Cómo se Forman las Creencias parte 2/2


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¿Cómo se instala una creencia? 

Cuando nos desarrollamos en el mundo, desde chiquitos filtramos lo que vemos, lo que escuchamos y lo que sentimos hacia nuestra memoria y hacia nuestro inconsciente. Filtramos cada evento de una forma especial y los reproducimos también de una forma especial. Reproducimos la información según nuestros filtros que están basados en nuestros sentidos y experiencias. Un bebé no tiene grandes experiencias, por lo tanto filtra principalmente a través de los sentidos y las empieza a grabar y a acumular las creencias de sus padres, en una forma específica para él. 

¿Cuándo escuchaste la palabra catarro por primera vez? ¿No te acuerdas? Seguramente porque fue a temprana edad. De chiquito te dijeron: 
Si te mojas te da catarro Si no te pones el sweater, te da catarro, Si te da una corriente de aire, te da catarro Si saludas a alguien con catarro, te da catarro, Si andas descalzo, te da catarro, etc. etc.... 

En primera instancia como niño no le dimos crédito a la predicción de mamá, sin embargo, un día que estaba descalzo, efectivamente me dio catarro y mi mente lo grabó. Comprobamos que en realidad sucede y entonces la convertimos en una creencia. Y luego quizá también me sucedió que cuando me enfrío, me da catarro. Yo no recuerdo cuando se instaló esta información, yo simplemente tengo esa información en mi inconsciente y funciono de acuerdo a ella. 

Se repite el mensaje, se repite el mensaje, un día se me concede, me lo creo, lo grabo y lo convierto en mi realidad y mi verdad. Es mi ley. Y mi ley siempre funciona y está a mi disposición. 

Las creencias las instalamos todo el tiempo y también las modificamos. Por ejemplo la creencia de que Santa Claus existe, seguramente ya la cambiamos. Estaríamos mal si no pudiéramos cambiar creencias. Algunos pensarán que es malo andar descalzo y que se enferman, otros pensarán que no sólo es agradable andar descalzo, y lo disfrutan, sino que además ya rompieron con la creencia negativa. Las creencias se convierten en verdades. Las creencias de salud son muy fuertes y funcionan por la fuerza que les otorgamos. Si mi mamá sufrió de migrañas, yo seguramente también las tendré, si mi papá fue calvo, ese es mi destino, a los cuarenta necesitaré anteojos inevitablemente igual que mi madre, etc. Actuamos como si fuera verdad y por eso se manifiestan estos síntomas. 

Hay experimentos médicos publicados en los que se usaron placebos con un grupo de pacientes y medicamentos reales con otro grupo. Al grupo de los placebos se les dijo que era el último grito de la ciencia y lo mejor que había en la actualidad. Los resultados fueron asombrosos, el grupo con placebos mejoró considerablemente en comparación el grupo que tomó los medicamentos reales y que no se le dijo nada espectacular del medicamento, ni de la mejoría. Este es un ejemplo de las creencias en acción. 

Otro experimento que también está registrado fue con enfermos de cáncer. A un grupo se le dio quimioterapia normal y al otro quimioterapia con placebos. Los dos grupos perdieron el cabello. Es otra prueba de la fuerza de las creencias. 

Cada quien tiene su sistema de creencias. Creencias con respecto a la familia, con respecto al trabajo, la salud, la alimentación, el sueño, la herencia, etc.. Las creencias positivas son permisos que actúan sobre nuestras capacidades. Las creencias negativas o limitativas nos frenan y no encontramos las capacidades. 

Ya saben lo que dicen: "Si crees que puedes, puedes y crees que no puedes, no podrás." Así de sencillo. Es bueno analizar cuales creencias son útiles en mi vida y cuáles no. Darme cuenta cuales no son funcionales para cambiarlas o desecharlas. Es importante cuidar cuales creencias estoy aceptando en mi vida, pues me afectan directamente. Y también cuidar que creencias estoy implantando en otros, como en niños, pues se regirán por ellas. 


Sanando la autoestima 

"Para comenzar a ejercitase en desaprender lo negativo que nos inculcaron, y sanar a ese niño/a que quedó escondido y herido en nosotros, podemos ir reemplazando las viejas ideas que construimos por otras. Repetir estas afirmaciones con frecuencia es manera de comunicarnos con nosotros mismos, de ayudarnos a adquirir seguridad y tener presentes nuestros derechos:
  1. Realizo mis elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor.
  2. Sólo yo decido el modo como utilizo mi tiempo, pongo límites a quienes no respetan esto, hago acuerdos para combinar mi tiempo con el de otros sin someterme.
  3. Me aplico a mi trabajo con responsabilidad pero, si algo no va bien, no es porque yo sea un fracaso sino que todavía tengo que aprender más.
  4. Me hago responsable del modo como trato a los demás y evito repetir lo que a mí me hizo sufrir.
  5. Tengo confianza en poder resolver lo mejor posible cualquier situación.
  6. Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los de otros.
  7. Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que no eran correctas.
  8. Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy abierta para cambiar todos los aspectos de mi vida.
Si una persona tiende a valorarse de esta manera se trasforma en el guía de su propia vida y está protegida de sentir culpas irracionales, de creerse incapaz, mala o inútil, de tener que complacer para ser aceptada.


Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández