Los sentimientos. Por Louise Hay

Los sentimientos. Por Louise Hay


«Dios me ha concedido el derecho a estar cómodo.»

Enunciados

¿Te  identificas con alguno de los siguientes enunciados?

  1. Continuamente siento ansiedad.
  2. La gente me da miedo.
  3. Padezco una intensa soledad.
  4. Tengo dificultad para expresar mis sentimientos.
  5. No puedo controlar mi mal genio.
  6. No puedo concentrarme en nada.
  7. Todo el mundo está contra mí.
  8. No puedo hacerme valer.
  9. Me siento un fracasado.
  10. Quisiera ocultarme en algún sitio.
¿Puedes identificarte con alguno de estos sentimientos? Tal vez necesites trabajar con tu bienestar emocional. 

Los problemas emocionales se cuentan entre los más dolorosos. En ocasiones, podemos sentirnos enojados, tristes, solitarios, culpables, angustiados o asustados. Cuando estos sentimientos toman la primacía y se vuelven predominantes, la vida puede convertirse en un campo de batalla. 

Lo que importa es lo que hacemos con nuestros sentimientos. ¿Los convertiremos en actos sin tener conciencia de lo que hacemos? ¿Castigaremos a otras personas o les impondremos nuestra voluntad? ¿Abusaremos de alguna manera de nosotros mismos? 

Con frecuencia, la creencia de no servir, de no valer, constituye la raíz de estos problemas. Una buena salud mental empieza por amarse a uno mismo. Cuando nos amamos y nos aprobamos completamente, tanto en lo bueno como en lo supuestamente malo, podemos empezar a cambiar. 

Parte de la auto aceptación está en liberarse de las opiniones ajenas. Muchas de las cosas que hemos llegado a creer sobre nosotros mismos no tienen absolutamente ninguna base real. 

Por ejemplo, un hombre joven que se llamaba Eric fue cliente mío hace varios años, cuando yo aún mantenía mi consulta privada. Era alucinantemente guapo, y se ganaba muy bien la vida como modelo. Me contó lo difícil que se le había hecho ir al gimnasio, porque se sentía feo. 
Mientras trabajábamos juntos, descubrimos que, durante su infancia, un matoncito del barrio solía llamarlo «feo». Además, tenía la costumbre de golpearlo y amenazarlo constantemente. Para que lo dejaran en paz, y para sentirse seguro, Eric empezó a esconderse, aceptando el hecho de que «no valía». Interiormente, se sentía feo. 

Gracias al trabajo con el espejo, al aprendizaje del amor a sí mismo y a las afirmaciones positivas, Eric ha mejorado enormemente. Los molestos sentimientos de ansiedad pueden reaparecer, pero ahora él cuenta con armas para defenderse de ellos. 

Recuerde que los sentimientos de inadecuación se inician con los pensamientos negativos que albergamos sobre nosotros mismos. Sin embargo, tales pensamientos no tienen poder alguno sobre nosotros, a menos que actuemos con arreglo a ellos. Los pensamientos no son más que sartas de palabras que no significan nada. Sólo NOSOTROS les damos significado. Y se lo damos concentrándonos mentalmente, una y otra vez, en los mensajes negativos, creyendo lo peor sobre nosotros mismos. Quien escoge el tipo de significado que damos a los mensajes somos nosotros mismos. Sea cual sea el dolor que podamos estar padeciendo, elijamos pensamientos que nos nutran y nos den apoyo. 

El trabajo con el espejo

¿Crees que te mereces tener paz y serenidad en tu vida emocional? Si no lo crees, no te permitirás tenerlas. Vuelve a mirarte en el espejo y di: «Me merezco tener paz interior, y la acepto ahora.» Dilo unas cuantas veces.


  1. ¿Qué clase de sentimientos afloran?
  2. Corporalmente, ¿cómo te sientes?
  3. Lo que acabas de decir, ¿te suena a verdad, o todavía te sientes indigno de ello?


Si tienes cualquier sensación negativa en el cuerpo, afirma: «Me libero de la pauta que en mi conciencia está creando resistencias a mi propio bien. Me merezco sentirme bien.» 

Repítelo hasta que sientas la aceptación. Haz lo mismo durante varios días seguidos. Quizá te sientas raro o tonto haciendo alguno de estos ejercicios. Tal vez te preguntes cómo es posible que hacer eso dé algún resultado. Pues yo he visto que a mucha gente le funciona. Poco a poco se logran maravillas. 



EJERCICIO: Diviértete con tu niño interior

Cuando te encuentras en un estado de angustia o de miedo que no te permite funcionar, es probable que hayas abandonado a tu niño interior. Piensa algunas maneras de volver a conectarte con él. ¿Qué puedes hacer por los dos para divertirse? ¿Qué podrías hacer que sea lo que necesitas? 
Enumera quince maneras en las que podrías pasártelo bien con tu niño interior. Tal vez disfrutaseis leyendo buenos libros, yendo al cine, cuidando el jardín, escribiendo un diario o tomando un baño caliente. Y ¿qué hay de algunas actividades «de crios»? Realmente, tómate tiempo para pensarlo. Podríais iros corriendo hasta la playa, columpiaros, hacer dibujos con lápices de colores o encaramaros a un árbol. Una vez, que hayas hecho tu lista, procura practicar por lo menos una actividad por día. ¡Permítete empezar a sanar! 


1.-
2.-
3.-
4.-
5.-
6.-
7.-
8.-
9.-
10.-




¡Fíjate en todo lo que has descubierto! Pues, adelante... ¡se te pueden ocurrir cosas tan divertidas para ti y tu niño! Y siente cómo va sanando la relación que hay entre vosotros. 



EJERCICIO: Tu lista de agradecimientos

¿Por qué estás agradecido? ¿Cómo empieza tu día? ¿Qué es lo primero que dices por la mañana? ¿Es positivo o negativo? Yo me paso unos diez minutos agradeciendo todo lo que hay de bueno en mi vida. Enumera por lo menos diez cosas por las cuales estés agradecido en tu vida. Tal vez necesites un mes para escribir la lista, pero no te preocupes: no hay límite de tiempo. Siempre puedes añadirle cosas. Cierra los ojos, y piensa realmente antes de escribir


1.-
2.-
3.-
4.-
5.-
6.-
7.-
8.-
9.-
10.-




EJERCICIO: Los sentimientos positivos

Vamos a examinar tus sentimientos. En el espacio que sigue, escribe cincuenta cosas positivas sobre ti. Presta atención a tus sentimientos mientras vas haciendo el ejercicio. ¿Hay resistencias? ¿Se te hace difícil verte bajo una luz positiva? Pues, ¡adelante! ¡Recuerda lo poderoso que eres! 



1.-
2.-
3.-
4.-
5.-
6.-
7.-
8.-
9.-
10.-



Remítete a la lista que viene a continuación y que es una repetición de la que hay al principio del capítulo. Fíjate en la afirmación correspondiente a cada creencia, y haz de estas afirmaciones parte de tu programa cotidiano.



Sí tu creencia es:
Tu afirmación es:
Continuamente siento ansiedad. Estoy en paz.
La gente me da miedo. Amar a los demás es fácil cuando me amo y me acepto
a mí mismo.
Padezco una intensa soledad. Estoy a salvo, no es más que un cambio.
Tengo dificultad para expresar mis sentimientos Estoy seguro y a salvo cuando, expreso mis sentimientos
No puedo controlar mi mal genio. Estoy en paz conmigo y con la vida.
No puedo concentrarme en nada. Mi visión interior es clara y despejada.
Todo el mundo está contra mí. Soy digno de amor y todo el mundo me ama.
Me siento un fracasado. Mi vida es un éxito.
Quisiera ocultarme en algún sitio. Ahora trasciendo mis viejos miedos y limitaciones.



«Me doy permiso para relajarme.» 



Los puntos de poder

1. Cada uno de nosotros es responsable de sus experiencias. 
2. Todo lo que pensamos va creando nuestro futuro. 
3. Todos nos enfrentamos con las pautas dañinas del resentimiento, la crítica, la culpa y el odio a nosotros mismos. 
4. Éstos no son más que pensamientos, y los pensamientos se pueden cambiar. 
5. Necesitamos liberarnos del pasado y perdonar a todo el mundo, incluso a nosotros mismos. 
6. Aprobarse y aceptarse a uno mismo en el «ahora» es la clave de los cambios positivos. 
7. El punto de poder está siempre en el momento presente.



Extracto de Ámate a ti mismo-Cambiarás tu vida de Louise L. Hay