Cómo descubrir el nombre de tu ángel guardián e invocarlo

Cómo descubrir el nombre de tu ángel guardián e invocarlo


Los ángeles son seres de luz creados por Dios para ayudar a la humanidad 

La angelóloga María Laura Casin nos da consejos sobre cómo conectar con el ángel de la guarda, conocer su nombre y recibir más conscientemente su protección. 

Los ángeles son seres de luz creados por Dios para ayudar a la humanidad en el camino de su evolución. Actúan como protectores, guías y mensajeros.

La palabra ángel proviene de la palabra griega angelos, la cual a su vez deriva de la palabra hebrea mal´akh, que significa “mensajero”.
A cada ser humano le es asignado un ángel guardián en el momento de su nacimiento para que lo guíe en el camino de la vida, pero sin interferir en su voluntad y libertad de acción, ya que Dios nos creó con libre albedrío para que podamos elegir qué camino seguir. El ángel aconseja pero no ordena, ya que respeta tu libertad y reconoce que en definitiva eres tú quien debe hacer sus propias decisiones.
El ángel guardián forma parte de nuestro ser, representa una parte elevada de nosotros mismos. Por eso es tu guía, guardián, consejero y tu mejor amigo. Nunca nos juzga ni se enoja con nosotros. Nos ama incondicionalmente y nuestra vida se transforma cuando nos conectamos con él (el contacto con un ángel nos deja una hermosa sensación de paz y armonía.).

La aparición repentina de una pluma blanca en tu camino o en el lugar donde te encuentres es generalmente una señal de tu ángel guardián.

Los niños, debido a su estado de inocencia y pureza, por lo general pueden ver a su ángel; pero esa habilidad la pierden a medida que crecen y van incorporando las estructuras sociales, y se les enseña a utilizar únicamente su mente racional, lógica y analítica, dejando a un lado su parte emocional, creativa e intuitiva.
Los ángeles están esperando que los llamemos para ayudarnos, ya sea para resolver cuestiones muy importantes, o para cosas simples de la vida cotidiana como encontrar un regalo para alguien, rendir bien un examen, acompañarte en una reunión de trabajo, conseguir un espacio libre para estacionar el auto, etc. Particularmente les encanta que los invites a cocinar.

También les podemos pedir que ayuden a otras personas. Si escuchas una ambulancia en la calle, pídeles a los ángeles que ayuden a la persona necesitada. Si ves a personas discutiendo, invoca a los ángeles para que los rodeen con su energía de amor.

Los ángeles también ayudan a los animales enfermos, si ves a un animal que está sufriendo, invoca a los ángeles para que lo ayuden. No te imaginas la fuerza de luz divina que puedes poner en movimiento.

El Papa Juan XXIII, gran devoto de los ángeles, decía que cuando tengamos que hablar con una persona con la cual estamos enemistados o que no está dispuesta a escucharnos, es recomendable pedirle a nuestro ángel que se comunique con el ángel de esa persona y que facilite la comunicación; y así comprobaremos que nuestra conversación con ella será mucho más fluida y armónica. Cuando queramos pedir perdón a alguien y todavía no estemos listos para hacerlo personalmente, lo haremos a través de los ángeles de ambos; si el arrepentimiento es sincero, el mensaje llegará a la persona en cuestión.

El nombre de tu ángel guardián

Hay varias técnicas para saber el nombre de tu ángel, como por ejemplo: durante varias noches antes de dormirte, pídele que te diga su nombre. Puede aparecer en el sueño o al día siguiente. Presta atención a la primera palabra que aparezca cuando estés conciliando el sueño o cuando te despiertes a la mañana.
También puedes hacer esta sencilla meditación:

1) Acostarse o sentarse cómodamente con la espalda recta. Respirar profunda y pausadamente unas cuantas veces para relajar el cuerpo y la mente.

2) Imaginar que desde el coxis (o desde la planta de los pies) salen raíces que se introducen bien adentro en la tierra, nos conectamos con la energía de la Madre Tierra. Respiramos unos cuantos segundos desde esta conexión.
3) Visualizar que desde el cielo desciende un tubo de luz blanco-dorado y entra por nuestra cabeza, recibimos esa energía divina que nos purifica y energiza. Estás en conexión ahora con el Cielo y con la Tierra.

4) Llevar la atención al centro del pecho. Allí visualizar una luz que se expande por tu cuerpo y tu aura con cada respiración, hasta convertirse en un gran esfera de luz a tu alrededor que te contiene.

5) Con la atención en el corazón, comienza  a llamar internamente a tu ángel y pídele que te brinde una clara señal de su presencia. Puedes sentir una amorosa energía que te rodea. Presta atención a cualquier sensación. Quédate unos minutos sintiendo su presencia. La luz de tu ángel te envuelve.

6) Pídele ahora que te diga su nombre. Quédate en estado receptivo para captar las palabras, imágenes o sensaciones que aparezcan. Pregúntale si también tiene algún mensaje para darte.

7) Agradécele a tu ángel por sus bendiciones y recuerda que cada vez que quieras sentir su presencia y energía angelical sólo debes pensar en él y llamarlo por su nombre, y vendrá enseguida para rodearte con su luz y su amor.
ACLARACIÓN IMPORTANTE: Con respecto al nombre del ángel, cuando se lo preguntas en el momento de la meditación, debe prestar atención a la primera palabra o imagen que se te cruza por la mente, sin juzgarla. Ese será el nombre.

Si luego de haber realizado la meditación un par de veces no tienes seguridad con respecto al nombre, puedes elegirlo tú misma.  Muchas personas encuentran que prefieren llamarlo simplemente “ángel mío” o “angelito”.

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Por María Laura Casin, angelóloga.
Fuente: Conexión angélica.