Síguenos en nuestro canal de WhatsAppAceptar nuestras heridas resulta muy beneficioso, entre otras cosas, porque nos ayudará a no querer cambiarnos a nosotros mismos.
Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras heridas emocionales. Estas heridas pueden ser múltiples y podemos llamarlas de muchas formas: traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia…
No obstante, debemos de hacernos conscientes de nuestras heridas emocionales y evitar maquillarlas, pues cuanto más tiempo esperemos a sanarlas más se agravarán. Además, cuando estamos heridos, vivimos de forma constante situaciones que tocan nuestro dolor y hacen que nos pongamos múltiples máscaras por el miedo a revivir nuestro dolor.
Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras heridas emocionales. Estas heridas pueden ser múltiples y podemos llamarlas de muchas formas: traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia…
No obstante, debemos de hacernos conscientes de nuestras heridas emocionales y evitar maquillarlas, pues cuanto más tiempo esperemos a sanarlas más se agravarán. Además, cuando estamos heridos, vivimos de forma constante situaciones que tocan nuestro dolor y hacen que nos pongamos múltiples máscaras por el miedo a revivir nuestro dolor.
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Opción 1
Aquello que te mantiene sufriendo, en vez de convertirla en una herramienta, es la del amor propio. Quizás con el tiempo has ido sanando algunos aspectos, pero llegó la hora de convertirla en un aliado y no en algo que duele tanto.
Consejo:
Lo primero que debes hacer es dejar de sentir lástima por ti misma, por ti mismo. Dejar de arrepentirte de lo que hiciste o no en el pasado, deja de repetirte que "deberías" hacer algo y usa la palabra "podría", así te castigas menos. De a poco irá naciendo en ti el deseo de dejar de tratarte mal, de autoexigirte, de compararte con otros, para así dar paso a ser consciente de esa herida, de tener paciencia hacia ti y autocompasión. Será un bello camino.
Opción 2
La herida que aún no conviertes en una herramienta en tu vida, es la sanación de tu niñez y adolescencia, el entender a tus padres o a quienes te cuidaron desde lo profundo del corazón, para así poder ser libre. Llegó la hora de dejar el rencor y lamentación atrás, para dar paso a una vida llena de amor.
Consejo:
El perdón es una gran herramienta y a la vez un regalo, porque es para nosotros, para nuestro bienestar y felicidad. Al perdonar, somos libres del peso tan grande que son la rabia, la frustración y el rencor. Si no puedes lograr por ti mismo, por ti misma, ponerte en los zapatos de quienes te cuidaron durante tu niñez o adolescencia, busca ayuda, sana ese dolor, ese rencor, y acércate a la maravillosa herramienta que es el perdón y el amor. Es un regalo que te debes.
Opción 3
La herida que no te deja ser feliz al 100% es que aún no perdonas a mucha gente, y vives guardado rencores, ya sea ex compañeros de trabajo, ex parejas, ex amigos, o incluso personas que se cruzaron en tu camino un par de veces. Deja de ser tan duro, tan dura con los demás, porque de seguro te tratas de la misma manera.
Consejo:
Desarrolla la herramienta de la compasión en tu vida, porque así te permitirá comprender las razones de aquellas personas que se cruzan contigo, y también podrás usarla en tu vida, para que no seas tan duro y tan dura en tus juicios hacia ti. Sonríe más, da las gracias por cada aprendizaje, y la vida te enviará lo mismo de vuelta.
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Autor: Tarotista Claudia Corazón Feliz
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