Pensamientos negativos: Cómo alejarlos para que no interfieran en nuestro presente

Pensamientos negativos: Cómo alejarlos para que no interfieran en nuestro presente


Malos presagios, miedos, pálpitos de tristeza y fracaso, desconfianza…

Son muchas las sensaciones que se transforman en ideas perjudiciales, poco productivas, que obstaculizan el camino de los proyectos y de los deseos más importantes para la vida.

La carrera laboral, la consolidación de un amor, la interrelación con familiares y amigos, así como los demás ámbitos del desarrollo de un individuo se ven opacados, trabados e incluso anulados por los pensamientos negativos.

Recuerde: si quiere dejar a un lado sus percepciones negativas, debe combinar reprogramación mental y acción efectiva; el cambio de sus ideas sólo llegará con una transformación de sus actitudes.

Pensamientos negativos: Cómo alejarlos para que no  interfieran en nuestro presente

Plan repelente de malos pálpitos

Paso 1: recuperar autonomía de pensamiento y despegarse de los temores y la desconfianza.

Para planear en una forma constructiva, resulta preciso que se libere de aquellas sensaciones obstructivas que se interponen entre usted y sus objetivos. Para independizarse de esas percepciones que, en lugar de proteger, ahogan, tenga en cuenta estos pasos:

“Deje fluir” las situaciones: es importante permitir que las sensaciones propias se liberen, que la postura personal se “desarme” un poco y deje salir el verdadero Yo, con el fin de reconocerse en la verdadera personalidad y en las capacidades concretas que tiene.

Estipule objetivos claros e interesantes de verdad: fije metas que se adecuen a sus habilidades y recursos (tiempo, dinero, capacidad, etc.). Sólo si practica el realismo en sus planes, podrá fijarse un camino certero y sensato para avanzar con seguridad en lo que se tiene y se sabe.

– Concéntrese en todas las instancias de su proyecto: comprométase de verdad en cada instancia de sus objetivos y focalice su interés en la actividad que en ese momento resulta necesaria para realizar.

Paso 2: conforme su propio mapa mental.

Los mapas mentales son configuraciones personales, únicas para cada individuo, que dan cuenta de la distribución de las ideas en la mente: siempre tienen un orden particular y una jerarquización que puede ser coherente o no. Si usted conoce su mapa mental, sabrá por cuáles mecanismos surgen los pensamientos negativos, en cuáles temas, relacionados con cuáles recuerdos, etcétera. Para hacer explícita su configuración de ideas, siga estos pasos:

1. Escriba un objetivo importante para usted en el centro de una hoja y, alrededor, sin cuidar el orden, anote todas las acciones, precauciones y ayuda memorias que considere necesarios para cumplir su meta.

2. Organice todas esas anotaciones en un esquema, ordenándolos de acuerdo con su importancia o necesidad, dándoles un número: 1, 2, 3, etc. Con seguridad, en el paso 1 han surgido muchas actividades relacionadas que no tenía previstas: incorpórelas ahora a su esquema, como si fueran subactividades: 1a, 1b, 1c, etc.

3. Chequee cada tarea central y sus derivadas, para ver si no le ha quedado ninguna actividad pendiente y necesaria para cumplir cada paso: frente a cada ítem de su esquema, consúltese si puede ponerlo en práctica así como está en ese momento, sin recurrir a nada, sin buscar nada. Anote todas las otras tareas “de último momento” y, así, su plan se hará más complejo.

Con un diagrama de acción completo, que atiende todos los ámbitos y que se encuentra bien planificado, es más difícil alejar los pensamientos negativos y concentrarse en los objetivos que se quieren cumplir. Para defenderse de la culpa y de la preocupación —que son, a veces, traducciones del miedo—, sus mejores armas son el conocimiento, el plan y la seguridad en las propias capacidades.

Culpa y preocupación: dos sentimientos “globales”

– Se considera que la culpa y la preocupación son sentimientos “globales” porque gran parte de los pensamientos negativos (si no todos) confluyen en uno u otro de estas experiencias emocionales.

– La culpa es la insatisfacción, el miedo y la duda orientada hacia el pasado: la persona se siente culpable por algo que ya ha sucedido y para lo que no encuentra un modo adecuado de reparación.

– La preocupación se proyecta hacia el futuro y se expresa como miedo, duda o desconfianza por lo que vendrá: ninguna decisión parece tranquilizar a la persona en sus temores, y los pronósticos son cada vez peores.


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Fuente: Revistasaludalternativa.com