Ley de atracción: ¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demás sale igual de mal?

Ley de atracción: ¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demás sale igual de mal?


“No quiero"

Existe sólo un lugar de donde procede toda la energía negativa: de nuestros "no quiero". Algunas veces los llamamos complejos de culpa, otras veces les decimos temores, remordimientos, preocupaciones, o dudas. Pero por ahora, para poder descartar toda la palabrería que usan los psiquiatras, los llamaremos simplemente "no quiero".

Aunque resulte difícil de creer, la mayoría de nuestros pensamientos cotidianos -y, por tanto, de nuestros sentimientos- son acerca de cosas que no queremos, grandes y pequeñas, de aquí y de allá, que vuelven del pasado o que se contemplan en el futuro. Este tipo de pensamiento es interminable, la mayor parte de él es automático e inconsciente, pero terriblemente limitante. Te invito para hacerlo práctico que le preguntes a una persona de tu confianza: ¿qué quieres de la vida?

Te aseguro que en más del 90% de los casos te darán una larga explicación de lo que NO quieren, pero cuando insistes, bueno ya se lo que no quieres, ahora dime ¿Qué SI quieres?. Lo más probable será como respuesta un largo silencio, ¿checas?. Veamos:

No queremos tener que conducir el auto hasta el trabajo cuando hay mal tiempo. Llegar tarde al trabajo.  Disgustar al jefe.   Que continúen nuestras carencias.   Vernos mal.  Que dañen a nuestros hijos.   Que nos dé gripe.   Que nos despidan.    Hacer largas filas.   Levantarnos temprano por la mañana.    Más cuentas por pagar.   Vivir en un clima tan frío.  Que se ponga la luz roja.    Divorciarnos.  Sufrir.  No tener dinero suficiente.  Fallar en el examen, etcétera, etcétera.

Ahora bien, de la lista anterior algunas nos parecerán más intrascendentes que otras, sin embargo enfócate en cualquiera durante cierto tiempo y la verás frente a ti hecha realidad, antes de que sepas cómo ocurrió.

Lo que es peor aún, el poder colectivo de todos los conscientes e inconscientes "no quiero" que esparcimos enérgicamente durante todo el día, se convierte en la suma de vibraciones que produce nuestro mundo individual. Nos guste o no, esa mezcla es normalmente negativa.  ¿Te das cuenta el contaminado ambiente de energía negativa en que estamos inmersos?

Por ejemplo, revisemos esas viejas telarañas de nuestro pasado que comienzan con el "si tan sólo":

Si tan sólo hubiera tenido otros padres.
Si tan sólo hubiera podido ir a la universidad.
Si tan sólo no me hubiera casado con esa persona.
Si tan sólo hubiera aceptado ese trabajo.
Si tan sólo no hubiera desviado mi ruta.
Si tan sólo, si tan sólo, si tan sólo...


Los "si tan sólo" son sencillamente el tiempo pasado de los "no quiero". "Yo no quería realmente esos padres". "Yo no quería tener que buscar trabajo sin tener un título universitario". "Yo no quería un matrimonio desventurado". "Yo no quería un empleo con tan bajo salario". "Yo no quería tener un accidente automovilístico, pero cambié de carril." Y entonces aparecen todos esos tramposos "quiero" que no son más que "no quiero" disfrazados:

Quiero ponerme bien.
Quiero salir de deudas.
Quiero bajar de peso.
Quiero dejar de fumar.
Quiero que mejore nuestro desastroso matrimonio.
Quiero que mi cónyuge obtenga un mejor trabajo.


Quizá pienses que estás siendo positivo puesto que no estas empleando los "no quiero", pero, ¿en qué te estás enfocando? El uso de los "quiero" disfrazados tampoco es muy recomendable, porque no nos permite obtener lo que en verdad deseamos, ya que en realidad hace que nos concentremos en los "no quiero" y puesto que recibimos aquello en lo que nos enfocamos..., ¿qué crees?, ahí aparecen tus "no quiero" para encontrarse contigo.

Ahora bien, no estamos describiendo casos extremos de personas malignas, no para nada, quiero hacer conciencia que en la media de personas normales como tu y yo, el enfoque de nuestra vida ha estado casi siempre en los "no quiero": no queremos trabajar tan duramente, no queremos que se descomponga nuestro auto, no queremos esto y no queremos aquello a lo largo del día, lo cual sólo atrae hacia nosotros lo que no queremos.

Digamos que en tu trabajo hay algo que no te gusta, o que te ves obligado a conducir un automóvil destartalado, o que tienes una pareja que te está volviendo loco. Y supongamos que piensas en estos "no quiero" una y otra vez. Cada vez que vuelves al mismo tema y añades otros dieciséis segundos a él, con una buena dosis de emociones, no sólo lo estás aumentando y acrecentando su poder, sino que estás facilitando el pensar en él.

Cuando piensas en el mismo problema una y otra vez, se vuelve tan fácil pensar en él, que casi no puedes apartarlo de tu cabeza. Y antes de que te des cuenta, precisamente lo que no quieres que suceda..., ¡ocurrirá!  Si vives constantemente preocupado porque no quieres que alguien raye tu automóvil nuevo, te convertirás en el blanco perfecto de vibraciones que atraerán hacia tu auto al tipo loco que está en el estacionamiento.

Si estás obsesionado con no tener vecinos desagradables como los que vivían en la casa de al lado, lo más probable es que estés listo para atraer a gente odiosa, con perros que ladran toda la noche, y no lograrás jamás sacarlos de ahí. Si no quieres más problemas con las cuentas por pagar, con seguridad esos problemas empeorarán.    Si no quieres pasar solo estas vacaciones..., bueno, ya te imaginas cuál será el resultado.

Todo aquello que incluyas en tus vibraciones, durante dieciséis segundos o más, será atraído hacia ti, te guste o no te guste. Así que, cuando empieces a evocar todas esas cosas que no quieres, y fluyan de ti dieciséis segundos de sentimientos cada vez que hablas del asunto, éste se volverá parte de tus vibraciones diarias. Y muy pronto lo estarás viviendo, aunque no te guste..., lo estarás vibrando, hablando de ello, quejándote de ello, dándole vueltas, y haciendo que coincida más todavía que al principio con tus vibraciones diarias. Estarás vibrando precisamente con aquello que no quieres.

Esas vibraciones no pueden irse tan fácilmente. Son parte de ti. ¡No importa cuánto te preocupes o te quejes al respecto, no se irán! Están incluidas en tu vida y cuanto más las vivas, re enfoques y reflexiones en ellas, más fuertes se volverán y retendrán en tu vida esa circunstancia de la que tanto deseas librarte.

Pero hay más...

Además, hay otro problema: ¿recuerdas los diapasones que estaban dentro de una habitación, y que sólo sintonizaban con los que sonaban en la misma frecuencia? Lo mismo sucede con nuestros pensamientos. Cuanto más pienses en algo, no sólo atraerás más de aquello en lo que estás pensando, sino que también estarás haciendo sonar y atrayendo cualquier otra cosa-cualquiera- que casualmente esté en una frecuencia similar.

El resultado podría ser desde un caso grave de gripe, hasta ser despedido de tu empleo, cuando lo que estabas pensando realmente era en que no tenías dinero para arreglar el techo con goteras. Ahora, de pronto tienes ese lindo paquete de sorpresas de la misma vibración -aunque no sean la misma cosa­ de tus "no quiero" nada agradables. Al pensar sólo en uno de ellos, estás extendiendo una invitación para cualquier cosa que pueda estar "saltando" dentro de la misma frecuencia. Si coincide con tu vibración, puede ser tuya, sin importar si estás o no enfocado en ella.

¿No has notado que cuando empieza a salir mal una cosa todo lo demás sale igual de mal? Eso se debe a que las vibraciones que estás enviando están coincidiendo con todo tipo de otras cosas con la misma longitud de onda. Al estar pensando en algo, una y otra vez, creas una espiral de pensamiento, que se vuelve considerablemente más grande con sólo Dios sabe qué más, que comienza a girar alrededor de tu centro magnético y se encamina hacia ti.

Por ejemplo, si te concentras demasiado tiempo en lo que te disgusta del trabajo que realizas, automáticamente harás que pasen cosas como que le den un golpe a tu auto, que se tape el fregadero, que pierdas las llaves, que el refrigerador deje de funcionar y que te tropieces y te lastimes el dedo gordo del pie. Y todo por estar pensando una y otra vez en un solo "no quiero" que, por cierto, ahora será peor que antes.

Los "no quiero" pueden ser muy importantes o triviales, pero de cualquier modo, cuando nos enfocamos en uno, o en un centenar de ellos, hacemos que emitamos vibraciones que seguramente atraerán todo tipo de cosas que no se relacionen en lo absoluto con algo agradable. N o pueden hacerlo. Están en una frecuencia totalmente diferente.

Y así, damos vueltas y vueltas existiendo; eso es todo, existiendo, manteniéndonos a nosotros mismos alejados de las energías más elevadas de bienestar, que nuestro estado real y nuestro absoluto e irrefutable derecho.

Dos cosas son ciertas: 1) piensa durante suficiente tiempo en algo que no quieras, y tú mismo lo atraerás, o eso te atraerá a ti, y 2) piensa en un "no quiero" con verdaderos sentimientos atrás de él, y automáticamente atraerás otros sucesos desagradables de frecuencia similar.

Continuará...

Del Taller de Autoestima de Juan Carlos Fernández. Capitulo 94 Volumén 2