¿Por qué se nos hace un nudo en la garganta?

¿Por qué se nos hace un nudo en la garganta?


El nudo se forma porque el cuerpo está en estado de alerta. Es una reacción involuntaria frente a la angustia y el estrés. Los músculos de la garganta y el esófago se tensan.
Cuando algo nos preocupa hasta la angustia nuestro cuerpo lo expresa. Sentimos opresión en el pecho, la boca del estómago retorcida y un nudo nos aprieta la garganta, a veces de tal forma, que no nos salen las palabras.
Sucede así porque ante una situación de estrés, nuestro cuerpo se pone a la defensiva. Se desencadenan una serie de reacciones fisiológicas involuntarias, entre ellas el nudo en la garganta, que nos preparan para afrontar una posible agresión.
Nos convertimos en animales al borde de la huida ante un depredador, como antílopes acechados por leonas en la sabana. Pero en nuestro mundo desarrollado, las amenazas son el estrés por la situación laboral, el desamor, el miedo por no lograr el bienestar de los hijos o la hipoteca, por ejemplo.

El nudo se produce porque los músculos del esófago y la garganta se contraen. El efecto es de ligero estrangulamiento o de bola que impide tragar. Ocurre porque el acto de la ingesta de alimentos es una acción incompatible con la huida. Por este mismo motivo, también se nos seca la boca. Los vasos sanguíneos que riegan las glándulas salivares se contraen y así se restringe la producción de saliva.
Para optimizar el combustible del cuerpo, que es el oxígeno, la respiración se acelera y los bronquios se dilatan. Así llega más cantidad a los músculos. Las pupilas se dilatan y se eleva el párpado superior para que entre más luz y podamos ver con detalle, aumenta el ritmo cardíaco para elevar la sangre que fluye a los órganos y así tener disponible la energía necesaria en caso de tener que huir repentinamente.

Para evitar pérdidas de energía y concentrarlas en la escapada la sangre se desvía a los órganos internos, las manos y los pies se enfrían, la cara palidece, disminuyen los movimientos intestinales y se contraen los esfínteres para impedir la defecación o la micción. Cuando la situación que nos origina la ansiedad desaparece, nos relajamos, el nudo se deshace y todo vuelve a su estado habitual


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Fuente: Conocer Ciencia