Utiliza a tu favor la ley de atracción para tus relaciones. parte 2/7

Utiliza a tu favor la ley de atracción para tus relaciones. parte 2/7


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“No existe la buena o la mala suerte;
 simplemente la inventamos para justificar
 el resultado de nuestras acciones”.
- Jose Alberto Navarro.

El acusado es el culpable

La mayoría de nosotros pensamos en la culpabilidad como un largo y retorcido dedo que apunta en forma melodramática hacia alguien que ha cometido un error descomunal. Sin embargo, estamos realmente sumergidos en la culpabilidad casi en todo momento del día que pasamos despiertos. Del clima, a los conductores groseros o la tapa del dentífrico, estamos echando la culpa a otros desde que amanece hasta que anochece y nunca nos detenemos a pensar en lo que estamos haciendo.

¡Oh, seguro, la mayor parte de las veces probablemente nuestras acusaciones estén justificadas! ¿y qué? No hay un ápice de bienestar que pueda introducirse a través de la baja y gruesa vibración de la culpabilidad, lo mismo si está justificada o no. De hecho, la energía electromagnética de la culpabilidad está cargada en forma tan potente, que fluye de nosotros hacia otras personas, de modo que puede hacer que quienes suelen ser generalmente muy seguros, se confundan, lo revuelvan todo y lo pongan de cabeza. Y; desde luego, enviar energía de culpabilidad a alguien que está siendo grosero, tonto, abusivo o borracho, sólo aumenta la condición que a ti te gustaría cambiar.

Unos amigos, cuyo equipaje se envió en un vuelo equivocado, estuvieron renegando furiosos durante horas enteras en su hotel por la ineficiencia de la línea aérea. Su importante equipaje, el cual había sido registrado, pero se hallaba desaparecido, estaba tan completamente perdido que nadie sabía siquiera por dónde empezar a buscar. Finalmente, mis amigos se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y cambiaron de actitud.

Reivindicaron a los empleados, usualmente competentes, a los que habían estado criticando. En cuestión de minutos -¡minutos!- recibieron una llamada telefónica diciéndoles que el equipaje había sido localizado, y que les sería entregado en el lapso de una hora. Antes de su cambio de actitud, las cantidades de energía violenta, llena de culpabilidad, que estaban enviando, habían causado que los trabajadores de la línea aérea convirtieran un incidente menor en un tremendo lío.

Un prestamista, al que yo había enviado una solicitud de préstamo, me llamó para decirme que no podían encontrar un importante documento original que yo sabía que les había enviado. Mientras yo protestaba por la incompetencia de su personal, empezaron a llegar llamadas telefónicas que empeoraron las cosas. Había más documentos desaparecidos, más hechos que no se habían documentado adecuadamente, problemas y más problemas.

Mientras más entrechocaba las rodillas con llameante furia, más cosas se desmoronaban ante mis ojos. Entonces, comprendí lo que estaba haciendo y cambié mi actitud hasta sentir aprecio por el personal normalmente eficiente con el que estaba tratando, y en menos de ¡quince minutos! me llamaron para pedirme disculpas. Todo estaba ahí; el préstamo había sido aprobado.

Una amiga que conozco, no podía dejar de culpar a su esposo por lo que ella percibía como la causa de que sus gemelas tartamudearan. Después de que aceptó de mala gana asistir a un programa sobre "aprecio al marido" que se impartía diariamente durante unas horas. Me llamó aproximadamente seis meses más tarde para contarme lo difícil que había sido para ella al principio, y cómo poco a poco empezó a incorporarse al espíritu del programa y aprendió a detenerse cuando se iniciaba dentro de ella un ataque de culpabilidad, y a abrir su válvula lo suficientemente para que fluyera algo de aprecio tanto hacia las niñas, como hacia el marido. En su última llamada, me comentó que las niñas ya casi habían vuelto a hablar normalmente, pero nunca supe qué pasó con el pobre marido.

El asunto es que la energía de la culpa siempre provoca que una mala situación empeore. ¡Siempre!

Digamos que hay una serie de cosas en la relación de pareja que no nos gustan; algunas de ellas son graves y otras más son pequeñeces, trivialidades que tal vez pensemos que estamos pasando por alto. Pero las "pequeñeces" no existen, y muchas veces constituyen los problemas más grandes. Lo mismo si alguna cosa es lo bastante grande como para que la etiquetemos como tal, que si la calificamos como una pequeñez, sin haber forma de decir si la estamos "pasando por alto" o la estamos aceptando, nos enfocamos en esa cosa de manera tan evidente, que hacemos fluir energía hacia ella y la agrandamos.

La cuestión principal es que si algo nos está molestando, tanto si esa molestia es justificada como si no, estamos vibrando negativamente, ¡así son las cosas! Puede parecer sólo un leve desacuerdo sobre la forma de colgar la ropa. O puede ser algo tan terrible como el temor al maltrato. Pero sin importar la intensidad emocional que tenga, esa atención negativa a "lo que sea", siempre causará problemas más grandes, porque así es el guión o la historia que estamos escribiendo.

Cierto, no podemos pintar en el lienzo de otra persona si ella no quiere que lo hagamos. Si alguien no quiere cambiar, escribir un nuevo guión o apreciar algo, probablemente no lograremos demasiado, a menos que nuestra propia válvula se abra. De hecho, una vez que emitimos energía positiva, existe una enorme posibilidad de que la otra persona reaccione como un potrillo enojado y no quiera tomar parte en lo que le ofrecemos, lo cual podría muy bien significar que estamos buscando una forma de separarnos.

Eso es magnetismo. Si estás con alguien que no está dispuesto a cambiar, y tú sí deseas hacerlo, probablemente la física universal los separará y los mantendrá así. Sí, eso puede parecer terrible, pero pregúntate a ti mismo por qué ibas a querer permanecer con alguien que crea su vida a través de un flujo de energía negativa.

Así que no te preocupes por la válvula de tu pareja. De hecho, ¡nunca te preocupes por tu pareja! Dirige tu enfoque hacia lo que está ocurriendo a tu alrededor, e insiste contigo mismo en que lograrás abrir tu propia válvula, de cualquier forma que puedas, sin importar cómo. ¡SIN IMPORTAR CÓMO!

La única forma en la que puedes tener una relación como a ti te gustaría que fuera, es escribiendo tu historia o guión de ese modo y cumplirlo fielmente, hasta que se desarrolle tal como lo quieres, ya sea con tu pareja actual o con otra con la que tengas mayor armonía de vibraciones (lo que significa, si es que todavía no lo adivinas, ser mucho más feliz).

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 100 Volumén 2