La libertad para amar en "Las Leyes espirituales"

La libertad para amar en "Las Leyes espirituales"


¿Me puedes explicar qué diferencias hay entre unos tipos de unión y otras? 
Las primeras se producen por la unión de sentimientos y la afinidad espiritual. 
Las segundas por una necesidad de aprendizaje mutua y generalmente se dan entre espíritus que tienen algún tipo de cuenta pendiente, o que pueden mejorar espiritualmente a través de la convivencia, por tener determinados defectos o virtudes que pueden trabajarse a través de esa convivencia. 

La tercera se da por una atracción física o sexual, por afinidad de objetivos mentales o materiales, o por necesidad material, necesidad afectiva, conveniencia u obligación entre las personas que se han unido. 

En el caso de la encarnación de los hijos puedo entender que esto sea decidido en el mundo espiritual. Pero la decisión de unirse dos personas como pareja ¿acaso no se toma siempre en el mundo físico, una vez está uno encarnado? 
Cierto es que la decisión final se toma cuando uno está encarnado. Pero yo me pregunto, ¿cuál es la probabilidad de que dos personas que no se conocen, entre tantos miles de millones, se encuentren en una vida? ¿Casualidad? Para que las circunstancias confluyan, es decir, para que ciertas personas se conozcan y tengan la oportunidad de conocerse, hace falta que converjan un cúmulo de circunstancias, y esto es lo que se organiza desde el lado del mundo espiritual. También el reconocimiento de que cierta persona va a ser alguien importante en la vida de uno es una impresión que viene del recuerdo de la otra vida. 

Según lo que cuentas, deduzco que uno puede tener parejas diferentes en cada encarnación, ¿no? 
Sí, claro. Suele ser lo normal en los mundos de vuestro nivel evolutivo y, además, muchas veces es necesario para la evolución espiritual, o es la consecuencia de los actos de otras vidas. 

¿Qué quieres decir? 
Que incluso aun tratándose de almas gemelas, de espíritus totalmente afines, si les pueden más los defectos que los sentimientos, pueden acabar separándose, aunque sea sólo temporalmente, por no querer reconocer ni modificar los malos hábitos espirituales. A veces sólo se aprecia lo que se tiene cuando se pierde. De ahí que para otras vidas elijan a otras parejas con menor afinidad, pero que les pueden ayudar a modificar estos hábitos. En vuestro mundo hay muy pocas parejas que se unan por amor, porque la mayoría hace poco caso del interior. La gran mayoría lo hace por necesidad o conveniencia material o afectiva, o atracción sexual, y sólo una pequeña parte se une en función de las necesidades espirituales. En los mundos más avanzados, donde los espíritus ya han eliminando gran parte del egoísmo y son más consecuentes con sus sentimientos, la mayoría de uniones se dan por amor, porque los espíritus afines se reconocen inequívocamente y porque saben que la satisfacción de ningún anhelo material les puede hacer más felices que el sentimiento mutuo que experimentan. Encontrarás pocas parejas que no sean almas gemelas y ninguna que haya sido elegida en función de intereses egoístas. 

Siempre nos han dicho que lo más espiritual era tener una pareja para siempre, por aquella frase de “lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre”, pero ahora tú me dices que tener más parejas es “lo normal” y que puede ser beneficioso espiritualmente. ¿No existe aquí una contradicción? 
Es que una cosa son los lazos de amor y otra los del matrimonio. En el 90% de los matrimonios de la Tierra no hay amor verdadero, aunque esto no puede ser evidente para los cónyuges hasta pasado un tiempo. Pero parece ser que por haber firmado un papel uno no tiene derecho a cambiar de opinión. Cuando vosotros elijáis vuestras relaciones en función de vuestros sentimientos, entonces vuestras relaciones serán duraderas, como lo son las de los mundos avanzados. Pero tened en cuenta que lo que une a estas parejas no es la obligación, sino el sentimiento. Cada uno mantiene su libertad, tanto para elegir a la pareja, como para decidir separarse si así lo decide por propia voluntad, sin tener que rendir cuentas a nadie de su decisión. Tened clara una cosa: es el amor mutuo lo que hace que dos seres estén unidos, manteniendo cada uno su libertad individual intacta, no ningún contrato firmado, aunque sea delante de un sacerdote, o de un altar lleno de reliquias religiosas y flores, porque no es Dios el que os está uniendo, sino vosotros mismos, y las leyes y costumbres que habéis querido inventar. Lo que sí os ha dado Dios es la capacidad de amar, un alma gemela para que experimentéis ese amor y seáis felices, y la libertad de decidir vuestro destino. Pero como ya he dicho, en vuestro mundo, las pocas parejas que se unen por los sentimientos todavía han de vencer el propio egoísmo, que muchas veces puede más y consigue imponerse a los sentimientos. Por ello la lapidaria frase “Lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre” la podríais sustituir por la siguiente, mucho más apropiada y que resulta un buen consejo a seguir para aquellos que buscan experimentar la auténtica felicidad: “Lo que ha unido el amor, que no lo separe el egoísmo”. 

Entonces, ¿el divorcio es algo positivo desde el punto de vista espiritual? Siempre me pareció lo contrario, ya que la mayoría de religiones cristianas son contrarias al divorcio. 
Una cosa es la religión y otra la espiritualidad. El tener la libertad de elegir con quién estar o no estar es siempre positivo. Es positivo porque permite ejercer el libre albedrío y el mundo espiritual siempre está a favor del libre albedrío. Forzar a una persona a estar con alguien por el que no siente o, aunque sienta, con quien le es imposible convivir por la razón que sea, sólo por haber firmado un papel, es vulnerar su libre albedrío. Y es que vosotros todavía creéis que el estar unido a una pareja implica renunciar a una parte del libre albedrío y esto no es así. Por ejemplo, creéis que por el hecho de estar casado o viviendo en pareja con alguien, esto le obliga a uno a mantener relaciones sexuales con la pareja, como si fuera un deber que se ha de cumplir por encima de todo, y esto no es así. Uno no está obligado a mantener relación sexual con su pareja sólo por el hecho de estar casados, si no lo quiere o desea. Ni a unirse a una persona sólo porque haya mantenido relaciones sexuales con ella. Ni está obligado a sentir lo que no siente, aunque por las circunstancias que sea se haya unido a ella. Y, lo más importante, no se ha de sentir culpable por ello, porque los sentimientos no pueden ser forzados, sino que han de emanar espontáneamente. Desde el punto de vista espiritual, por encima de todo está la libertad individual, que prevalece sobre cualquier otra cosa. Mientras no os desprendáis del apego no podréis experimentar la felicidad del amor, porque el apego es al amor lo que la jaula es para el pájaro.



Continuará... 




Título: Las Leyes Espirituales    
Autor: Vicent Guillem 
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