Librarse de un impedimento: Un Desafío

Librarse de un impedimento: Un Desafío



Emancipación: Un Desafío 
"El origen de todo sufrimiento son los apegos." - Anthony De Mello



Hace un par de días fui invitado a una cena en donde por cierto me la pasé muy bien. Quien me invitó es un directivo de una de las empresas en donde he dictado mis conferencias; ahí nos conocimos. Su esposa y él resultaron ser un par de excelentes anfitriones y me sentí muy a gusto platicando y cenando con ellos. Percibí que se generó, en los primeros minutos, un ambiente de gran confianza y me empezaron a comentar muchas cosas de su vida, desde cómo se conocieron, cuándo se casaron, cómo va su matrimonio, etcétera. Ya sabe, los temas que se antojan en circunstancias como ésa. Sin embargo, me llamó la atención uno en particular, aquel cuando mi anfitrión me platicó el cómo había llegado a la empresa donde hoy trabaja. 

Compartió conmigo varias anécdotas de tres empresas en las que había trabajado antes, aprendí cómo muchas empresas a sus más altos ejecutivos (como fue él) los invitaban a viajar por todo el mundo, claro, no precisamente de vacaciones, sino para que cumplieran su trabajo. Obviamente se trataban de empresas transnacionales y requerían de que sus directivos viajaran con mucha frecuencia. Me comentó cómo en la última empresa en la que trabajó, le ofrecieron ser un expatriado. Cuando dijo la palabra "expatriado" yo puse cara de como que lo estaba entendiendo, sin embargo, no tenía ni idea a lo que se refería. Entonces, opté por preguntar. Le comento esto porque siento orgullo de poder hacer preguntas; lo que pasa es que mucha gente por no "quedar mal" en alguna reunión, por tener miedo a que opinen nefasto de ellos o por una dramática falta de interés en lo que comenta su interlocutor, no preguntan. Pues bien, yo sí me atreví y con humildad por aprender (aunque no me lo crea) le dije: "¿A qué te refieres con "expatriado" como puesto de una empresa?" Me explicó que así se le dice a los puestos directivos en donde la empresa les propone a esos ejecutivos que para desarrollar su trabajo no podrán tener un lugar fijo de residencia, para así poder viajar por todo el mundo, disponiendo la empresa de sus vidas Y mandándolos a vivir, por ejemplo, un par de años a Francia, luego unos meses a Bueno Aires, luego dos años y medio a Japón, etcétera. Cuando entendí el concepto de expatriado se me figuró algo así como "nómada". Me comentó que ese tipo de ejecutivos son los que más dinero ganan en una empresa y por mucho.

Le confieso que me llamó la atención cuando me platicó que a él le ofrecieron un puesto así y estuvo a punto de aceptarlo. Sin embargo, ¿qué pasó? -me pregunté-¿Por qué seguía aquí en México en una empresa que no es transnacional y ganando mucho menos dinero del que le prometían en la previa? Cuando le hice esa pregunta me contestó tajantemente: "es que me casé y tuve a mis hijos..., ahí la vida te cambia, lo libre que te llegas a sentir de soltero y la única responsabilidad que tienes tan sólo sobre ti mismo, se transforma, por amor, en compartir la perspectiva de vida con alguien. Ya no eres tú sólo. Fue entonces cuando mi esposa me dijo: '...mi amor, estando tú y yo solos te acompaño a donde quieras, pero cuando tengamos hijos, necesitamos tener un lugar fijo de residencia, es por el bien de ellos'. Fue así -comentó-que necesité decidirme por otra empresa que me diera un lugar fijo para vivir y aquí me tienes. Cambié la opción de tener un gran curriculum transnacional y mucho más dinero, por la paz y armonía de mi familia, por la oportunidad de venir a comer con mis hijos diariamente." Eso fue lo que me respondió. Me dio mucho gusto ver la congruencia en su manejo de prioridades. Sin embargo, durante la plática, terció su esposa con un sutil comentario: "Mi amor, además si yo no te pongo un "hasta aquí" tu seguirías viajando y viajando y no te hubiéramos importado ni yo ni tus hijos. Desde que te conocí tal parecía que nada te ataba a ningún lado. 

Ni siquiera te ataba el cariño de estar cerca de tus papás. Yo ¡sí tengo! una madre a quien querer y por quien sentirme querida" ¡Uf!, cuando escuché opté por hacer un comentario que disminuyera la leve tensión del momento, pero antes de que abriera, mi boquita, él se me adelantó y le contestó a su esposa: "Mira, yo también tengo progenitores, la única diferencia que hay entre tú y yo es que yo sí aprendí a emanciparme". De pronto, él se dirigió a mí, me clavó la mirada y me hizo una pregunta (en ese momento me sentía el juez de una corte en donde se esperaba un veredicto de vida o muerte): "¿acaso no tengo razón si afirmo que gran parte de la madurez del ser humano se obtiene cuando se logra la emancipación emocional?". Bueno, excuso decide qué cara tenía yo cuando después de esa preguntita (que por cierto no entendí bien) se me quedaron mirando los dos. Sonreí y luego agregué: "Pudiera ser, aunque pudiera no ser; todo depende de la referencia, el enfoque y la intención por parte de la persona, y también depende de la circunstancia y contexto en donde se tome la decisión." ¿Qué le parece mi respuesta? ¿Le recuerda a algún político dictando un discurso? Pues sí, efectivamente no dije nada con toda esa palabrería. Aunque me dio risa que luego de que dije eso, su esposa se dirigió a él y expresó con fuerza: "¡Claro!, ya ves, tiene razón." Ya no profundizamos en el tema y ella se fue a la cocina por algunas bebidas como muy contenta de haber "ganado el punto". 

Cuando me quedé unos momentos charlando solo con su esposo, le dije: "Oye, ¿a qué te refieres con emancipación emocional?" Me dijo que era un término que leyó en algún libro de psicología hace muchos años y en donde se expresaba que cuando logremos la emancipación de nuestro padre y la emancipación del niño que llevamos dentro, empezaríamos a madurar como personas, empezaríamos a ser los únicos responsables de nosotros mismos. Me llamó muchísimo la atención esa reflexión y lo primero que hice al regresar a mi casa, fue buscar en el diccionario el significado de la palabra emancipación, del acto de emancipar. Encontré dos acepciones, la primera como verbo transitivo: "Librar de algún impedimento", y la segunda como verbo pronominal: "Salir de la sujeción en que se estaba". ¡Me encantó! Una vez que entendí la definición de emancipación como una actitud de liberarse, me impactó la propuesta de emancipación emocional. Si lo tradujera podría significar: "Diga no al chantaje emocional que lo ata". Creo que eso era a lo que se refería mi amigo.
Del Taller de Autoestima Volumén 1 de Juan Carlos Fernández