¿Por qué emplear recursos en crear situaciones que no han tenido lugar y quizá jamás ocurrirán?
Recientemente participé con una conferencia en una universidad, había cerca de mil asistentes y cuando pedí que levantaran la manos los que se consideraban preocupones, el 80% de los asistentes lo hizo. Me hizo mucho ruido que se alarmaran por conflictos que no habían ocurrido y eso me hizo pensar en el tema de hoy, el cómo hacer frente a las preocupaciones.
Quiero ser muy claro con esto, las preocupaciones son una pérdida de tiempo y energía porque nos martirizan, pensamos en situaciones que no han tenido lugar y quizá jamás ocurrirán, ¿por qué no emplear esos recursos en crear y crecer?
Es cierto que todos tenemos dificultados pero no todos los manifestamos igual. Quiero compartirte algunas estrategias para evitar el hábito de preocuparnos por todo. En mi caso ese mal hábito me había provocado canas y gastritis pero gracias a Dios y con estas técnicas, ya estoy mucho mejor.
1.- Cuando llegue una preocupación a tu mente, piensa en algo positivo que sí quieres que ocurra
¿Por qué en vez de pensar en lo que no quieres, piensas en lo que sí deseas? Te aseguro que de esta forma estarás atrayendo a ti algo bueno. Recuerda la ley que dice: Atraemos lo que más pensamos o lo que más sentimos.
Los pensamientos provocan sentimientos y los sentimientos provocan acciones, así que la mejor manera de tener sentimientos y acciones positivas es mejorando nuestros pensamientos.
2.- Observa detenidamente tus pensamientos cuando algo te preocupe
Analiza el problema, el por qué te preocupa y considera qué acciones puedes emplear para evitar daños. Si no hay nada qué hacer, mejor piensa en algo positivo pero si tienes opciones, hazlas para dejar de atormentarte.
Hay preocupaciones que nos pueden provocar insomnio, si es tu caso levántate y anota eso que te molesta, pues hay una gran diferencia entre pendientes y preocupaciones. Los primeros son situaciones o acciones que tenemos que realizar y que no hemos iniciado. Probablemente no tienen avances ni fecha de inicio o terminación y sentimos que eso nos agobia; por lo tanto, los etiquetamos como preocupaciones. La mayoría de las cosas que nos preocupan suelen ser pendientes y lo más seguro es que exista algo que puedas hacer para evitar consecuencias que lamentes.
Quiero compartirte este ejemplo: ¿Te preocupa quedarte sin trabajo? Eso es muy común en estos tiempos, pero no es algo que deba preocuparte, en realidad es un pendiente y desde ahora puedes hacer algo para asegurar tu empleo, mejorar tus esfuerzos, incrementar tu fe o hacer lo necesario para conservarle.
La preocupación paraliza, causa miedo. Así como he sugerido cambiar la palabra “problema” por la palabra “obstáculo”, hoy te pido que cambies el término de algunas situaciones a las que les adjudicamos la palabra “preocupación”, por la palabra “pendiente”.
Recuerda la frase que desde hace mucho tiempo nos decían nuestros padres y abuelos: “Si tu mal tiene remedio, ¿para qué te preocupas? Y si no lo tiene, pues ¿para qué te preocupas?” En la vida todo pasa, lo bueno y lo malo, así que piensa con claridad para que todo fluya, ánimo. Hasta la próxima.
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Autor: Dr. César Lozano
Fuente: Cesarlozano.com
Fuente: Cesarlozano.com