Un día le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra. Dios acercó su voz a mi oído y me dijo:
Sé como el sol: levántate temprano y no te acuestes tarde.
Sé como la luna: brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
Sé como los pájaros: come, canta, bebe y vuela.
Sé como las flores: enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.
Sé como la fruta: bella por fuera, saludable por dentro.
Sé como el día: que llega y se retira sin alardes.
Sé como el oasis: da tu agua al sediento.
Sé como la luna: brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.
Sé como los pájaros: come, canta, bebe y vuela.
Sé como las flores: enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces.

Sé como el oasis: da tu agua al sediento.
Sé como la luciérnaga: aunque pequeña emite su propia luz.
Sé como el agua: buena y transparente.
Sé como el agua: buena y transparente.
Sé como el río: siempre hacia adelante.
Y, sobre todas las cosas, sé cómo el cielo: la morada de Dios.
Y, sobre todas las cosas, sé cómo el cielo: la morada de Dios.
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Extracto del libro Tiempo de milagros de Laureano Benítez Grande-Caballero