No somos frío por falta de sentimientos, sino por abundancia de decepciones.

No somos frío por falta de sentimientos, sino por abundancia de decepciones.


En el mundo existen muchos tipos de personas y cada una con una forma de ser, distinta de las demás.
Esa forma de ser puede ser poco o muy compatible con tu carácter y con tu forma de vivir la vida. Pero existe un modo de ser que resulta bastante complicado de sobrellevar:
las personas frías.

Personas que hagas lo que hagas por acercarte a ellas, no puedes lograrlo, y da igual el número de veces que lo intentes porque no lo consigues. Es como si pusieran barreras invisibles para no mostrar lo que son y lo que sienten.
Visten una armadura de hierro desde la cual miran todo con indiferencia, como si nada les afectara. Pareciera que son fuertes, que no lloran y nunca tienen miedo. Puedes mantener conversaciones con ellas que rara vez te llevaran a alguna parte, al menos, en lo que a sus emociones se refiere.

De hecho, es posible que compartas tu vida amorosa o amistosa con ellas, pero al hablar de sentimientos, se adentran en su mundo y resulta imposible llegar a ellas, lo cual obviamente, puede causar conflictos en la relación. Sí, es duro convivir con alguien así, porque se colocan en una posición ventajosa, es como jugar una partida de cartas en la que ellas las tienen boca abajo y los demás las enseñan.

Y debido a la cultura que a muchos nos han inculcado de pequeños, podrías pensar que me refiero principalmente a los hombres, por aquello de que los chicos no lloran, deben ser fuertes, mostrar sus sentimientos los hará ver poco masculinos, pero no, la realidad es que existen tanto hombres como mujeres emocionalmente fríos.

Lo primero que se nos ocurre al conocer una persona así, es juzgarla. Creemos que esa distancia y ese desinterés que suelen poner entre el mundo y ellos es egoísmo. Que no les importa nada de su alrededor más que ellos mismos. Pero se nos olvida que todas esas barreras emocionales tan difíciles de traspasar tienen un fin: el de no sentirse vulnerables. Y es que estamos diseñados para sobrevivir, cuando nos hacen daño inmediatamente desplegamos mecanismos de defensa para evitar el sufrimiento.
Todos tenemos historias, y las que acompañan a las personas frías, regularmente, son de dolor y decepción. Relaciones fracasadas, equivocadas o fallidas en sus vínculos más importantes de la infancia, ya sea con sus padres, sus hermanos o personas muy cercanas a ellas, aunque también pudo haber sido en una etapa diferente. Relaciones que han dejado marcas muy significativas y dolorosas en su alma. Por lo que no es que no tengan sentimientos, eso es solo una armadura de hierro impenetrable que usan porque tienen miedo de regalar nuevamente su amor y confianza a personas equivocadas. Tienen un profundo miedo al abandono, al ridículo de mostrar sus sentimientos y ser rechazados o a ser dañadas nuevamente.

Quizá esa armadura que llevan puesta no es por voluntad propia. Sólo son pedazos de experiencia y desilusiones que la gente que les rodea les ha cocido lentamente sin que se dieran cuenta, en donde al final, se quedan atrapados dentro de él. Quizá hubo un tiempo en el que ellos regalaron su amor, su tiempo, su ternura, sus caricias y sus palabras a manos llenas. Dieron lo mejor de ellos y no supieron valorar sus sentimientos, o peor aún, jugaron con ellos. Imagina el dolor que les causo sentirse usados, rechazados y olvidados. Porque créeme, hay personas que hieren, y algunas lo hacen sólo por gusto. Apuntando hacia donde más duele: la autoestima y la confianza, dejando heridas profundas.
Quizá hubo días en que ellos caminaban como fantasmas con el corazón roto y el alma marchita buscando dónde esconderse de tanto dolor y nunca lo encontraron. Es por eso que ahora ocultan sus emociones hasta el punto de aparentar que carecen de ellas. Y además les gusta aislarse y pasar tiempo solos, pero no porque sean controvertidos, sino por el mero hecho de evitar la cercanía.

Créeme que no es fácil vivir en la tensión que supone la frialdad y una de las mejores formas de convivir con ellos, es intentar ver lo bueno de esas personas. Todo el mundo tiene puntos positivos y claro, también defectos. Intenta darles cariño, trátalos con amabilidad y con sentido del humor. ¿Quién se puede resistir a eso? Acercarte a ellos, sin entrar en su juego, puede abrir esas puertas que se han mantenido tanto tiempo cerradas. Efectivamente, cuesta trabajo, pero que mejor estimulante que dejarlos desarmados. Otra opción es que acudan a un profesional, ellos les pueden ayudar a recuperar su autoestima, a tener una visión más objetiva de las relaciones y a mejorar su calidad emocional.

Aunque hay que tener cuidado, también existen personas que no son sólo frías emocionalmente, también son calculadoras, chantajistas emocionales, manipuladoras o utilizan a las personas en base a sus propios intereses. O tener el trastorno de alexitimia. O simplemente se volvió fría porque ya no te ama. Y esto sí es grave y otro tema. Dicen por ahí que las personas frías son las que tienen los sentimientos más reales y que cuando te dicen que te quieren, es porque realmente lo sienten. A mí en lo personal, me agradan. Es hermoso ir descubriendo ese misterio que los envuelve, ver cómo se van abriendo hacia ti y resultan ser las mejores personas que hay. Valdría la pena investigarlo y descubrir que en el fondo son tan cálidos como el hielo y en las manos correctas se derriten.

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Autor: Karla Galleta
Ser mejor persona.com
Imagen: Rebecca Blair