Mi Fórmula de la Invulnerabilidad parte 1/3

Mi Fórmula de la Invulnerabilidad parte 1/3


“La cabeza de los demás es un lugar demasiado desdichado para que en él se asiente mi auténtica felicidad”.- Schopenhauer 

Pasamos tanto tiempo queriendo dar gusto a los demás con nuestro comportamiento que así es como generamos nuestro propio paredón donde nos exponemos para ser atacados por los comentarios que esperamos de los otros. El colmo es que uno mismo prepara el campo de ataque y uno mismo se coloca en el blanco, y así es como un ser humano se hace vulnerable, al conferirle importancia a los comentarios que los demás hacen de uno. Y es que nada ni nadie tiene importancia, salvo la que uno mismo decide darle. ¡He ahí nuestro poder, para bien o para mal! La vulnerabilidad que permitimos es la cualidad elegida de ser vulnerables, es decir, otorgar permiso para ser herido o recibir lesión, física o moral. Mi invitación el día de hoy es a elegir precisamente lo contrario, opción que en todo momento existe, optar por tu propia invulnerabilidad, elegir que nada ni nadie te hiera o lesione física o moralmente, y te diré cómo.

Llega un momento en la vida en que necesitamos darnos cuenta de algo: gran parte de nuestro malestar, de nuestros momentos de desdicha o infelicidad, suelen ser porque nos sentimos desacreditados o no queridos por lo que alguien dijo de nosotros, y siendo ese alguien una persona a la que nosotros le conferimos importanciaAquí lo más trascendente en un despertar hacia una Nueva Conciencia es entender que “nosotros le conferimos” el poder a una persona para afectarnos. Ninguna persona en absoluto, ninguna, ya sea tu esposo, esposa, novio, novia, jefe, padre, madre, hijo, quien sea, tiene el más mínimo poder para afectarnos si nosotros no se lo conferimos. Darse cuenta de este gran poder que tenemos es una de las facultades de liberación (o esclavitud) más efectivo que el ser humano tiene. Nuestro prestigio es algo que se encuentra en la cabeza de las otras personas, y en ese lugar, uno no puede hacer nada. Es un lindero exclusivo de la otra persona.

La gente que se preocupa mucho por su imagen pública automáticamente está esclavizada a lo que digan los demás de él. Y esa esclavitud genera concomitantemente vulnerabilidad. Es el ego del ser humano que está sediento de aprobación constante, y es así, mediante nuestro ego, que decidimos hacernos vulnerables. Esta es una de las trampas que nos pone nuestro ego para caer en el lado oscuro de la vida, con todas sus ruindades, desdichas y ansiedad. Cada vez que me encuentro a una persona preocupada o deprimido por lo que sus familiares dicen de él, por lo que la gente ha opinado de él, simplemente me doy cuenta del dolor que la persona se auto inflige por desear aprobación. Ese propio deseo de aprobación es el que nos hace vulnerables.

Ahora bien, ¿Cómo lograr la invulnerabilidad? ¿Cómo hacer para que no nos afecte lo que los demás dicen de uno? ¿Se podrá alcanzar un estado así? ¿Se podrá ser independiente de lo que los demás opinen de uno? Respuesta: Sí, un categórico y rotundo sí. Esta total afirmación la sabía desde hace años “teóricamente” y me empezaba a servir de algo, pero hasta esta altura de mi vida la he podido constatar fehacientemente en la práctica, en la dicha de entender cabalmente y, con ese entendimiento, ver cómo se transforma el conocimiento en acción. Esta es una de las ocasiones en donde bendigo una y mil veces la existencia de una Nueva Conciencia como opción de vida que claramente podemos elegir, y que la he elegido, al igual que cualquier otra persona la puede elegir. Ahora bien, si ya sabemos que sí, sí se puede lograr la invulnerabilidad, la pregunta que se antoja sería ¿Cómo? Y he diseñado una fórmula para ello. Una fórmula cuya eficacia la he comprobado al 100% en todos los casos que he estudiado (donde me incluyo) para hoy llegar a publicarla aquí. Es una sencilla pero tremendamente poderosa fórmula que si la aplicas en tu vida, te juro lograrás una transformación total en tu existencia, un cambio del infierno al paraíso literalmente, aquí en la Tierra. Mi fórmula es la siguiente:

Confía en ti mismo + Filosofía = Invulnerabilidad

En esta maravillosa fórmula la esencia es la adquisición de una Nueva Conciencia, es decir, primero abrirse a un nuevo conocimiento para luego hacerlo tuyo a través de la práctica donde constates su eficacia y así transformarla en una directriz de vida que te ayude a ver las cosas de una forma totalmente diferente. Esa será la manera en que aprenderás a conferir importancia exclusivamente a lo que desees que la tenga. Es ahí donde descubres cómo te hacías vulnerable y ahora puedes elegir transformarte en invulnerable.

En el primer aspecto, confianza en ti mismo, es menester estudiar profundamente un hermoso ensayo escrito por R. W. Emerson. Su ensayo llamado “Confía en ti mismo” es una joya invaluable de la literatura universal del desarrollo humano y superación personal desde el siglo XIX. Yo tuve acceso a este sublime ensayo desde hace muchos años y fueron de los primeros textos que trajeron luz a mi vida en forma deslumbrante, fue desde aquel entonces que me volví fanático lector de Emerson, padre del Trascendentalismo, sin duda una de las personas más iluminadas que han pasado por el planeta. Yo sé que Emerson colaboró y me inspiró hace años para crear Nueva Conciencia. Te compartiré algunos párrafos de su ensayo que nos ayudarán a lograr nuestra invulnerabilidad, confiando en ti mismo:

“Creed en vuestro propio pensamiento; creed que lo que es verdadero para uno en la intimidad del corazón es verdadero para todos los hombres: eso es el genio. Expresad vuestra convicción latente será a su tiempo el sentir universal, ya que lo más íntimo llega a ser lo más externo; y nuestro primer pensamiento nos es devuelto por las trompetas del juicio final.

Por familiar que sea para cada uno la voz del espíritu, el mayor mérito que concedemos a Moisés, Platón y Milton, es que reducen a la nada libros y tradiciones y no dicen lo que los hombres pensaron, sino lo que han pensado ellos. El hombre debería observar, más que el esplendor del firmamento de bardos y sabios, ese rayo de luz que atraviesa su alma desde dentro. Sin embargo, rechaza su pensamiento precisamente porque es suyo.
En cada obra del genio reconocemos nuestros propios pensamientos rechazados; vuelven a nosotros con cierta majestad prestada. Las grandes obras de arte no poseen una lección más interesante que ésta: nos enseña a preservar con amable inflexibilidad, sobre todo cuando las voces están del otro lado. Tal vez mañana dirá un desconocido, con seguro buen sentido, lo que ya habíamos pensado, y nos veremos obligados a recibir de otro, avergonzados, nuestra propia opinión.

Hay un momento en la formación de todo hombre en que llega a la convicción de que la envidia es ignorancia, y la imitación un suicidio. Que tiene que tomarse a sí mismo, bueno o malo, como parte propia. Que aunque el ancho del mundo esté lleno de oro, no le llegará ni un gramo de trigo por otro conducto que no sea el del trabajo que dedique al trozo de terreno que le ha tocado en suerte cultivar. El poder que reside en él es nuevo en la naturaleza, y nadie más que él sabe lo que puede hacer, y no lo sabe hasta que lo ha probado” .

Continuará...
Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 58 - Volumén 2