Capítulo: 93 El Genio Interior. Ley de Atracción parte 1/2

Capítulo: 93 El Genio Interior. Ley de Atracción parte 1/2


"La gente no le tiene miedo al cambio, sino a la incertidumbre que genera el cambio."
-Alvin Toffler

El proceso de creación es el mismo para todo, bien se trate del sistema solar o de unos pantalones vaque­ros. Piensa en algo a lo que le hayas infundido el sentimiento adecuado, el cual producirá las vibraciones adecuadas y vendráEl Universo, no nos da lo que solicitamos, lo que merecemos ó lo que se supone estamos destinados a tener; el Universo nos da precisamente –y nada más que eso- lo que vibramos en cada momento del día. Nada más, nada menos.

Ni todos los pensamientos positivos del mundo marcarán alguna diferencia, ni ser una persona buena con un corazón generoso, ni rezar, ni visualizar y meditar hasta el amanecer, ni siquiera golpearse la cabeza contra innumerables paredes de piedra en nuestro febril intento por llevar a la realidad los sueños de toda la vida: nada de lo que hemos mencionado creará realmente algo, hasta que no fluyan de nosotros las vibraciones magnéticas necesarias para impulsar esos sueños, dentro de nuestro infalible genio maravilloso llamado sentimiento, que es realmente la autoridad electromagnética de la que están hechos los sueños.

Sólo de dos tipos

Puedes acudir a cuanto libro se haya escrito sobre el tema de los sentimientos y las emociones; a cuanta clase se haya impartido sobre los oscuros misterios freudianos de la mente, o a cuanto grupo de consejeros que haya alguna vez intentado ponernos en contacto con ese oscuro niño interior que todos llevamos dentro, o a cualquier otro que esté intentado mostrarnos cómo liberamos de esas cosas terribles que llamamos sentimientos, y condensar todas las técnicas raras en un sencillo remedio para crear abundancia y satisfacción plena en la vida:

Aprende a distinguir un sentimiento bueno de otro malo.

Eso es todo: aprende a hacer esto último y habrás tomado todo el curso. Puedes crear cualquier cosa que tu corazón desee.

Ése es el secreto que nos convierte en verdaderos creadores, en lugar de en creadores por casualidad. Ése es el poder que transforma los sueños en realidades: el simple arte de identificar un buen sentimiento y distinguirlo de otro malo. Eso es todo. Aquí acaba la lección.

No te preocupes. Ninguno de esos sentimientos tiene que ver con la tarea de hurgar en la basura de tu pasado, o de enfrentarte a cualquier monstruo que pudiera estar residiendo en tu armario emocional. Son simplemente la variedad de sentimientos que tenemos a lo largo del día. Pero una vez que aprendas a seguir la pista de los que te hacen sentir bien, y diferenciarlos de aquellos que te hacen sentir mal, adquirirás confianza.

Ésa es la clave de la vida. En eso consiste la "buena suerte" de la que tanto hemos oído hablar. ¡Eso es lo que permite cerrar las grandes ventas, conseguir la casa frente a la playa, fomentar la buena salud, brindar satisfacción espiritual y ahorrar cómodas sumas de dinero en el banco! Sólo aprende a distinguir los sentimientos maravillosos de los que no lo son, todos los días, y observa cómo surge la magia.

Tragar vidrio
Los sentimientos, aquello de lo que todos estamos tan temerosos si resulta que son negativos, no son más que cargas electromagnéticas de energía que recorren nuestro cuerpo, activadas por nuestros propios pensamientos. La única razón por la que llegamos a tales extremos para evitarlos, es que algunas de esas emociones negativas nos hacen mucho daño. No nos gustan las sensaciones que nos provocan. Así que las ocultamos en lo más profundo de nosotros mismos, donde creemos que no tendremos que lidiar más con ellas, y donde, francamente, están provocando un infierno con nuestro magnetismo.

Por ahora, sólo echemos una mirada a aquellas que estamos conscientes de que no han quedado escondidas, empezando con nuestro tradicional hábito diario de: "Siéntete mal". Eso podría significar cualquier cosa, desde la inercia (que es nuestro estado normal cotidiano de ni hacia arriba ni hacia abajo, sino sólo existir), o un ligero decaimiento en nuestro estado de ánimo, hasta un estallido de furia incontrolable.

Nos sentimos mal cuando tenemos cualquier tipo de pensamiento que no tiene que ver con la alegría, como: culpa, soledad, enojo, resentimiento, preocupación, duda, frustración, estrés e, incluso, una leve inquietud. Todos esos son pensamientos; basados en el temor, que vibran con nosotros a una frecuencia extremadamente baja, la cual provoca que no nos sintamos bien. Son totalmente contrarios a nuestro estado natural de alta frecuencia.

Por otra parte, nos sentimos bien cuando generamos pensamientos que se asocian con la alegría, como: aprecio, deleite, placer, exaltación, entusiasmo, reverencia, admiración, gratitud  amor y todas esas emociones cálidas con las que nos deleitamos cuando las sentimos. La razón de que esos pensamientos nos hagan sentir tan bien es que vibran a alta frecuencia, la cual, definitivamente, es nuestro estado natural.

Nadie puede tragar pedazos de vidrio y esperar sentirse bien; sin embargo, eso es precisamente lo que hacemos todo el día con nuestros pensamientos y sentimientos sombríos. Literalmente bañamos nuestro inconsciente de energía negativa (tanto de nuestros propios pensamientos, como de los pensamientos de los demás) lo cual es totalmente contrario a nuestro estado natural de alegría y eso explica por qué tan raras veces nos sentimos con mejor ánimo. No podemos hacerlo. No, mientras estemos vibrando todo el día en la baja frecuencia que pensamos que es nuestro estado normal.

Así, esto se convierte en un círculo vicioso: ambos, los sentimientos conscientes y los inconscientes que tenemos todos los días y que creemos que son normales, están enviando vibraciones negativas que van en contra de nuestra naturaleza a través de nuestro cuerpo, que nos hacen sentir deprimidos, indiferentes, o como si simplemente existiéramos o no tuviéramos sentimiento alguno. Puesto que todos estos sentimientos constituyen diversos grados de flujo de energía de baja frecuencia, y ya que todo lo que estamos enviando son vibraciones de baja frecuencia, sólo atraemos eventos desagradables o no muy afortunados. Lo cual nos hará sentir con el ánimo bajo, y a su vez enviará más vibraciones de baja frecuencia, atraerá más circunstancias de baja frecuencia, y eso nos hará sentir con el ánimo bajo. Y así seguiremos interminablemente.

Qué crea los sentimientos

La mayoría de nosotros tenemos la idea descabellada de que llegamos por casualidad al lugar donde estamos. Nada más falso. Cada uno de nosotros llegó al mundo con un compañero  con un guardián profundamente amoroso y exclusivo, de cuya existencia generalmente no nos damos cuenta. Llámalo Ser Interior, Ser Elevado, Ser Expandido, Dios, o Mickey Mouse; llámalo como quieras; es la parte más maravillosa de nosotros, estamos adheridos a ella y viene con el paquete físico. No podemos ser una persona física sin esa parte, porque es la fuente que nos mantiene vivos (no viviendo quizá, sino vivos). Es la energía positiva y pura de todo lo que existe y de la cual somos una parte; la energía pura y positiva de la vida en la cual estamos inmersos.

¿Nunca has sentido que existe una parte oculta dentro de ti que sabe todo lo que hay que saber, pero que nunca asoma la cabeza? La hay. Es una parte más amplia, más vieja, más sabia, que se halla en cada uno de nosotros y que se comunica con nosotros en la única forma que conoce... ¡por medio de los sentimientos!

Esta extensión de nosotros mismos, a la que solamente nos podemos introducir con vibraciones, se sentiría como el nir­vana, muy por arriba en la escala de frecuencia. De hecho, esa parte de nosotros no podría identificar una vibración de carencia o de estrés, aun cuando tropezara con ella en un agujero negro. Pero si nosotros vibráramos esa frecuencia, no podríamos existir físicamente, así que lo único que podemos hacer es tratar de acercarnos tanto como podamos a las vibraciones más elevadas de la más pura alegría, emoción, apreciación, excitación, y en general a esas maravillosas sensaciones que nos producen felicidad y bienestar, lo cual se explica porque estamos vibrando más cerca de nuestro verdadero ser. Tú y tu ser no físico están en perfecta sintonía, conectados a esa espléndida alta frecuencia con todo lo que ella puede ofrecer.

Así que cuando nos sentimos bien, vibramos más rápidamente que en la forma en la que originalmente fuimos creados para hacerlo. No estamos reciclando ninguna vibración baja basada en el temor, y que puede ser tan ajena al cuerpo. Estamos en ese espacio en el que podemos obtener respuestas y guía, pues ahora vibramos emocionalmente y caminamos de la mano con el ser que somos en realidad.

Por la misma razón, si estamos enviando vibraciones de carencia y preocupación, del tipo de las que nos hacen sentir cualquier cosa menos alegría, nos desconectaremos de ese compañero invisible y todo funcionará en forma adversa creándonos malestar. Es como dar a un niño un enorme oso de peluche y después quitárselo. El niño no se sentirá nada bien al verse separado del juguete que le causó tanta alegría.

Así que cuando nos sentimos bien, estamos conectados, vibrando más cerca de la alta frecuencia de nuestro Ser expandido. Cuando nos sentimos mal o deprimidos, o cuando no nos sentimos bien por alguna razón, estamos desconectados y fluyen vibraciones ajenas, negativas, de baja frecuencia, por todo nuestro cuerpo. En otras palabras, si no hablamos de cosas positivas, sino siempre de lo negativo y, por tanto, si no son vibraciones positivas, habremos tragado "pedazos de vidrio".

La buena noticia es que no tenemos que vigilar nuestros pensamientos cada segundo del día para llevar nuestra vida de regreso al buen camino. ¡Vaya, nos volveríamos locos! Todo lo que necesitamos hacer es permanecer sintonizados con nuestros sentimientos, elevados o bajos, buenos o malos.

El propósito original: Nuestro mapa del tesoro del deseo

Aunque esto suene un tanto egoísta, llegamos aquí, a este bendito planeta, con un sólo propósito: encontrar formas de sentirnos bien la mayor parte del tiempo, no sólo una parte de él. Ese singular propósito -sentirse bien- se encuentra dentro de todos y cada uno de nosotros, y si sólo le prestamos atención tendremos un mapa del tesoro grabado de manera individual que puede conducirnos a la felicidad.

Cuando tenemos buenos sentimientos respecto de cualquier cosa, significa que estamos avanzando hacia el cumplimiento de nuestro propósito original, que es sentirnos bien, ser felices y vibrar en alta frecuencia, que estamos en camino hacia algo que deseamos desde hace mucho tiempo, o que apenas hemos empezado a desear. De cualquier modo, el que eso llegue, a nosotros nos hará felices. Estamos de camino hacia algo que creemos que enriquecerá nuestra vida y que, por tanto, nos hará sentir mejor, lo cual a su vez elevará nuestras frecuencias y nos acercará más a nuestro estado natural, que es el verdadero reto de estar aquí.

Así que esta es la clave: el propósito original se manifiesta siempre como deseo, deseo de cualquier cosa que despierte nuestro interés, lo mismo si es un flamante Ferrari rojo, o vivir en armonía con todo lo que nos rodea. Podría revelarse como un nuevo deseo el tener la cochera limpia, aprender un baile típico o poseer y manejar una ferretería en el campo. O podría ser el viejo deseo de vivir en la playa, o de aprender a tocar el piano. De cualquier modo es un deseo, algo que queremos.

El problema es que en ocasiones dejamos de estar en contacto con nuestros deseos, o los dejamos ir debido a que dependiendo de la naturaleza de éstos, la sociedad encuentra la forma de llamarnos egoístas porque los perseguimos. Sin embargo, si a pesar de eso seguimos realmente nuestros sentimientos que nos harán felices simplemente porque creemos que así será- estaremos persiguiendo el propósito original de divertirnos mientras estamos aquí y aprenderemos aquello que hemos venido a aprender en una vibración positiva y no en conflicto. Eso difícilmente se puede considerar egoísta.

Pero la presión de la sociedad es implacable, y con mucha frecuencia, nos hace sucumbir a nuestros "deberías", dirigiéndonos en dirección opuesta a los deseos que nos harían felices  Y eso es lo que lamentablemente nos ocurre a la mayoría de nosotros, casi todo el tiempo. Nos hemos alejado del proscrito original y vibramos en la baja frecuencia de la conciencia social basada en el temor. Aun cuando esa frecuencia negativa no nos hace sentir terriblemente mal, seguramente tampoco nos hace sentir felices. No podríamos estarlo. Una !frecuencia nos baja el ánimo (conciencia social), la otra nos lo eleva (propósito original). Nunca se podrán mezclar.

Así que, si decidimos seguir en esa frecuencia negativa, haciendo a un lado nuestra propia alegría, exigiéndonos nobleza y privándonos del propósito original, nos uniremos a las multitudes que siguen fielmente sus odiados "deberías" de baja frecuencia, en lugar de sus alegrías de alta frecuencia no es necesario agregar que el resultado de todo ese flujo de implacable energía en este planeta no nos ha traído nada bueno.

Continuará...

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 93 Volumén 2