Las relaciones familiares en "Las Leyes Espirituales"

Las relaciones familiares en "Las Leyes Espirituales"



¿Y qué ocurre con el resto de personas que sí intentan cumplir sus compromisos? Por ejemplo, ¿qué pasaría con la persona que ha sido rechazada en este caso? 
Siempre hay un plan B o alternativo, ya que los espíritus guías conocen la capacidad de cada uno y saben hasta dónde uno puede llegar. Podría rehacer su vida con otra persona que, aunque no fuera tan afín espiritualmente, estuviera más dispuesta a luchar por los sentimientos y menos por el egoísmo. 

¿Y qué pasa, por ejemplo, si un espíritu acordó ser el hijo de una pareja que finalmente no se formó, habiendo encontrado cada uno de los que iban a ser los padres un cónyuge diferente, si los futuros padres ya están encarnados y ya han elegido de forma distinta a lo acordado?¿Se quedaría sin encarnar? 
Tened en cuenta que por el hecho de estar encarnado no significa que uno esté desconectado del mundo espiritual, ya que vuelve a él casi cada noche durante el sueño. En ese estado puede tomar decisiones que tienen que ver con otros espíritus, por ejemplo, con los que serán sus futuros hijos, y retomar los compromisos adquiridos, aunque con un plan diferente del inicialmente previsto. En el caso de que ninguno de los posibles padres se haga cargo, se buscaría una pareja alternativa con semejantes características a la anterior que quiera aceptar al espíritu encarnante como hijo. Los guías saben que tendemos a cambiar de opinión una vez que encarnamos, por lo que tienen previstas multitud de alternativas evolutivas para procurar que, a pesar de todo, tengamos opciones de evolucionar, no importa cuáles sean las circunstancias que hayamos elegido, por muy apartadas que estén del camino previamente trazado antes de encarnar. Si uno se desvía de la “ruta” inicialmente trazada, se recalcula entonces una nueva “ruta” a partir del nuevo camino que uno ha elegido, pero con el mismo destino. 

¿El incumplimiento de esos compromisos acarrea al espíritu alguna consecuencia? 
Aparentemente puede parecer algo negativo, como si uno se desviara del camino más corto hacia la felicidad. Pero forma parte del libre albedrío el tener libertad para cambiar de opinión en el momento que uno quiera, y experimentar situaciones que hasta que no se viven en primera persona, no se toma conciencia de lo que son. Por lo tanto, lo que no se aprende de una forma se puede aprender de otra. Existen diferentes caminos para llegar al mismo sitio, diferentes alternativas para experimentar y aprender lo mismo. 

¿El espíritu que encarna, conoce de otras vidas a los que serán sus familiares o allegados? 
Hay de todo. Algunas de las personas que encarnan en la misma familia pueden haber sido compañeros de otras vidas y en otros casos puede ser la primera vez que encarnen juntos en la misma familia. 

¿Y quién decide la conformación de las familias, es decir, quién dice quién va a ser el padre, quién la madre, los hermanos, etc? 
Normalmente lo deciden los propios espíritus que van a encarnar de mutuo acuerdo, con ayuda y asesoramiento de los guías espirituales. 

¿Y de qué dependen las relaciones familiares? 
De las necesidades evolutivas de los espíritus encarnantes, tanto si se trata de expiaciones como de misiones. 

¿Me puedes aclarar cómo la necesidad evolutiva puede influir en la composición familiar y qué diferencia hay entre expiaciones y misiones? 
Sí. Existen familias cuyos componentes, sean éstos hermanos, padres o hijos, han sido enemigos acérrimos en otras vidas y pueden haberse hecho mucho daño, motivados por el odio, deseo de venganza o resentimiento que han sentido los unos por los otros. Estos espíritus encarnarían juntos con el objeto de limar sus asperezas a través de la estimulación del afecto que proviene de la consanguinidad. Es decir, se trata de una expiación en el sentido de que estos espíritus tienen deudas que saldar entre ellos, por haberse hecho daño mutuamente, por haber actuado en otras vidas contra la ley del amor. En el caso de las misiones, los espíritus no se unen ya porque tengan deudas que saldar, sino porque se aman y deciden encarnar juntos para ayudarse mutuamente en el cumplimiento de objetivos espirituales más avanzados, que tienen que ver con la ayuda a seres espiritualmente menos evolucionados, aunque al mismo tiempo esto les sirva para mejorarse espiritualmente. Entre esos dos extremos existen situaciones intermedias de todos los matices, en las que existe parte de egoísmo y parte de sentimiento, parte de expiación y parte de misión, porque a medida que el espíritu avanza por el camino de la evolución espiritual, cada vez tiene menos deudas que saldar y más amor para dar de forma incondicional. 

¿Pero, en el caso de las relaciones por expiación, no se producirá el efecto contrario al que se persigue? Es decir, si las personas que se odian son obligadas a convivir bajo el mismo techo, ¿no generará abusos, malos tratos, tensión y discusiones constantes? 
No son obligadas, sino que ellas mismas han aceptado la sugerencia de los guías espirituales para vencer sus malos sentimientos. Los abusos, malos tratos y discusiones a los que haces referencia aparecen porque estos espíritus continúan aferrándose a sus malos hábitos espirituales y no quieren reformarse. 

De todas formas, me parece una terapia demasiado agresiva el situar a personas que se odian en la misma familia. Es como juntar a todos los presos peligrosos en la misma celda ¿No acabarán despellejándose? No veo que de esa situación les pueda surgir el amor. 
No he dicho que todas las personas de la familia se lleven mal entre sí. Se puede dar, por ejemplo, que el choque sea entre el padre y un hijo, o entre un hermano y otro, pero no de éstos con los otros miembros de la familia. Generalmente, en estas familias también encarnan espíritus más avanzados que dan el ejemplo a seguir de cómo ha de ser una conducta amorosa. El hecho de que espíritus con defectos semejantes encarnen juntos es precisamente para que uno sirva de espejo del otro, y aprendan de la experiencia de convivir con alguien que se parece a uno mismo. 

¿Y qué es lo que han de aprender de esta experiencia? 
Lo primero, saber que todos somos hermanos, y aquí es literal, porque la persona más odiada en la vida anterior puede ser tu hermano de sangre en la siguiente. Tened clara una cosa: no se puede evolucionar queriendo sólo a unos cuantos y odiando a los demás. Hasta que no transformemos el odio en amor no avanzaremos. Por ello debemos reparar el daño que hemos hecho por odio, y qué mejor manera que hacerlo con la persona con quien más nos cuesta y a quien más le debemos. También sirve para conocer y vivir en carne propia las manifestaciones del defecto de otra persona que tiene el mismo defecto que nosotros, entendiendo como defecto una manifestación del egoísmo. Tenemos tendencia a ver la paja del ojo ajeno pero no la viga del propio, es decir, nos fijamos muy bien en los defectos de los demás, especialmente los de las personas que no nos son queridas, pero no queremos ver los propios, que suelen ser semejantes a los de los demás. Viviendo en nosotros los efectos del defecto, la experiencia propia del sufrimiento que genera esa manifestación del egoísmo de los demás en nosotros mismos, tomaremos conciencia de que existe y de que es algo que hay que ir eliminado. 

Volvamos al tema de las relaciones personales, ¿por qué motivos pueden unirse dos personas en una pareja? 
Por amor, por necesidad de evolución espiritual o por apego. 
Los dos primeros son motivos que obedecen a criterios espirituales, y se deciden antes de encarnar. La última es elegida por la persona cuando ya está encarnada y suele tomarse más por razones “terrenales” que espirituales, alterando muchas veces los compromisos espirituales adquiridos antes de encarnar.



Continuará... 




Título: Las Leyes Espirituales   
Autor: Vicent Guillem 
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