La Prosperidad parte 2

La Prosperidad parte 2


Una de las ideas que más me costó aceptar es que el dinero es mental. Cuando mi primera profesora me dijo eso, yo no podía aceptarlo; pensaba "qué disparate me está diciendo esta mujer". Un ejercicio tan simple como escribir en un papel cuánto merezco ganar, cuánto quiero ganar, y al cabo de cuatro meses ya lo estaba ganando.

En el proceso de prosperidad no basta con hacer mi mapa del tesoro, o con escribir en un papel o hacer los ejercicios que son muy lindos porque son símbolos; son símbolos prácticos. Es un proceso de sanación que consiste en poner ideas nuevas. Yo tengo que reemplazar todo lo viejo, tengo que decirle a mi mente que antes la idea para mí era ser pobre y ahora elijo probar una cosa distinta. Y hasta que de la mente no baje al corazón, no se manifiesta. 


Para destrabar de nuestra mente las pautas de merecimiento hay varias cosas que hay que trabajar en prosperidad pero si voy a trabajar el merecimiento, éste está relacionado con la autoestima. Es decir, me tengo que sentir valioso, tengo que sentir que me corresponde que Dios también se acuerde de mí y que a mí me toca lo bueno.


Si trabajo la autoestima (lo que significa quererme más), entonces el Universo empieza a proveerme más, pero en prosperidad el paso más importante es la aceptación. Aceptación significa que tengo que poner en mi mente la idea de que A MÍ TAMBIÉN ME TOCA LO BUENO; que YO ME MEREZCO, y lo tengo que reclamar al Universo. Yo también quiero vivir bien, a mí también me corresponde, y cuando yo siento que realmente me corresponde, ahí lo tengo. 


Pareciera que tenemos un conflicto en la compatibilidad entre espíritu y economía.


Se presenta como conflicto con la gente que trabaja con temas espirituales, si tienen que ganar dinero o no, siendo muchas veces criticados por esto. Entonces varios grupos religiosos era importante la renunciación, teníamos que renunciar a los bienes materiales para empezar a buscar lo espiritual. Entonces era como un principio, como un despertar en la conciencia humana; era la Era de la renunciación. Por eso tenemos esa idea, es la idea vieja.

Ahora, con una nueva conciencia el mensaje es totalmente distinto; tenemos que encontrar a Dios en la materia. Antes, si decíamos "esta mesa es Dios" era blasfemia. Ahora tenemos que reconocer que estos son átomos, que esto está formado por el cuerpo y la mente de Dios, que Dios está en la materia; tenemos que aprender a encontrar que en el dinero también está Dios en acción; porque es básicamente una energía de intercambio, y tenemos que aprender a encontrar eso. Por esa razón ahora es importante incorporar el dinero en todo esto, por eso ya no es más pecado.

Nos sentimos a veces en ese conflicto porque estamos reemplazando una idea vieja por una nueva. Otra idea nueva de esta era de Acuario que comenzó en la década del '60 es que "nosotros creamos nuestra propia realidad". Nuestros padres y abuelos no hablaban de eso; a nadie se le ocurría pensar que uno estaba atrayendo determinadas circunstancias. Ahora que esta información es masiva nos estamos dando cuenta que nuestro destino lo estamos fabricando nosotros. De alguna manera se nos está enseñando a usar un instrumento que antes no estábamos listos para usar que es el poder creador de nuestra mente.

Dentro de las cosas nuevas que tenemos que aprender es que el dinero también es espiritual y depende de nosotros; por eso es importante cada vez que uno va a pagar algo bendecir el dinero: poner entre las manos el billete o el cheque y bendecirlo. Cuando ponemos nuestro amor, nuestra energía o nuestra bendición, ese dinero vuelve multiplicado.

Las personas que se quejan de las cuentas o de los impuestos, cada vez les cuesta más pagar, porque están generando una energía negativa que va a hacer que eso crezca y se reproduzca; pero si yo voy pagando con amor mis cuentas y las voy bendiciendo, es distinto. Si yo tengo que pagar el teléfono, tengo que agradecer a una compañía que por un mes ha confiado en mí, me ha brindado un servicio que yo he aceptado. 


Las personas que no pueden cumplir sus objetivos, ¿están haciendo bien las acciones que los llevan al objetivo?.  Con esto quiero decir, si yo tuviera que cocinar algo, tengo todos los ingredientes y los pongo al horno. Si el horno estuviera frío, no se cocina. Eso quiere decir que la persona ha hecho todos los pasos necesarios pero le está faltando el ingrediente principal que es el combustible, la energía.


Las personas que no logran sus objetivos es porque tienen su espíritu atrapado en una situación. Por ejemplo, puedo estar invirtiendo mucho mi energía personal en un rencor con alguien. Entonces, parte de mi energía que tiene que cocinar lo que estoy pidiendo está puesta en el pasado. También puedo estar pensando en cómo voy a pagar mis cuentas en el futuro y entonces tampoco puedo cocinar lo que quiero en el presente.

Lo que habría que revisar es de qué manera estamos distribuyendo nuestra energía. Hay que empezar a traer el espíritu al presente y ahí es cuando se materializan nuestros deseos. Se produce la sanación.  Tenemos que tener además un deseo fuerte para generar energía. Si yo digo de la boca para afuera: "quiero tener más dinero", ahí no pasa nada. Tengo que desearlo, quererlo, verme teniéndolo. En general se confunde deseo con ansiedad y hay una gran diferencia. Ansiedad significa que quiero ver el resultado hoy mismo.

Es querer acelerar el proceso porque en el fondo significa miedo.

Deseo en cambio, quiere decir que aquello que estoy pidiendo voy a empezar a disfrutarlo a hoy, como si ya fuera una realidad. Entiendo que estos conceptos son difíciles de aplicar porque no estamos solos. Si pudiéramos estar solos con nuestros pensamientos sería mucho más fácil. Vivimos en un medio en donde estamos bombardeados de información, gente que no es muy positiva alrededor nuestro. Entonces, en el proceso de prosperar, también debemos seleccionar a la gente que tenemos cerca; así como también a quién debemos escuchar y a quien no.

La energía del espíritu radica en “Vivir en el presente”. Otra de las razones que son se cumplen los objetivos es porque a veces lo que está asociado en la mente subconsciente con respecto al resultado es negativa.   Por ejemplo, si quisiera ser famoso y además tengo el concepto que serlo significa estar solo, tener una vida afectiva desastrosa, amigos envidiosos, etc. puedo tener una serie de ideas que me anuncian peligro, entonces mi mente no va a querer nunca cumplir ese objetivo.

Se pueden lograr los objetivos de la persona si:


Tengo un muchacho conocido que estaba trabado en su prosperidad. Hacía sus ejercicios y le sugerí que invocara a los ángeles, porque contamos con ayudas espirituales. Entonces me decía que no podía creer en algo que no veía. No sabía realmente qué decirle, pero le sugerí igualmente que pidiera y que viera qué pasaba. Por supuesto con toda la desconfianza del mundo dijo que lo iba a intentar. En su caso, hacía 5 meses que había pedido un aumento de sueldo y no se lo habían dado. Se lo pidió a los ángeles sin creer. Al día siguiente fue al trabajo y no solamente le aumentaron el sueldo, sino que le pagaron los 5 meses anteriores disculpándose por el descuido.

Me gustaría decir a todos los lectores que me han pasado cosas muy lindas aplicando los principios de la prosperidad, los cuales no he inventado, son universales. Los he estudiado y con mucha desconfianza al principio. Creía que algunos tenían suerte y otros no. No sabía que esto se podía estudiar.  Entonces les diría a todas las personas que estén pasando por una situación de carencia, que pueden salir de esa situación. Exige un trabajo, un esfuerzo, pero cuando revertimos las cosas el universo muestra la abundancia. Y es para todos. No es un privilegio de nadie.  El primer paso es tener el deseo. Renunciar a la situación de carencia ahora mismo. Aunque no tengamos la menor idea de lo que tengamos que hacer.

Cuando diga basta de carencia y elijo ser feliz, ahí todo el universo se pone a mi favor y me empieza a dar señales.

Pensar con prosperidad es el inicio la forma de tener ¡Emoción por Existir!

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 66 - Volumén 2