Parte III: La enfermedad a la luz de la ley del amor en “Las Leyes Espirituales”

Parte III: La enfermedad a la luz de la ley del amor en “Las Leyes Espirituales”


¿Qué les dirías a unos padres que tienen hijos o familiares con algún tipo de deficiencia psíquica o física que les impide llevar la vida de una persona normal, sea ésta de nacimiento o provocada por alguna circunstancia de la vida, como un accidente? 
Actuad conforme actuarías con un hijo normal, porque lo es. No juzguéis por las apariencias. Ved más allá del cuerpo y encontraréis un alma como todas las demás. Ved en ese hijo, en ese ser querido, no el cuerpo imperfecto sino el espíritu perfecto, y tratadlo conforme lo que es, como un ser completo, puesto que detrás de ese vestido defectuoso hay un ser que vive, siente y percibe igual o incluso de forma más intensa que cualquiera de aquellos que tienen un cuerpo sano. El que sabe de música os dirá que la música no procede del instrumento, sino que nace del alma del músico que lo toca, y que si el violín está desafinado o roto no quiere decir que el violinista no sepa tocar, sino que temporalmente se ve imposibilitado para hacerlo tal y conforme sabe, y que será capaz de aumentar su talento musical independientemente de que el instrumento que se le ponga en las manos esté más o menos desafinado. 

De igual manera, no le neguéis al espíritu la posibilidad de captar y expresar la música del alma, que es el amor, sólo porque temporalmente su instrumento sea un cuerpo desafinado. No creáis que es un esfuerzo estéril el hablarle, expresarle y transmitirle los sentimientos y el afecto que daríais a un hijo normal, porque lo que el ser no percibe a través de los sentidos físicos, lo percibe a través de los sentidos del espíritu, que son mucho más sensibles, sobre todo para percibir los actos de amor, y si no os contesta como lo hace alguien con un cuerpo sano, no es porque no lo perciba, sino porque su materia le impide expresarse en el mundo físico conforme su espíritu querría. Nada de lo que hagáis por él desde el sentimiento será vano, porque en el mundo espiritual nada de lo que se hace por amor y con amor se pierde. Ya lo he dicho y lo repito: la deficiencia física o mental es una circunstancia pasajera que concluirá una vez el cuerpo se extinga. Pero los sentimientos que se hayan despertado y fortalecido a través de esa experiencia, tanto del que la padece, como de las personas de su entorno, perdurarán como un logro del espíritu para siempre, y eso es lo que realmente importa. 

¿Pero qué se puede aprender de esto? 
A sensibilizarse con el sufrimiento propio y el de los demás, porque seguramente en otra vida esas mismas personas que sufren han causado un sufrimiento semejante en los demás y no han querido ser conscientes del daño que estaban haciendo. Este es el primer paso para amar, tomar conciencia de que los demás sienten igual que nosotros y sufren por lo mismo que sufrimos nosotros. 

¿Y cuál es el significado espiritual de una enfermedad congénita, si es que lo tiene? 
En este caso, la enfermedad es un proceso mediante el cual el espíritu transfiere al cuerpo físico los tóxicos psíquicos que le impiden elevarse hacia mayor grado de evolución espiritual. El cuerpo, a través de la enfermedad, absorbe el impacto del tóxico psíquico y realiza como una especie de drenaje, como si fuera una esponja que lo absorbe, contribuyendo así a su eliminación. Es decir, el espíritu transfiere la carga tóxica al cuerpo físico, que actúa como una especie de paño que absorbe la suciedad. Esta “suciedad” es la que provoca la enfermedad a nivel físico, pero contribuye a limpiar los cuerpos más sutiles, al igual que si de un sistema de alcantarillado se tratara. También hay espíritus que eligen utilizar la enfermedad en su vertiente de sistema de drenaje de tóxicos en la parte final de su vida. Es decir, aunque no hayan sufrido ninguna enfermedad grave durante la vida, cuando se acerca el momento de la desencarnación, puesto que ya no van a utilizar más ese cuerpo, aprovechan para transferirle una parte de la carga de tóxicos psíquicos que acumulan en los cuerpos más sutiles, y así se limpian. Este caso es muy frecuente y, por mucho que se intente hacer por evitar la desencarnación, es totalmente imposible, ya que no se trata de ningún conflicto emocional en marcha, sino de una depuración espiritual. 

Y si el espíritu comete un acto contra la ley del amor, ¿vendrá en la vida siguiente obligado a pasar por una enfermedad? 
No. Como he dicho, hay diversas formas de eliminar el tóxico psíquico. Con los actos de amor, empezando por la reparación del mal que se hizo, se elimina el tóxico del espíritu sin necesidad de pasar por una enfermedad. Por eso dije antes que si el causante de la enfermedad es el egoísmo, el amor es el antídoto y el remedio de todos los males. Por tanto, no tiene que ser necesariamente a través de las enfermedades como uno se deshaga de ellos. Pero debido a que ésta es una forma rápida de desprenderse de ellos, muchos espíritus la eligen. Lo que está claro es que mientras no se haga algo por eliminarla, la carga tóxica sigue ahí, obstaculizando el progreso del espíritu hacia mayores cotas de amor y felicidad. 

Has dicho también que hay enfermedades que son una mezcla de componente emocional y susceptibilidad genética. 
Sí. 

¿Te podrías explicar mejor? 
Hay espíritus que vienen a afrontar ciertas pruebas. Para evitar dejarse llevar por el materialismo y recodar el propósito espiritual que les llevó a encarnar, utilizan la enfermedad como recordatorio. Es decir, la enfermedad se activa sólo si el espíritu se desvía del camino que previamente se ha trazado, como si se tratara de las bandas sonoras que hay al lado de la carretera, que sirven para avisar al conductor de que se está saliendo de su carril. Mientras que otras personas en sus mismas circunstancias no desarrollarían una enfermedad importante, la persona con susceptibilidad o predisposición genética a una determinada enfermedad, tiene un umbral de activación más bajo, es decir, que un estímulo emocional de menor intensidad es suficiente para activar la enfermedad. 

Pues si, como dices, la enfermedad es causada, bien por conflictos emocionales de esta vida, y se resuelve en este caso con la solución del conflicto, bien por enfermedades congénitas si se trata de un proceso depurativo, y no se puede curar la enfermedad, me pregunto: ¿los tratamientos farmacológicos que se utilizan actualmente, por ejemplo para el cáncer, sirven para algo? 
Los tratamientos actuales, es decir, la quimioterapia y la radioterapia, intentan eliminar el síntoma, que es la proliferación celular, pero no atajan la enfermedad, porque no actúan sobre el origen. Al dañar el ADN generan lesiones celulares muy profundas que en muchos casos son permanentes y no se pueden regenerar. Es difícil entender cómo si creéis que el cáncer se origina por las alteraciones genéticas, utilizáis como tratamiento para el mismo agentes que provocan tales alteraciones. 

¿Quiere decir esto que los fármacos son malos? 
No todos. Pero sí los que son agresivos, porque provocan más perjuicios que beneficios. Por ejemplo, los antinflamatorios, los corticoides y algunos inmunomoduladores pueden ser útiles en determinados momentos. La farmacología bien utilizada puede ayudar tanto a la recuperación de la salud en los casos en que la enfermedad viene de esta vida, y por tanto es curable, como a aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida en las enfermedades que no tienen curación. 

¿Y los que se curan de un cáncer después de un tratamiento farmacológico? 
Si se curan es porque han resuelto el problema emocional que le dio origen, o porque en realidad la enfermedad era benigna, no porque se elimine el síntoma. Si el mal emocional o espiritual persiste, el cáncer reaparecerá, aunque sea en otro lugar cercano, si se le ha extirpado el primer tejido afectado. 

¿Qué aconsejas a nivel físico para tratar un cáncer? 
Alimentación frugal, vegetariana y muchas vitaminas. Mucho descanso y tranquilidad que permitan al cuerpo concentrarse en la eliminación de las células anormales, y utilizar terapias no agresivas, que no ataquen al organismo sino que le ayuden a recobrar la normalidad. 

Si, como dices, el cuerpo astral se desvitaliza a raíz de la persistencia en los egosentimientos y esto a la larga provoca la enfermedad física, ¿se podría limpiar energéticamente el cuerpo astral para que mejore la salud? 
Sí. A través de la realización de determinados ejercicios (Yoga), mediante la aportación energética canalizada por otra persona (Reiki) o de algún aparato emisor de bioenergía, se pueden drenar los fluidos malos y aportar energía vitalizada. El tratamiento energético actúa terapéuticamente a nivel del cuerpo energético, contribuyendo a la restauración de flujo energético, mediante el drenaje de la energía gastada y la aportación de energía renovada a las zonas. El tratamiento bioenergético contribuye a la recuperación de la enfermedad y a aliviar los síntomas. Pero si la persona persiste en sus malos hábitos psíquicos, el desequilibrio en el cuerpo astral volverá a producirse y, por tanto, la enfermedad física volverá a manifestarse. Por ello, es necesario abordar la sanación de forma global: espiritual, mental, energética y física.

Continuará... 

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Título: Las Leyes Espirituales     
Autor: Vicent Guillem 
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