Una carta a la persona que tienes en el cielo

Una carta a la persona que tienes en el cielo


Porque todos tenemos a alguien en el cielo que nos hace falta

Si pudiera ir atrás en el tiempo te diría tanta cosas que jamás pude, te abrazaría tan fuerte como fuese posible y te diría con los ojos cuando te quiero y lo importante que fuiste (eres) en mi vida. Me encantaría darte toda mi energía para que pudieras salir de la lucha a la que te enfrentaste y que no pudiste vencer. Sé que lo intentaste para no dejarme aquí sin ti, sé cuánto te aferraste a la vida, te rogaría que lo hubieras hecho más aún, pero es egoísta.
Una carta a la persona que tienes en el cielo
Si hubiera sabido que la vida que venía no se ponía mal sino mejor, te habría dado parte del tiempo que me han asignado para que siguieras robando sonrisas, y viviendo con esa magia tan propia de ti. Si hubiera podido pedir un deseo, habría deseado que no te fueras, que te quedaras y estuvieras conmigo, físicamente, en las buenas y en las malas, como siempre lo hiciste... como lo sigues haciendo con tu energía.

Si tan solo pudiera enviarle una carta al cielo, te escribiría todo lo que me enseñaste con tu ausencia corporal, te contaría de mi vida, aunque sé que estás al tanto de ella, y por eso más te preguntaría de la tuya: ¿Cómo es allá? ¿Estás feliz? ¿Me extrañas tanto como yo a ti? También mandaría saludos a los que te acompañan y te diría que, por favor, le digas a aquel que hizo que te fuera, que no me quite a nadie más.

Me encantaría preguntarte tantas cosas, ¿Estoy haciendo bien las cosas? ¿Me sigues aceptando como soy? ¿Estarías orgulloso de mí? ¿Sonreirías cuando te cuente mis tonterías? ¿Qué me aconsejarías cuando te cuente mis problemas? ¿Estarías feliz de saber que he logrado muchas cosas que soñaba de niña? ¿Me hubieras ayudado a recoger las piezas de mi corazón cuando me lo rompieran? ¿Me hubieras acompañado a tomar un trago cuando lo necesitara? ¿Hubiéramos ido a nuestros lugares favoritos aún ahora? Son demasiadas preguntas que jamás tendrán una respuesta, al menos no una tangible. Porque sé que he cambiado, que muchas veces he hecho cosas de las que seguro no estarías orgulloso, han sido muchos años de errores terribles.

Todos los días ruego para soñar contigo y que al menos ahí puedas decirme si estoy haciendo todo bien, me gusta que aparezcas cuando más necesito un consejo, porque siempre estás en mi mente. Aunque suene cursi siempre te llevo conmigo de miles de maneras, pero mi parte favorita del día es caminar sola y conversar contigo, aunque no me respondas.

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Fuente: Corazon.pe