Da lo Mejor de Tí

Da lo Mejor de Tí


"Cuando hacemos lo mejor que podemos,  nunca sabemos qué milagro se produce en nuestra vida o en la de otros."
- Helen Keller

En este taller, capítulo a capítulo, he querido presentarte reflexiones muy variadas en temas del apasionante mun­do del desarrollo humano, todas estas reflexiones te las presento con la única finalidad de que tengas presente el que siempre hay otra opción. Eso ya lo sabes. Sin embargo, esta vez, he titulado nuestro capítulo: "Da lo mejor de ti" porque vinieron a mi mente conceptos de la pasión por servir, que no es otra cosa que convencemos del gran poder que genera el dar lo mejor de uno mismo.

Una de las más frecuentes observaciones que he tenido desde que tengo memoria: ¿qué es lo que hace a una persona exitosa y a otra no? Desde siempre me ha inquietado esta pregunta. Sé que existen muchas respuestas a ésta. Pero hoy quiero compartir contigo una de estas respuestas que, sin lugar a dudas, también tiene una relación directa con el sano orgullo propio, con el incremento de la autoestima, con una sensación de ha­ber cumplido con uno mismo, y ¿a qué me refiero? Pues precisamente a "dar lo mejor de uno mismo". He ob­servado en los últimos 10 años de mi vida que la gente más exitosa de todos los ámbitos a los que he tenido acceso en mis estudios, en varios momentos climáticos de sus vidas, tienen como común denominador: dar lo mejor de sí mismos.

Las personas que han merecido ingresar como famosos e inolvidables al mundo de la historia universal, han sido personas que en varias ocasiones de sus vidas eligieron dar lo mejor de sí. En esos momentos climáticos de sus vidas, nunca se conformaron con menos que con el ciento por ciento de sus capacidades utilizadas al máximo. Fueron personas que en momentos decisivos de sus vidas, comprendieron la infinita potencialidad del hom­bre" y reclamaron su ser convirtiéndose en entrañables ejemplos a seguir. Una persona de esta talla, un ser huma­no de esta altura es quien disfruta de ser quien es. Son personas que disfrutan el placer del deber cumplido, al máxi­mo.

Estoy seguro que tú has tenido momentos así. ¿Re­cuerdas qué se siente? Si analizas tu vida y encuentras algunos momentos de gran esfuerzo, momentos en donde te tuviste que desvelar hasta altas horas de la noche estudiando para preparar un examen, momentos en donde tuviste que dejar de hacer algo que te encantaba, pero que tu compromiso por lograr un resultado te obligó a ello, si recuerdas qué se siente en esos momentos en los que permaneciste en tu trabajo incluso hasta en fines de semana, si te acuerdas, estoy seguro que sentiste una indes­criptible sensación de heroísmo.

Cuando una persona da lo mejor de sí, está lo más cerca de ser un auténtico héroe. Cuando das lo mejor de ti mismo, ten la plena segu­ridad de que a alguien estás salvando, ya sea que estés consciente de ello, como si no, pero al final de la historia, siempre pasa así. Tu ayuda siempre salva. Tal vez por eso, en momentos de dificultades es cuando se gestan los grandes líderes. Las épocas de crisis, los momentos de retos y desafíos, son sin lugar a dudas, excelentes "caldos de cultivo': para auténticos héroes, para personas que muchos identifican como genios.

De hecho, ahora que utilicé esta palabra "genio", vino a mi mente el recuerdo de al­gún texto biográfico que leí hace muchos años en donde alguien entrevistaba a Albert Einstein y le preguntaba: "maestro Einstein, ¿nos podría decir qué es un genio?" A lo que este célebre personaje de la historia universal contestó: "desde mi punto de vista, un genio no es otra cosa que una persona común y corriente, pero con una gran dedicación". Entonces diría yo: un genio es quien da lo mejor de sí mismo en virtud de servir y ayudar a los demás. Tal vez eso sea, Tal vez eso quise entender.

Tengo la firme convicción de que estamos pasando por un momento de extraordinarias oportunidades, mismas que sólo son observables con los ojos puestos en un horizonte de pasión por ser mejores y crecer, al mismo tiempo de experimentar el placer de compartir nuestro ser dando un extraordinario servicio en todo lo que hagamos y a cuanta persona nos encontremos en el camino.

Son tantos los pequeños detalles que hacen la dife­rencia. Pero no por su pequeño tamaño dejan de ser gran­des impactos de beneficio común, y ésa es la ironía. Por ejemplo, ¿has reparado o pensado alguna vez en el poco contacto ocular que la mayoría de nosotros establecemos con los desconocidos? ¿Lo ocasional que les sonreímos? ¿Por qué? ¿Acaso les tenemos miedo? ¿Qué nos impide abrirles el corazón a las personas que no conocemos? ¿Por qué no dar y servir de la forma en que mejor podamos si tenemos toda la capacidad y herramientas para hacerlo?

La verdad es que no conozco las respuestas más satis­factorias, pero sí sé que prácticamente siempre existe un paralelo entre las actitudes que tenemos para con los demás y nuestro grado general de felicidad. En otras palabras, es insólito encontrar a una persona que camina con la cabeza gacha, tiene el ceño fruncido y apar­tando la mirada, y que sea al mismo tiempo, secretamen­te, alguien plácido y alegre. También es difícil que exista una persona que quiera dar lo mejor de sí, practicar técni­cas del mejor servicio, que esté amargado, presa del ren­cor y del odio contra todos y contra todo, contra la vida misma. Con un corazón carente de generosidad, la actitud de servicio es imposible, o en el mejor de los casos, falsa.

En cambio, alguien con un corazón alegre y en paz, una persona en cuyo interior alberga sólo emoción por existir y feliz armonía, entonces su capacidad para dar lo mejor de sí es una lógica y natural consecuencia del simple hecho de abrir sus puertas y permitir que lo mejor de sí, salga. Por ello, te invito a seguir adquiriendo una Nue­va Conciencia, cuidando y mejorando tú interior, eligiendo información que generen pensamientos de paz y armonía, para que luego simplemente abras tus puertas y permitas salir a tu magia. Para dar lo mejor de ti no sugiero que sea mejor la extro­versión que la introversión, que necesites gastar una enor­me cantidad, de energía adicional en el intento de alegrar la vida, de los demás, ni que debas fingir que eres cor­dial. Lo que sí sugiero es que si piensas que los demás, los desconocidos, son como tú y los tratas no sólo con amabilidad y respeto sino que también les sonríes y les miras a los ojos como tratando de encontrar la belleza divina de su interior -algo que todos tenemos, absolutamente todos, pero que casi nadie voltea a ver- es muy probable que adviertas algunos cambios bastante agradables ¡en ti mismo! Empezarás a notar que cuando das lo mejor de ti, el otro se enriquece, mientras que tú, al mismo tiempo, te engrandeces y te transformas en un ser indispensable, con quien todo el mundo quiere convivir, con quien los demás quieren estar. ¿Te agrada la idea? Pues déjame afirmarte  que, es una experiencia ge­nial y que está al alcance de tu mano (¿o debería decir al alcance de tu corazón?).

También advertirás lo bondadosa y agradecida que puede mostrarse la gente cuando tú eres el primero en estender la mano y abres el corazón para dar lo mejor de ti. ¿Te aterra la idea de ser el primero? ¿Sientes miedo de que te vayan a "ver la cara"? Pues déjame afirmarte que precisamente ese miedo, que sólo radica en tu mente por los pensamientos que te has permitido albergar, es lo que te hace sentir solo y triste, desdichado en tu traba; o al sentirlo como una carga diaria, aunado al gran peso de tener que tolerar a algunos de tus familiares, ¡principalmente a aquellos que son felices! En cambio, si con una Nueva Conciencia rebasas ese miedo y te lanzas a correr el apasionante riesgo de dar lo mejor de ti en cada momento, con tu pareja, con tu familia, en tu trabajo y con la sociedad en general, te sorprenderás al ver -y vivir- la magia que puedes crear en otra persona y en ti mismo. Te transformarás en un auténtico alquimista del siglo XXI. Tu poder transformador radica en tu capacidad de ser para servir.

Cuando te des cuenta de lo similares que somos todos, de lo parecido de nuestros deseos en querer contar con un país más digno y noble, un México en donde se vivan los valores de orden superior, en donde no sólo unos cuantos vivan bien, sino que esta condición de vida sea una realidad para todos, donde un sueño aparentemente utópico juntos lo podamos alcanzar; cuando te des cuenta de que todos somos uno al fundir nuestras esperanzas en el mismo ideal, hasta ese entonces desaparecerá el miedo que se reflejaba en tu egoísmo. Hasta ese entonces empezará a brillar una 'luz en tu corazón que alcanzará a iluminar tu mente para que puedas ver la gran oportunidad de dar lo mejor de ti a quien se te presente enfrente.'

En el momento en que te percates de la gran seme­janza de ideales que hay en todos nosotros, juntos vi­viendo una Nueva Conciencia para que hagamos la diferencia, en ese momento podrás dar lo mejor de ti. Y lo darás no por sólo satisfacer las necesidades del otro, no por querer quedar bien con tus superiores, no por el dinero que recibirás a cambio, nada de eso. Darás lo mejor de ti porque empezarás a experimentar el placer de saberte el autor del cambio. En ese placer de dar lo mejor de ti, ya se lleva implícita la recompensa. Te suplico que hagas la prueba y te permitas sentir el orgullo, tan personal, de dar lo mejor de ti mismo.

¡Confía en los demás! Sé que las condiciones no ayudan mucho para lograrlo, pero también sé que ellas son una indescriptible oportunidad para manifestar tu grandeza al hacer la diferencia. En otras palabras, aunque existe la posibilidad de equivocarnos, la mayoría estamos haciendo las cosas lo mejor que sabemos en las circunstancias que nos rodean, y en ese entonces todo consiste en saber más, mejorando nuestros pensamientos con una nueva Conciencia para dar lo mejor de nosotros mismos. Date cuenta de lo similar que somos todos en este aspecto, y así te resultará más fácil ver la inocencia que muchas veces motiva las acciones de los demás.

Junto con la capacidad de ver la inocencia en las personas, llega una profunda sensación de paz y felici­dad, y ahí mismo se nos revela una gran oportunidad para dar lo mejor de nosotros mismos, experimentando una gran... ¡Emoción por existir al ser para servir!

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Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capítulo 136 Volumén 2: Da lo Mejor de Tí