¿Pero quién es esta florecita hermosa que está creciendo cada día más? Te voy a dar agüita para que te pongas contenta. ¿Me extrañaste mi bolita de algodón? ¿Quién es un buen chico? Si te portas bien, más tarde te llevo a dar un paseo.
Si reconociste alguno de los diálogos anteriores, no te avergüences, está demostrado científicamente que las personas que sienten una conexión tan estrecha con otros seres vivos como plantas y animales como para entablar una conversación con ellos a pesar de saber que no recibirán una respuesta directa en su lenguaje, son extremadamente inteligentes.
Si reconociste alguno de los diálogos anteriores, no te avergüences, está demostrado científicamente que las personas que sienten una conexión tan estrecha con otros seres vivos como plantas y animales como para entablar una conversación con ellos a pesar de saber que no recibirán una respuesta directa en su lenguaje, son extremadamente inteligentes.
No, no estás tan loco como crees
Nicholas Epeley, un profesor que se dedica al estudio del comportamiento de especies y humanos en la Universidad de Chicago, afirma que este tipo de gestos de interacción representan fortaleza intelectual en quien los practica.
La antropoformización -conceder cualidades humanas a objetos y animales- es un subproducto natural de la inteligencia humana.
La antropoformización -conceder cualidades humanas a objetos y animales- es un subproducto natural de la inteligencia humana.
Muestra tu fortaleza intelectual
Otro de los factores descubiertos en dicho análisis, apunta que los seres humanos somos la única especie capaz de fomentar la interacción social con otras criaturas de la naturaleza, pese a que pocos acostumbren admitirlo. De hecho este tipo de comportamiento sucede con más frecuencia de la que aceptamos en público, nos demos cuenta o no.
No hay de qué avergonzarse
Podemos observar este fenómeno con claridad en la relación que los niños tienen con sus mascotas, o las personas de la tercera edad con sus plantas, y su comportamiento no está ligado a la ingenuidad, sino a los procesos naturales de desarrollo en el ser humano. Claro que no es algo que cualquiera puede hacer, ya que simular pláticas con otras especies implica una serie de procesos mentales como gesticulación, mímica, modulación de voz y análisis de lenguaje corporal del receptor que no todos logran decodificar. Ahora que lo sabes, puedes ir a charlar con tus macetas, con un árbol o con tu gato, no olvides que las personas no son las únicas con las que puedes desahogarte y compartirles tus ideas.
Autor: Andrea Gamero
Fuente: Aldeaviral
¿Y tú, hablas con los animales y las plantas?
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Autor: Andrea Gamero
Fuente: Aldeaviral