el papel de los maestros en la educación.
Los maestros no solo deben enseñar conocimientos, sino también valores y actitudes.
Deben ser capaces de inspirar a sus alumnos a ser mejores personas.
Una vez, un niño reconoció a un transeúnte como su maestro de la escuela primaria. Se acercó al anciano y le preguntó:
- "¿No se acuerda de mí? Fui alumno suyo.
- Sí, te recuerdo de tercero. ¿Y a qué te dedicas ahora?
- Soy profesor. Usted me impactó tanto que yo también quise enseñar a jóvenes estudiantes.
- ¿Ah, sí? Déjame preguntarte, ¿cómo te influencié?
- ¿De verdad no se acuerda? Déjame que se lo recuerde.
Un día, un compañero mío vino a clase con un precioso reloj en la muñeca que le habían regalado sus padres. Se lo quitó y lo guardó en el cajón de su pupitre.
Yo siempre había soñado con tener un reloj así. No pude resistirme y decidí sacarlo de aquel pupitre. Al poco rato, aquel muchacho acudió a ti llorando y quejándose del robo. Nos miraste a todos y dijiste: "Quienquiera que haya cogido el reloj de este chico debe devolverlo".
Me sentí muy avergonzado, pero no quería desprenderme del reloj, así que no confesé.
Usted se dirigió a la puerta, la cerró y nos ordenó a todos que nos pusiéramos en fila a lo largo de la pared, advirtiéndonos: "Tengo que revisaros todos los bolsillos con la condición de que cierren los ojos".
Obedecimos, y sentí que era el momento más vergonzoso de mi breve vida.
Pasó de alumno en alumno, de bolsillo en bolsillo. Cuando sacaste el reloj de mi bolsillo, seguiste moviéndote hasta el final de la fila. Entonces dijiste: "Niños, está bien. Pueden abrir los ojos y volver a sus pupitres".
Devolviste el reloj a su dueño y no dijiste ni una palabra más sobre el incidente.
Ese fue el día en que salvaste mi honor y mi alma.
No me manchaste como a un ladrón, un mentiroso, un niño despreciable. Ni siquiera te molestaste en hablarme del episodio.
Más tarde entendí por qué. Porque, como verdadero maestro, no querías manchar la dignidad de un alumno joven e inmaduro. Por eso me hice profesor.
Ambos guardaron silencio ante la impresión de esta historia.
Entonces el joven maestro preguntó
- Cuando me has visto hoy, ¿no te has acordado de este episodio?
El viejo profesor respondió:
- Es que yo también examiné los bolsillos con los ojos cerrados.
Moraleja
Un verdadero maestro no es alguien que te educa constantemente, sino alguien que te ayuda a convertirte en ti mismo.
Un verdadero maestro no solo enseña conocimientos, sino también valores. Respeta la dignidad de sus alumnos y les ayuda a crecer como personas.
Un verdadero maestro sabe que un error no define a nadie y que se puede aprender de él.
Un verdadero maestro es un ejemplo de bondad, sabiduría y compasión.
Un verdadero maestro deja una huella imborrable en el corazón de sus discípulos.
Autor: Mijaíl Svetlov
A cerca del autor:
Mijaíl Svetlov fue un escritor y poeta soviético, nacido en 1903 y fallecido en 1964. Es autor de una extensa obra, que incluye poesía, prosa, guiones y obras teatrales.
Esta reflexión es una de sus obras más conocidas. Se publicó por primera vez en 1955, en la revista "Novy Mir". La historia ha sido traducida a muchos idiomas, y se ha convertido en un clásico de la literatura educativa.
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