Cambiando el Mundo

Cambiando el Mundo


"Si deseas que el mundo cambie, Cambia prmero tú" 
-Alejandro Ariza


La paz verdadera y duradera no viene al mundo tratando de cambiarlo; sólo por medio de la aceptación incondicional de lo que nunca puede ser cambiado es que surge la paz. El deseo de cambio es una reacción de los procesos de pensamiento duales de la mente. Es la mente prefiriendo la dualidad, la cual es una ilusión.

Cuando uno no está contento con lo que se juzga dañino y malo y por lo tanto desea cambiarlo, hacerlo mejor, perfeccionarlo y corregir el error, entonces la mente dual entra en acción. La mente dual ve el mal y desea el bien, ve lo equivocado y desea lo correcto, ve la injusticia y desea la equidad, teme y habla del amor.

Pero esta batalla nunca puede ser ganada, y ningún Cambio verdadero puede surgir de tal conflicto, porque el error no puede ser erradicado en lo que uno pudiera cambiar, el error es inherente al hecho mismo de que uno intenta cambiarlo, en vez de verlo como realmente es.

Tratar de cambiar el mundo o uno mismo en algo mejor, es una forma de escape y una ilusión de la mente codiciosa. En vez de sólo ver honestamente lo que hay que ver, y mirar hacia la inmóvil, inmutable Realidad divina con aceptación y rendición, la mente ignorante gastada por los hábitos trata de hacer su propia vida en la Tierra más cómoda tratando de cambiar lo que fundamentalmente nunca puede ser transformado.

Es claramente evidente que si una persona desea cambiar una ilusión, si desea cambiar un lado de la dualidad, entonces debe comprometerse con esa ilusión. Y si desea cambiar un lado de la ecuación dual, entonces el otro lado debe también ser complacido, porque un lado no tiene valor sin el contraste de su opuesto. Comprometerse con y tratar de, cambiar las ilusiones de la dualidad conduce eventualmente a la clase de locura que vemos en la sociedad hoy día: guerras, enfermedades, hambruna, asesinatos, violaciones y todos los otros horrores que son sintomáticos de nuestro manicomio planetario hoy día.

¿Pero quién dijo que usted tenía que cambiar algo?
¿Quién dijo que usted tenía que mejorar algo?
¿Quién le dijo que usted necesita orar por la paz en la Tierra?
¿Quién fue el que dijo que el amor incondicional implicaba que usted tenía que amar una ilusión y por lo tanto tratar en vano de mejorarla?
¿Quién le dijo que usted y este mundo tenían que ser perfectos cuando la Perfección ya está viva y bien, si usted sabe dónde y cómo buscarla? 
¿Quién dijo que usted encontraría la perfección al tratar de hacer de este mundo un mejor lugar?
¿Y quién fue el que lo engañó haciéndolo creer que usted tenía que ser el que hiciera ese cambio?

Usted puede decorar las paredes de una celda, pero todavía sigue siendo la misma prisión. Sabiendo eso, ¿le hace feliz el cambio? ¿Ha encontrado una gran paz o libertad entre sus paredes? ¿O sólo se engaño usted mismo por un rato al cubrir las paredes con un nuevo color, el color del cambio?

El Amor, la Paz y la Felicidad no se pueden obtener por medio del cambio de una ilusión; solamente por medio de la aceptación incondicional de la naturaleza de una ilusión es que surge naturalmente la Libertad. Si usted desea traer la luz del cambio a este mundo, entonces usted también debe de crear la oscuridad en él, porque el cambio sólo existe y es posible hacerlo por medio de los opuestos. ¿Si no hay opuesto, cómo puede usted cambiar algo? ¿Cómo pudo usted hacer un cambio positivo si no hubo un negativo que cambiar, con el cual comprometerse? ¿Por qué comprometerse con los opuestos, si ellos mismos deben siempre re-equilibrarse?

¿Porqué emplearía usted su tiempo dándole cuerda a un reloj, sólo para verlo desenrollarse otra vez?
¿Porqué tratar de cambiar lo que ultimadamente no se puede cambiar? 

El hombre vive con bondad y felicidad lo suficientemente bien, sin embargo no tolera sus males o su angustia, pero él pudiera amar enteramente a ambos si se liberara de ellos. 

El hombre vive con placer y satisfacción, pero debe también aceptar el dolor y la decepción si va a estar libre de lucha.

Para cambiar el mundo o uno mismo en algo bueno el hombre debe comprometerse con su opuesto: el mal, porque no puede existir uno sin el otro. Y sin embargo el hombre no puede sacar el mal del bien, así como no puede quitar las nubes del cielo. No puede tomar una parte de la dualidad y arrojarla, es imposible. Algunos proclaman: "Yo dejo que mi luz brille".

¿Pero cómo puede un hombre dejar que la luz brille si teme a la oscuridad? 

El puede decir: "Yo dejo que mi luz ilumine la oscuridad". 

¿Pero por qué? Sólo el miedo desea cambiar la naturaleza de la dualidad, sólo el miedo desea vencer su propia oscuridad. Usted no puede ganar tal batalla contra usted mismo, o contra la dualidad, usted sólo puede terminarla y así prepararse para recibir la Gracia.

El buscador de la Verdad debe por lo tanto llegar a entender la naturaleza de la dualidad, y permitir a sus dos polos ser exactamente lo que son, y tener nada que ver con ninguno. No debe desear parte alguna de cualquier lado de la dualidad, incluyendo querer cambiarlos, porque ellos están enfrascados en una antigua batalla consigo mismos, nacida de la misma ilusión. Y si alguien se involucra en esta batalla, entonces también él se perderá en la ilusión.

¿Quién le dijo a usted que tenía que escoger cuál lado de la dualidad le gusta mejor?
¿Quién le dijo que estando en uno de estos lados le evitaría estar atado al otro?
¿Y quién lo convenció de que era sabio tratar de cambiar el uno o el otro?
Donde hay alegría en este mundo también hay dolor, donde hay luz también hay oscuridad. Pero donde está la Verdad, la dualidad es desconocida.
¿Quién le dijo a usted que combatiera el mal con el bien? ¿Quién lo engañó haciéndolo pensar y creer que pudiera alguna vez separarlos y traer paz al mundo, que pudiera alguna vez usar uno para vencer al otro?

El sendero a través de este mundo es tanto luz como oscuridad, porque esa es la naturaleza de la dualidad. Si usted camina sólo en lado iluminado, en el lado que más le gusta, entonces, ¿cómo continuará en el sendero cuando éste entre en la oscuridad?

¿Quién le dijo a usted que necesitaba poseer, cambiar, evitar, o hacer algo con la vida que no fuera dejarla ser exactamente lo que es? 

Dejándola ser, no teniendo interés en ella usted pudiera trascender la ilusión de la dualidad. ¿Pero quién le dijo que comprometiéndose con el par de opuestos usted o alguien más se libraría de ellos?
El mundo ya es perfecto, toda la humanidad ya es perfecta, es decir, perfectamente dual, viviendo perfectamente entre los opuestos del bien y del mal, luz y oscuridad. ¿Quiere usted que haya más luz que oscuridad? ¿Quiere deshacerse de una parte de la naturaleza del mundo, o de la suya propia? ¿Quisiera destruir una parte de la dualidad, aún cuando es imposible hacerlo? El mundo es perfectamente dual, ¿para qué quiere cambiarlo?

El yo ya es perfecto, todas sus ideas ya son perfectas: perfectamente duales, viviendo perfectamente entre los opuestos de bien y mal, luz y oscuridad. ¿Quiere usted estar más lleno de luz que de oscuridad? ¿Quiere usted deshacerse de una parte de usted mismo? ¿O una parte de usted que ve en otro y no le gusta? El yo en la Tierra es perfectamente dual, esa es su naturaleza, ¿para qué quiere cambiarlo?

¿Quién le dijo a usted que todo en este mundo no estaba ya siendo perfecto como es, perfectamente fiel a su dual y mundana naturaleza? 

¿Quién le dijo que tenía que hacer lo imposible para tratar de desequilibrar la dualidad?
¿Quién le hizo creer que podía cambiar el perfecto balance de la naturaleza de la dualidad en esta ilusión? 
¿Y quién le dijo que puede cambiar el perfecto balance dual en el mundo con nociones de paz y bondad?

Toda su vida usted ha tratado de cambiar algo que sólo estaba constantemente siendo lo que perfectamente es. Toda su vida usted ha estado caminando en círculos tratando de cambiar lo que nunca puede ser cambiado, ¿cómo puede usted separar el día de la noche, la inhalación de la exhalación? ¿No es una locura intentarlo?

¿Por qué ha estado usted tratando de traer la luz a la oscuridad cuando que las dos sólo se mezclarían para producir una opaca y muerta tonalidad de gris? 

Usted ha dedicado su vida entera cambiando de lo negro a lo blanco, aferrándose al que le gusta más a la vez que trata de evitar el que no le agrada, y mientras tanto tratando de convencer al mundo y a todos los demás que usted tenía razón. ¿Por qué?

Hay dos realidades: en una la naturaleza es polaridad, y allí es donde la Tierra vibra por ahora. La otra Realidad, sin embargo, no tiene opuestos, es Divina y perfecta, tal como la realidad de las polaridades es perfectamente mundana. ¿Por qué tratar de cambiar uno u otro? ¿Y cómo puede usted hacerlo?

¿Puede usted traer el Cielo a la Tierra? ¿Puede introducir lo Divino a lo mundano? ¿Y puede cambiar la naturaleza de ambos? 

La respuesta es no, usted solamente puede obedecer las reglas, las reglas de la dualidad, o las reglas divinas. Cualquier otra cosa es su mente pretendiendo, jugándole bromas. 

Si no le gusta la dualidad, entonces déjela sola y busque lo Divino.

¿Cómo puede ir al hogar de Perfección si todavía está tratando de cambiar la imperfección? 

Rendirse es el único camino, usted no puede cambiar la ley de la dualidad, tanto como no puede cambiar el color del cielo. Si está entretenido con el deseo y la aversión, creando y destruyendo, ¿cómo puede liberarse de la esfera de la polaridad? Si desea traer paz al mundo es que no ha entendido la ley o la naturaleza de la dualidad.

Toda vida en dualidad sufre el desasosiego del par de opuestos, hasta que termina con ellos, hasta que esta lista para dejarlos, para terminar el juego, para dejar de pelear, dejar de desear, hasta que termina con el sueño y está lista para renunciar a todas las ilusiones. 

Si usted se ocupa en traer luz y paz a este mundo, nunca podrá entender la Verdad, o alejarse de las costas de la fascinación. Y si protege sus propios puntos de vista, siempre esconderá detrás de ellos quien usted realmente es.

Tratar de cambiar la naturaleza de la dualidad es un empeño iluso y vano; mientras más luz traiga al mundo, mas oscuridad surgirá como respuesta, hasta que usted aprenda, hasta que usted comprenda. Mientras más batalla usted por la paz en la Tierra, más guerra inevitablemente sobrevendrá, hasta que usted aprenda y comprenda que la dualidad debe equilibrarse ella misma, equilibrar su oscuridad con su luz. Tal es su naturaleza perfectamente dual.

Cuando usted trata de traer luz a este mundo para cambiar lo que considera o juzga equivocado, sepa que bajo la ley de la dualidad y como respuesta a sus acciones, la oscuridad se acentúa y es traída al mundo para mantener el equilibrio. ¿De modo que a expensas de quién son ejecutados sus actos? ¿Quién sufre el mal de su ignorante bien?

La única verdadera luz del cambio viene al renunciar a la ilusión y rendirse a la Verdad. No por desear algún cambio es que la Verdad llega a la Tierra, y no por transformar un mal en algo bueno, sino que ella viene al mundo a sacar las almas de la ilusión y llevarlas a Casa. No existe propósito alguno para que el Amor divino y la Verdad estén en el mundo de la polaridad, que no sea redimir las almas del eterno vaivén del par de opuestos, del imperfecto estado de la vida y de la muerte, del placer y del dolor, de la luz y de la oscuridad. La Divinidad no viene a mejorar la dualidad, ¿entonces por qué lo desea usted?

¿No ha entendido todavía la naturaleza del mundo? 

¿Quién dijo que usted tenía que cambiar algo?

Usted no puede cambiar la ley ni la naturaleza de las cosas. Este nivel de conciencia en la Tierra es el discipulado, es una plataforma para alcanzar la liberación. Usted no vino aquí para remodelar o repintar la plataforma, usted vino aquí a aprender lo que conlleva terminar con esta ilusión y regresar a Casa; no para tratar de hacerlo perfecto, pero sí para comprender su naturaleza y así sabiamente renunciar a ella.

¿Piensa que usted vino aquí para transformar el mundo en un Edén, cuando que el Edén ya existe, y en el cual residen muchas almas luminosas esperando que usted regrese? 

El cambio no se da en el mundo, sucede dentro; la realización no se da en el mundo, sucede dentro. El mundo sólo es un reflejo exterior de la mente humana, y usted debe terminar con el reflejo antes de que comience a ver la Realidad. Y cuando en verdad comience a ver, entonces el viejo mundo exterior comenzará a desvanecerse y usted reconocerá que nunca tuvo una existencia real.

Usted debe terminar de tratar de cambiar la naturaleza de las cosas, de tratar de manipular las leyes universales, de tratar de cambiar una ilusión, antes de que comience a ver la Verdad que espera más allá del encanto de la mente.

Todas las cosas son como son, y perfectamente como son. No tiene usted que cambiar nada, sino más bien darse cuenta de la naturaleza de este mundo y así terminar con él. Y cuando termine con este nivel de la naturaleza, otra Naturaleza aparecerá y restaurará su visión, y le mostrará quién es usted.
La perfección ya es una realidad, siempre ha sido una realidad, y cuando usted termina con la ilusión, y ya no desea más cambiarla, corregirla o mejorarla, sino que comienza a dejarla ser, usted se vuelve un buscador de la Verdad, más bien que un participante en las eternas ilusiones de la dualidad.

Cuando de niño fue a la escuela, ¿trató usted de transformar la escuela en una escuela perfecta para comenzar a aprender sus lecciones? No, usted sólo aprendió sus lecciones y se fue. Lo mismo se aplica a la escuela de este mundo: aprenda sus lecciones y luego váyase. Interfiera con el plan de estudios antes de aprender las lecciones y la escuela se convertirá en un desorden, tal como este mundo está en desorden.

Los estudiantes perfectos hacen una escuela perfecta, nada más que eso, y usted se convierte en un estudiante perfecto no tratando de cambiar nada, sino sólo sentándose y escuchando al profesor en la clase. 

Y si usted se saltea unas lecciones porque no le gustan, entonces sólo aprenderá una parte de los estudios y por lo tanto tendrá que regresar otra vez para aprender el resto.

Cuando las lecciones de la ley de causa y efecto en la dualidad sean comprendidas, usted no buscará mas meterse con ellas. Usted escogerá dejar que sea lo que sea, y dejará de saltear lecciones, o de cambiar el plan de estudios en algo que prefiriera. Comenzará otra vez a confiar en la vida, y confiar en que la dualidad le mostrará el camino medio entre sus ilusiones. Dejará de aferrarse a lo bueno porque teme a lo malo, dejará de asirse a la esperanza porque teme a la duda, dejará de hablar mucho del amor porque no le gusta su propio miedo, y al equilibrarse, usted aprenderá todas sus lecciones antes de abandonar la escuela Terrestre para siempre. 

Ya pronto su profesor va a retornar, y va a querer ver sus tareas. ¿Qué le mostrará? ¿Le mostrará un libro sólo hasta a la mitad con las cosas que más le gustan? ¿Cómo pasará el examen final, sólo con la mitad de su trabajo y sin comprensión?

Lo enviará de regreso a la escuela, hasta que usted comprenda enteramente sus deseos y aversiones, hasta que se de cuenta porqué está realmente en la escuela, hasta que llegue a comprender la naturaleza de su ignorancia, y hasta que cese de decorar el mundo a su gusto personal.


No hay escapatoria para usted, no importa qué tan bueno piense que ha sido; si usted ha evitado ver todo lo que debiera para dejar la ilusión de la dualidad, se encontrará allí de regreso el próximo semestre. 

¿Quién le enseñó a esconderse de la vida entre sueños y esperanzas de paz y amor? 

¿Quién lo atemorizó tanto que pensó no tener el coraje de ver el cuadro entero, tanto bueno como malo?

¿Y quién le dijo que salteando las lecciones de la vida, tratando de transformar el mundo en un mejor lugar, e intentando la imposible tarea de ajustar las leyes de la dualidad en algo más placentero para su ego, lo guiaría alguna vez a la Verdad?

 Ver capítulos anteriores del Taller de Autoestima
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 268 Volumén 2: Cambiando el Mundo