Cómo Crear un Bien en Tu Vida

Cómo Crear un Bien en Tu Vida


“Ten cuidado con lo que pides, puede ser que se te cumpla”. 
- Alejandro Ariza.


¿Has sentido  alguna vez que el Espíritu te ha negado algún bien, ya sea salud, abundancia, relaciones o cualquier cosa? ¿O que otros han sido bendecidos con cosas maravillosas en sus vidas, pero tú no? El  Espíritu no se ha negado a otorgarte tu bien. Tú te lo has negado a ti mismo.

“Pero,” objetas, “De verdad que quiero esas cosas en mi vida”.  Puede ser. Aún así, eres tú quién ha evitado el que las tengas.  Puesto que tú eres una expresión del Universo, Él quiere que tengas todo lo bello para gozar. El Infinito no se puede negar el bien a sí mismo (Tú). No  le da algo maravilloso a alguien y se lo restringe a otro. Ésta será una serie de artículos para explicar cómo tú tienes el poder, la habilidad y los recursos para tener todo el bien que deseas.

Todo en tu vida es creado de la energía del Universo. Tu ropa, tu trabajo, tus relaciones, tus sentimientos acerca de ti mismo, tu salud, tu prosperidad, todas ellas son formas de la sustancia del Espíritu. Todas son Espíritu en manifestación física. La energía del Infinito ha fluido al molde que tú has provisto para darte lo que hoy  estás viviendo.

¿Cómo funciona esto? Tenemos tres niveles de consciencia dentro de nosotros, y cada una tiene su propia función específica. Nuestra mente consciente elige lo que queremos, nuestra mente subconsciente toma esa elección y crea un plano y nuestra mente Superconsciente hace realidad dicho plano.

Nuestra mente consciente nos permite conocernos a nosotros mismos. La usamos para explorar nuestra consciencia y nuestro mundo. “Pienso, luego existo”. Es la parte lógica de la consciencia. Con ella tamizamos la información del mundo exterior y la comparamos con las experiencias que hemos tenido. La mente consciente toma todos los datos, los separa, los remueve y examina cada pedazo. Entonces analiza la información, saca conclusiones y hace elecciones. Se le considera la parte izquierda de la mente.

Una vez que la mente consciente ha tomado una decisión, o ha tamizado lo suficiente, pasa la información y la conclusión a la mente subconsciente. La mente subconsciente es un almacén. En ese almacén se encuentra todo lo que jamás hayas dicho, hecho, escuchado o vivenciado. Todas las decisiones que has tomado en el pasado operan en ella. La mente subconsciente sólo puede razonar con el conocimiento que ya está en ella.  Sus funciones son procesar e integrar información.

¿Alguna vez has tratado de recordar el nombre de alguien? Haces un gran intento para traerlo a tu mente. Lo tienes en la punta de la lengua. Finalmente decides: “Lo dejo, haré otra cosa y ya me vendrá”. En medio de estar haciendo otra cosa, ahí está, y ya tienes el nombre.

Tu mente consciente separó los detalles, cómo era esta persona, de dónde la conoces, cuál es su color favorito, y entonces la mente analítica soltó el problema. Tu mente lógica había hecho todo lo que podía. Era el momento de que tu subconsciente hiciera su trabajo. Buscó a través de todos los archivos en su almacén hasta que lo encontró. Entonces soltó el nombre a la mente consciente y helo ahí.

Como ya sabemos, las mentes consciente y subconsciente tienen cada una sus propias funciones por separado. El consciente es la parte de la mente que razona, el subconsciente es la parte que almacena y procesa. Mientras que el consciente es objetivo, analiza los detalles, el subconsciente está sujeto a lo que la mente consciente permite que se filtre al almacén.

Nos entrenamos para hacer cosas, desde aprender el abecedario, hasta manejar un auto, poniendo atención a todos los detalles en el principio. Usando nuestra mente consciente tenemos que pensar acerca de cada paso hasta que se forma un surco en nuestra mente subconsciente. A partir de ese momento podemos funcionar automáticamente.

¿Cuántos de nosotros hemos ido manejando por un camino mientras soñábamos despiertos y nos pasamos de nuestra calle? Hemos aprendido a dejar la conducción del auto al subconsciente y manejamos con piloto automático. Nuestra mente consciente estaba enfocada en otra cosa cuando nos pasamos la calle.

Con nuestras actitudes es lo mismo. Como niños y adultos jóvenes aprendemos a pensar acerca de nosotros y de nuestro mundo. Es cuando desarrollamos nuestras creencias acerca de si merecemos ser amados, ser valorados, si llamamos la atención negándonos a nosotros mismos o siendo exigentes, y más aún.

Una tendencia natural es modelar nuestra conducta conforme a la de los adultos a nuestro alrededor, por lo general nuestros padres. Lo hacemos para sobrevivir en nuestro pequeño mundo, porque ellos tienen el poder para castigarnos o aceptarnos. Como la aceptación es preferible al castigo, tratamos de hacer lo que podemos para lograr su cariño. 

Si un padre cuya cercanía buscábamos estaba enfermo cuando éramos pequeños, podríamos, inconscientemente emularlo y enfermar con tal de obtener su aprobación. También descubrimos que llamamos la atención de esa manera y usamos este medio para cubrir nuestras necesidades.

Estas creencias y comportamiento se convierten en hábitos. Cuando crecemos actuamos de esa forma automáticamente tal y como cuando sabemos que la “B” sigue a la “A” sin necesidad de hacer trampa. Nuestra mente consciente ha permitido que se filtre esta
información al subconsciente y en algún momento en el pasado tomo la decisión de que este comportamiento era beneficioso.

Ahora de grandes, a pesar de no necesitarlo, nos comportamos de esa manera. Y en muchas ocasiones nos resistimos a cualquier intento de cambiar. El subconsciente considera que es necesario para sobresalir y nuestra mente consciente tiene que convencerlo de lo contrario.

Si tenemos la creencia de que la vida es una lucha, nuestro subconsciente nos atraerá circunstancias para darle veracidad a esa idea. Nuestra mente consciente puede eventualmente percatarse de que la vida no necesita ser difícil. Inicialmente la mente subjetiva o subconsciente se resiste a una nueva actitud, pero perseverando con nuestras afirmaciones, la mente subjetiva acaba por aceptar y ésa es su función.

Recientemente me he dado cuenta de que he estado creando lo que quiero expresando mi deseo y después soltándolo. Esto lo he sabido intelectualmente desde hace décadas. Manifestar cosas que no me importaban mucho era fácil, tal como ir a ver un show y de pronto ahí estaban los boletos. Pero ahora, estoy aprendiendo a manejar esto y esto viviendo cosas que de verdad quería.

Por ejemplo, necesitaba hacerle una afinación a mi carro, pero temía llevarlo al distribuidor porque no confiaba en su trabajo. Entonces descubrí a un mecánico con una buena reputación que podía hacer el trabajo más rápido, más barato y mejor.

En otra ocasión le expresé al Universo que quería dar un seminario, pero no quería tener que convocarlo. Siempre que pensaba en el seminario o me empezaba a preocupar, me recordaba a mi misma que: “Mi Mente Creativa lo está trabajando”. Antes de tres semanas me solicitaron dar unas clases y ellos mismos las promoverían.

Es así como nuestras mentes consciente y subconsciente trabajan juntas. Con nuestra mente consciente elegimos lo que deseamos y permitimos que penetre en nuestra mente receptiva, creativa. Tenemos que hacer todo lo que podamos para estar preparados. Si necesitamos un trabajo, buscamos en los anuncios clasificados, establecemos entrevistas, contactamos personas. Cuando hemos hecho todo lo que sabemos que tenemos que hacer pasamos a otro proyecto, sabiendo que nuestro subconsciente está haciendo su trabajo de creación.

Tal vez recibamos alguna instrucción, alguien a quién llamar. O tal vez nos encontremos con alguien en la tienda, mencionamos nuestra búsqueda y coincidentemente sabrán de alguien que busca un empleado con nuestros talentos.

La mente subconsciente no razona. Está sujeta a las decisiones de la mente consciente. Al recibir nuestra elección, nuestra mente subconsciente moldea la energía Divina en la forma que queremos. Pero cuando la mente consciente trata de hacer todo el trabajo, no le permite a la mente subjetiva hacer todo el trabajo que le es posible. No soltamos y no dejamos a la mente subjetiva cumplir su papel.

Hay un flujo y reflujo sinérgico con la mente creativa. Usamos el consciente para separar las piezas, tomar decisiones y entonces la mente subconsciente arma las piezas formando una nueva y bella imagen.

Pero debemos de confiar en nuestra mente creativa. Sí tratamos de resolver el “Cómo” de nuestro deseo, estamos interfiriendo con su trabajo. Es como estar abriendo el horno cuando horneamos un pastel para ver si ya está. Cuando nuestra mente consciente trata de controlar los detalles, decidiendo la forma en que debe de suceder, hemos quitado la energía de la mente subconsciente y no puede hacer su trabajo. Sale el calor del horno y el pastel se viene abajo.

Esto es algo con lo que he batallado constantemente. Me preocupo de que no se dé. No hay ninguna razón racional para que no se dé, sólo que estoy más familiarizada con las viejas condiciones y temo que no cambien. Hablando con otras personas, pienso que es un temor común.

Recuerdo que se me dijo que el temor está en el lado opuesto de la fe. Temor es simplemente fe en lo que no quieres manifestar. Por lo tanto se convierte en una profecía auto-realizable. El subconsciente ve en que estás enfocado, dónde están  más fuertes tus emociones y eso es lo que te entrega envuelto con un bonito moño. No se percata de que te ha dado lo opuesto a lo que tú querías. Sólo creó lo que tú visualizabas.  

Con tu mente consciente pones tu atención en lo que tú quieres, tu nueva decisión. Escogiendo lo que quieres creer y confiando en que tu mente receptiva te hará caso, le das permiso de crear. Recuérdate a ti mismo que tu mente subjetiva sabe todo lo que necesita saber para crear cualquier condición, cambiar cualquier situación. Tú tienes el poder y la autoridad para crear un nuevo mundo para ti. Conscientemente no necesitas saber cómo sucederá. Dándole dirección a tu subconsciente y con suficiente fe para soltar, le das el poder para manifestar lo que tú quieres.

El Universo, nuestra mente Superconsciente, siempre nos dice sí. Quiere que tengamos  vidas felices, saludables, satisfactorias. Nuestro Superconsciente está constantemente vertiendo bien en nuestras vidas, hasta donde somos capaces de aceptar. El Bien que vierte en nuestras vidas es energía Divina en la forma. Como es amor puro, nos da lo que nosotros pidamos. Su cálida belleza fluye al molde que nuestra mente consciente ha impreso en nuestro subconsciente con nuestra atención. Esa energía Divina se solidifica en una manifestación física de salud, prosperidad, un mejor trabajo, etc.

La mente Superconsciente crea cualquiera que sea nuestra visión. Si estamos patinando, vemos por donde queremos ir. Si volteamos a mirar hacia la derecha, automáticamente viramos en esa dirección. Nuestros pensamientos son cosas. Cada pensamiento es un proceso bioquímico. Energía. Los pensamientos más fuertes crean impresiones más fuertes en nuestra atmósfera mental. Los impulsos de energía crean conjuntos, creando actitudes. Al tener los mismos pensamientos una y otra vez, éstos hacen un surco en nuestra psique, como en un sendero. Siempre que vamos por ese sendero, las llantas caen en el surco.

La energía de nuestros pensamientos diseñan nuestras creencias y nuestras actitudes, los surcos, y después crean condiciones que reafirman esas expectativas. Alguien que espera que la gente lo juzgue, verá todo comentario como una crítica.¡ “Te ves bien”!; 

¿ “Qué quieres decir con eso”?.

Todo es simplemente energía, desde el primer pensamiento hasta la manifestación física de ese pensamiento. Los pensamientos crean, los pensamientos pueden cambiar. Tú no eres quien crea. Tu mente consciente toma una decisión para algo mejor, le agrega emoción, mantiene tu enfoque en esa elección. Eso se imprime en el subconsciente, la mente receptiva. El subconsciente le da un patrón a seguir al Superconsciente con su energía Divina. El resultado es mejor salud, más prosperidad, mejores relaciones, éxito, cualquiera que sea tu enfoque.

Si tu atención está en el temor, al tener miedo recibirás lo que no quieres, eso es lo que recibirás. El subconsciente no discrimina, le da forma sólo a lo que conscientemente queremos. Energía es energía. El Superconsciente simplemente sigue por dónde lo guiamos.


El Superconsciente, la energía Divina, le da forma a todo en nuestras vidas. La silla en que te sientas, el trabajo que tienes, la creatividad que posees, el dinero en tu bolsillo, todo es energía. Todo comenzó con tu pensamiento, con tu atención, tu expectativa, tu confianza en el patrón que elegiste, grandioso o no tanto. El Superconsciente siempre nos está otorgando bien. Impulsa el bien hacia nosotros. Tenemos que trabajar bastante para no aceptarlo. Cuando nos encontramos en el miedo, en la oscuridad, rehusando ver la luz, no podemos ver que todo a nuestro alrededor es simplemente  la ilusión de sombras. Todo lo que necesitas hacer para mejorar tu vida es escoger diferente, y confiar en que se manifiesta ahora. Y así es.

 “Es pues la fe, la certeza de lo que se espera, 

la convicción de lo que no se ve”; 
Hebreos 11


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Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 222 Volumén 2: Cómo Crear un Bien en Tu Vida