Taller de Autoestima: Mi Mundo, el Mundo Parte II

Taller de Autoestima: Mi Mundo, el Mundo Parte II


"Los hechos son los enemigos de la verdad." - Miguel De Cervantes Saavedra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha


El hombre moderno se ha alejado tanto de Dios que se ha privado a sí mismo de su florecimiento, de su sensación de bienestar y seguridad en un mundo a salvo. Un hombre así, se ve remitido por la duda y el temor, y mira hacia dentro para buscar en su vida psíquica algo de lo que le ha despojado su vida exterior. Cada vez que el hombre se aleja de Dios, surge un consecuente interés por los fenómenos psíquicos, y es que es normal, el hombre busca algo más allá de lo evidente, ésa es la razón por la que hoy existen tantos adictos a lo esotérico y al misticismo. 

Si contemplamos a nuestro alrededor, ¿qué vemos? La desintegración de algunas religiones, violencia en todos los ámbitos, corrupción, ignorancia, manipulación, etc. ¿Y qué pasa con la energía psíquica de todas estas personas? ¿A dónde se va? A la búsqueda de un cauce que no encuentran. Así surge la neurosis. Y si se sigue sin encontrar el cauce, surge la psicosis. 
Durante siglos la vida de la gente en gran parte del mundo se vinculó estrechamente con lo religioso, de modo que la energía psíquica de la gente estaba canalizada. 

Actualmente la vida es intrincada y compleja, y parte de esa complejidad la genera el exceso de fuentes de información. No estoy contra la evolución de la comunicación, no en absoluto, sino por un equilibrio; nadie nos ha enseñado a manejada. Es decir, hoy, una vida atestada de automóviles, radios, miles de telecomunicaciones al alcance de la mano, cientos de películas de acción y sangre, noticiarios que pelean su rating incrementando la violencia, Internet, etc., han demostrado, un avance, pero ¿hacia dónde? Posiblemente hacia atrás. Nada de los avances de hoy sustituyen lo que hemos perdido. La religión ofrece una aplicación valiosa de los sentimientos, y da sentido a la vida de muchos. 

Esa ventaja se ha perdido porque cada vez se incrementa más el relativismo moral, en donde la cultura ligbt nos permite pensar en términos de: "mientras no le haga daño a nadie, yo puedo hacer de mi vida lo que quiera". Gran verdad, pero aparente. Aunque en lo personal no estoy de acuerdo con la religión actual, no puedo dejar de reconocer que daba sentido a la vida de muchos. En eso justifico y aplaudo su existencia y lamento su cada vez mayor disgregación. 

El hombre de siglos pasados, especialmente de la Edad Media, vivía en un mundo significativo. Sabía que Dios había creado un mundo con un propósito definido y no lo cuestionaba -aunque no lo entendiera del todo-. Incluso la creencia en el cielo y el infierno hacía que tuviera sentido la conducta del hombre. El mundo actual es para millones unmanicomio. Ésta es la sensación de miles de personas. 

Toda la energía psíquica que en el Medioevo se vio plasmada en el espléndido florecimiento de la vida emocional del hombre, encontró su cauce de expresión en grandes cuadros religiosos, en esculturas y catedrales. La de ahora está dispersa. Pero no puede perderse. Entonces, ¿qué ha sido de ella? Jung afirma que se ha ido al inconsciente del hombre, "a un piso inferior". 

Pongamos como ejemplo a un hombre de negocios próspero y rico, todavía joven, quizá de 48 años. Dice: "he amasado una gran fortuna, tengo hijos con edad suficiente para continuar el negocio. Me retiraré. Construiré una buena casa de descanso y viviré allí sin preocupación alguna". Se retira, construye la casa y se va, a vivir allí. Incluso afirma: ahora comenzará realmente mi vida". Pero no ocurre nada. 

Una mañana es consciente de un dolor retroesternal que irradia hasta el brazo izquierdo. Preocupado, se pregunta qué podrá ser. Cuando se sienta a la mesa no come. Luego, su digestión se trastorna. En dos semanas está muy enfermo. Lo asisten médicos que no saben qué le ocurre. Finalmente, uno, el más sabio de ellos, le dice: "su vida carece de interés. Vuelva a su trabajo, empréndalo de nuevo". 

El hombre es inteligente y el consejo le parece sano. Decide regresar. Pero ahora su hijo está en la dirección, y ya no se siente igual que antes. Cuando quiere tomar responsabilidades, tu memoria le empieza a fallar, se cansa más fácilmente. Así, se llega a dar cuenta de que todos esos años consagró su energía única y exclusivamente a su trabajo. Jamás desarrolló otros intereses. Y ésa es la razón de no tener "a dónde" retirarse. 

Este cuadro es el típico estado actual del hombre competitivo y" de los grandes negocios. Con personas como la que relaté, es lógico que sintamos que algo le pasa al mundo. Todos los intereses materiales, casas, automóviles, ropa, joyas, radios y rascacielos no alcanzan para satisfacer el alma hambrienta del hombre. Y es que al alma no se le alimenta con esas cosas. He ahí la gran respuesta. Intentamos retiramos del mundo, pero ¿a dónde? Algunos intentan volver a las iglesias; unos pocos son capaces de hacerla, muchos no lo encuentran enteramente satisfactorio. El dinero nunca le dará significado al retiro, a lo mucho cierta e incipiente sensación de seguridad, pero ¿seguridad con qué sentido? El retiro se prepara no ahorrando, sino creando y buscando más intereses que alimenten el alma humana. 

¿Qué debo decir a quienes piden ayuda para encontrar significado en sus vidas? Jóvenes que acuden a consulta coinciden en plantear la sensación de estar terriblemente solos y abandonados en un mundo que para ellos no tiene ningún sentido. No quieren vivir. Les he respondido esto: "no sé más que tú sobre el significado del mundo", o el de tu vida. Pero tú, al igual que todos, nacimos con un cerebro ya hecho y formado. Construir el cuerpo y cerebro que hoy tenemos conllevó miles de años de evolución. La psique, la cual puede entenderse como la vida del cerebro -y como el alma del hombre-existía desde mucho tiempo antes de que brotara en ti. Imagina que existiera alguien con el conocimiento de todos esos años. El Creador sería el más apto para responder a la pregunta del sentido de tu vida. Él puede hablarte mejor que yo. Te hablará en sueños. Pon atención a tus sueños". 
Aconsejo esto que aprendí de la psicoterapia Junguiana, que es una manera muy sutil de reencontramos con Dios. Al satisfacer la necesidad espiritual puede resolverse el conflicto psicológico. Dicho de paso por cierto esto es parte de la exitosa cura de 12 pasos de los grupos de Alcohólicos Anónimos. 

Todos los sueños revelan experiencias espirituales, siempre y cuando uno no aplique su propio punto de vista a la interpretación. El hombre civilizado revela en sus sueños la necesidad de entrar en contacto con su dimensión espiritual. Jung considera que el reino de los cielos está dentro de nosotros, la cual es una gran verdad psicológica. El cristianismo -dice-es un hermoso sistema de psicoterapia. Cura el sufrimiento del alma. A mí en lo particular me gusta el postulado y he visto su benéfico factor terapéutico. El factor religioso brinda paz y seguridad espiritual. 

Por ejemplo, suponga que le pido que se quede en mi casa. Le digo que es una casa cómoda, bonita, segura, se lleva una vida placentera, hay buena comida, puede ir a nadar al lago y caminar por los jardines. Sólo con este convencimiento es muy posible que decida venir y disfrutar de su estancia. Pero ahora suponga que le pido que venga y le advierto que mi casa es peligrosa, los cimentos no son seguros y hay muchos terremotos por la región. Además, hemos tenido enfermedades, alguien" murió recientemente de tuberculosis en la habitación que le asigné. Bajo tales condiciones y con semejantes "ideas" en su mente, ¿disfrutará de la estancia en mi casa? 
Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández